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España tendrá que aumentar en un 30% su capacidad de almacenamiento de 2030 a 2050 para hacer seguro el 100% renovable

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El almacenamiento va a ser la próxima gran revolución en el sector energético. Para poder avanzar hacia economías descarbonizadas, el almacenamiento será fundamental para poder integrar sin problemas tanta producción energética procedente de energías renovables.

Según la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo 2050 que el Ministerio acaba de someter a información pública, " la seguridad de suministro eléctrico se alcanza incrementando la capacidad de almacenamiento en torno a un 30% respecto al que habrá disponible en 2030".

Todo esto teniendo en cuenta que se cumpla el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2030, en el que se prevé que entre en servicio una capacidad de almacenamiento adicional de 6 GW (con un mínimo de dos horas de almacenamiento a carga máxima), así como 5 GW nuevos de centrales solares térmicas con almacenamiento de sales fundidas, cuya composición y funcionamiento precisos se desarrollarán en función de la evolución y disponibilidad tecnológicas.

En la actualidad en España hay instalados 3,3 GW de bombeos puros y 2,7 GW de bombeos mixtos, además de la capacidad de generación hidráulica regulable, y por qué no decirlo, las actuales interconexiones eléctricas que funcionan prácticamente como una batería para solucionar problemas de abastecimiento si fuese necesario.

Según el Gobierno, el despliegue de las tecnologías de almacenamiento va a requerir el establecimiento de marcos regulatorios sectoriales que proporcionen las señales económicas adecuadas para acometer estas inversiones. Así, será necesario rediseñar los servicios actuales o regular nuevos para la operación de sistema. Dado que actualmente estos servicios están enfocados a la operación flexible de centrales basadas en combustibles fósiles y en el futuro estos servicios serán proporcionados por energías renovables, por el almacenamiento en alguna de sus formas, así como por la gestión de la demanda.

Por ello, "el objetivo es dotarse de una regulación para fomentar adecuadamente el desarrollo de los mecanismos de flexibilidad, a la vez que ofrece la suficiente certidumbre a largo plazo para movilizar las inversiones necesarias".

El almacenamiento se convertirá en una herramienta o tecnología fundamental para el buen desarrollo del sistema eléctrico. De esta manera, el almacenamiento será necesario para dar respuesta a los servicios de ajuste del sistema: la regulación de frecuencia, la regulación de tensión, la reserva rodante, la regulación secundaria o la potencia adicional a subir.

Según el informe del Ministerio para la Transición Ecológica, "es previsible que la importancia y el valor económico de estos servicios se incrementen al aumentar la tasa de penetración de renovables".

Aparte de ello, y de otras soluciones como el apoyo a la generación, o incluso para los consumidores domésticos tras el contador en el caso del autoconsumo, será fundamental que el almacenamiento sea estacional. El almacenamiento estacional se refiere a la variabilidad de la generación dentro del año y a la variabilidad interanual.

Con las tecnologías que se conocen en la actualidad, todo apunta a que será necesaria una combinación de soluciones de almacenamiento de energía, incluyendo el “Power to Gas”, el bombeo hidráulico, el almacenamiento térmico, el hidrógeno u otras; además del almacenamiento que proporciona la hidráulica regulable.

A la espera de reducir costes

El Gobierno reconoce en la Estrategia de Descarbonización a 2050 que los actuales costes del almacenamiento son altos, de momento. Y que hay que esperar un poco para que se hagan rentables las inversiones.

Así, y según explica el Gobierno, ya existen en la actualidad bombeos hidroeléctricos operando que son económicos y algunos nuevos proyectos de bombeo se sitúan en el límite de la rentabilidad.

"La energía termosolar con almacenamiento ha evolucionado positivamente en sus costes, no obstante, a precios actuales de mercado, no resulta todavía rentable si el almacenamiento no tiene un valor económico más elevado", afirma el Ministerio.

Las baterías, por su parte, aunque están disminuyendo sus costes muy rápidamente, todavía no son competitivas para la mayoría de las aplicaciones. No obstante, existen algunos nichos, como ciertos servicios de red o el uso “behind the meter”, donde cada vez están más cerca de ser una opción económica viable.

Eso sí, el potencial para la reducción de coste de las tecnologías emergentes es muy significativo. De acuerdo con un estudio de la Agencia Internacional de Energías Renovables el coste total de instalación de las baterías de iones de litio (Li-Ion) para uso estacionario podría reducirse entre un 54% y un 61% hasta 2030.

En todo caso, la rentabilidad depende en gran medida de la intensidad y el diseño de las señales de precios y mecanismos de mercado en los que pueda participar el almacenamiento. Por ello, es necesario que la regulación del mercado en las próximas décadas proporcione el marco y señales adecuadas para hacer alinear la rentabilidad de los distintos tipos de instalaciones con las necesidades del sistema.

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