La Asociación Empresarial Eólica (AEE) ha urgido a aprobar el marco regulatorio de la eólica marina y a convocar la primera subasta en España a fin de que 2024 sea el año de despegue de esta tecnología, a la que ve como una "oportunidad de país".
Con motivo de la presentación del Estudio Macroeconómico del Impacto del Sector Eólico en España, elaborado por Deloitte, el sector ha abogado además por proteger la cadena de suministro eólica frente a la presión de terceros mercados, principalmente China, por liderar la capacidad de fabricación global.
De acuerdo con el trabajo de la consultora, en 2022, la actividad exportadora supuso 2.512 millones de euros, siendo España el quinto exportador bruto del mundo de aerogeneradores, por detrás de Alemania, Dinamarca, China e India.
La eólica marina
A tenor de la asociación, para mantener el tejido industrial y el papel internacional de la industria eólica española se necesitan políticas a nivel nacional y europeo que sean "ambiciosas y ágiles" y que ofrezcan "estabilidad y protección frente a otros mercados".
En este sentido, el director general de la AEE, Juan Virgilio Márquez, ha recordado que, históricamente, España siempre ha sido un país exportador, llegando a situarse en la tercera posición del ranking mundial sólo superado por Alemania y Dinamarca.
Sin embargo, ahora "hay más actores y la industria china ha quitado cuota de mercado a la europea".
De ahí que el sector considere prioritario que España implante "con la mayor celeridad posible" el Plan de Acción Eólico Europeo, presentado en octubre por Bruselas, que busca un incremento masivo del despliegue de estas infraestructuras en la Unión Europea (UE) que permita pasar de 204 gigavatios (GW) de capacidad instalada actualmente a 500 GW en 2030, con especial atención a la marina.
Otra de las peticiones de la AEE pasa, precisamente, por la eólica marina flotante, a la que califica de "oportunidad de país" por la creación de nuevos empleos y por las sinergias con otras actividades industriales, como la industria naval o la portuaria, entre otras.
Al respecto, insiste en que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) identifica como retos específicos la instalación de, al menos, tres gigavatios (GW) de eólica marina en 2030, unos niveles que, para conseguirlos, requieren de disponer de la primera subasta a lo largo de 2024.
En relación con el Pniec, el director general de la AEE ha incidido en la importancia de avanzar en la electrificación para usar todo el potencial de las renovables, pero, sobre todo, de "apostar por la repotenciación" de los parques eólicos.
Asimismo, ha admitido que el ritmo anual de instalación de la eólica es inferior al necesario para cumplir con los objetivos nacionales y europeos de integración de renovables, de modo que ha solicitado que se acelere la tramitación de los permisos administrativos y se den señales de estabilidad regulatoria para atraer financiación a España.
El sector también ha expuesto lo que, a su modo de ver, deberían ser otras prioridades del Gobierno en esta legislatura, como la consecución de un paquete legislativo por la industria que culmine, por fin, la modernización de la actual ley, que data de 1992, o la reducción de la contestación social a los proyectos eólicos.
Una "tormenta perfecta"
Durante el encuentro se ha tratado, asimismo, la delicada situación que afrontan algunos gigantes de la industria eólica a nivel global, "la tormenta perfecta en el peor momento posible", en palabras de la AEE.
Por su parte, el presidente de la asociación, Juan Diego Díaz, se ha referido a la aparición de ciertos problemas técnicos experimentados por algunos fabricantes -Siemens Gamesa, por ejemplo, con sus plataformas 4.X y 5.X-, aunque no ha entrado a valorarlos individualmente.
Entre las causas estaría que "los desarrollos tecnológicos han ido a una velocidad infinitamente más rápida que en los años anteriores como consecuencia de las subastas", un mecanismo al que "carga el diablo" pues, depende de cómo se diseñe, puede ser "maravilloso, magnífico" o crear inconvenientes.
En cualquier caso, desde la asociación son optimistas con el futuro, ya que la Carta de la Energía Eólica o 'Wind Charter' introduce, en el ámbito de las subastas, una serie de criterios de validación en calidad, ciberseguridad, así como de aportación industrial y macroeconómica.
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