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El mercado asegurador ha alcanzado un punto de equilibrio significativo y, según las últimas previsiones, mantendrá su evolución hacia un entorno cada vez más estable. Este escenario refleja una tendencia clara: los clientes que adopten y demuestren una gestión activa y eficaz de sus riesgos obtendrán mayores ventajas, mientras que aquellos que presentan riesgos menos atractivos seguirán enfrentando dificultades para renovar sus programas de seguros y acceder a condiciones favorables.

En su reciente informe sobre la Situación del Mercado Asegurador, WTW destaca que los riesgos mejor valorados operarán en un entorno cada vez más favorable, con renovaciones que variarán entre leves aumentos, renovaciones planas y moderadas reducciones de tasas, especialmente en líneas de negocio como seguros de D&O y cibernéticos. Sin embargo, no se prevén grandes oscilaciones en las tasas a nivel general. En este contexto, las renovaciones bajo las mismas condiciones, as expiring, y los acuerdos de larga duración (LTAs) están ganando un protagonismo creciente, lo que sugiere una búsqueda de estabilidad y previsibilidad por parte tanto de aseguradores como de asegurados.

Sin embargo, este panorama favorable no es uniforme. Aunque muchos riesgos han alcanzado ya su precio técnico, aquellos que reciben una peor calificación y los que se enmarcan en las industrias agravadas, como el reciclaje y la manipulación de residuos, alimentación y bebidas, químicas, minería y la industria maderera, continuarán enfrentando condiciones más estrictas y menos favorables. En muchos casos, estas industrias podrían ver propuestas de renovación que son peores que las que tienen actualmente, lo que añade un desafío adicional para estos sectores.

En un esfuerzo por mantener la rentabilidad alcanzada en los últimos años y en respuesta a la creciente competencia de nuevos actores en el sector, las aseguradoras han comenzado a asumir riesgos con mayor disposición. No obstante, este enfoque se está llevando a cabo con cautela, aplicando estrictas restricciones y seleccionando aquellos riesgos que han mostrado mejoras significativas en términos de precio, protección y prevención. Esta prudencia refleja la necesidad de equilibrar el deseo de crecimiento con la responsabilidad de gestionar los riesgos de manera sostenible.

Precios, coberturas y capacidades en el sector energético

El sector energético, particularmente sensible a las fluctuaciones económicas y geopolíticas, ha aprendido a convivir con la incertidumbre, especialmente en el contexto de la transición energética y las políticas de mitigación del cambio climático. A pesar de este entorno desafiante, el año 2023 trajo consigo ganancias para el mercado reasegurador, lo que ha llevado a un aumento en la capacidad aseguradora disponible en 2024.

Gracias a la calidad del dato y a una mejor comprensión de los riesgos, las aseguradoras han podido identificar con claridad las líneas de negocio más rentables, lo que ha resultado en una concentración del interés en aquellas compañías que ofrecen mayores retornos. Como consecuencia, se espera una mayor competencia en 2024, con una moderación o incluso una reducción de las primas para los clientes más rentables. Sin embargo, aquellos con riesgos más difíciles de asegurar podrían enfrentar crecientes dificultades para encontrar las coberturas adecuadas.

El sector energético más rentable, por sí solo, no es suficiente para satisfacer la creciente disponibilidad de capacidad de las aseguradoras. Solo aquellas compañías que puedan ofrecer un apoyo integral a sus clientes en múltiples líneas de negocio lograrán captar este negocio estratégico. A largo plazo, se anticipa que las aseguradoras especializadas y más pequeñas, que no puedan ofrecer una amplia gama de productos, podrían verse obligadas a abandonar este sector, lo que tendría un impacto considerable en los clientes más pequeños o menos atractivos, que dependen de esa capacidad para completar sus programas de seguros.

En 2023, muchas aseguradoras cumplieron sus objetivos de crecimiento gracias al auge de proyectos offshore, pero comenzaron 2024 con un desempeño inferior a sus expectativas. Esto ha llevado a un aumento en la disposición para asumir nuevos riesgos o incrementar las líneas de negocio en los riesgos existentes. Algunos especialistas sugieren que podríamos estar al comienzo de una fase de “mercado blando”, caracterizada por un exceso de oferta de capacidad y un historial de pérdidas que ha sido, en general, rentable.

Riesgos emergentes en el sector de la energía

A medida que el sector energético se enfrenta a un futuro marcado por la transición hacia fuentes de energía más sostenibles, también emergen nuevos riesgos que deben ser gestionados con eficacia. Los riesgos geopolíticos, por ejemplo, tienen un impacto significativo en la regulación del sector y, por ende, en su capacidad para crecer y adaptarse a las nuevas demandas del mercado. Las empresas energéticas deben ser capaces de identificar oportunidades de crecimiento y, al mismo tiempo, prepararse para actuar con rapidez ante cambios regulatorios imprevistos.

El cambio climático es otro riesgo crítico que afecta al sector energético, con fenómenos extremos como incendios forestales que interrumpen operaciones y dañan infraestructuras clave. Estos eventos, que antes eran excepcionales, se están volviendo más frecuentes y severos, lo que subraya la importancia de tener planes de contingencia robustos y seguros adecuados.

Los riesgos cibernéticos también están en aumento, impulsados por la creciente digitalización del sector. Las nuevas tecnologías y dispositivos continúan transformando el panorama de los ciberriesgos, lo que requiere una visión estratégica que no solo aborde las amenazas, sino que también explore las oportunidades para innovar y transformar los modelos de negocio existentes.

Seguros upstream y downstream: un panorama contrastante

El sector upstream, que abarca desde la exploración hasta la producción de petróleo y gas, ha mostrado una gran estabilidad en 2023, a pesar de los desafíos regulatorios y geopolíticos. Las primas en este segmento no han registrado aumentos significativos, y la capacidad de las aseguradoras para ofrecer coberturas globales se ha mantenido fuerte, beneficiando especialmente a las grandes aseguradoras. El apetito de riesgo en este sector ha crecido, especialmente para aquellas empresas que han demostrado buenos resultados en términos de siniestralidad y una gestión eficaz de los riesgos.

En contraste, el sector downstream ha enfrentado mayor inestabilidad, aunque aquellos clientes que se han enfocado en la calidad del riesgo y la actualización de sus activos han experimentado renovaciones más tranquilas. La capacidad del mercado en este segmento sigue siendo suficiente para la mayoría de los riesgos, aunque la estructura de colocación y la gestión del nivel de retención son fundamentales para no depender exclusivamente de la oferta de capacidad.

En resumen, el futuro del seguro en el sector energético dependerá en gran medida de la capacidad de las aseguradoras para adaptarse a un entorno en constante cambio. Aquellas que integren la sostenibilidad en sus procesos y mantengan un enfoque proactivo hacia la gestión de riesgos estarán mejor posicionadas para liderar en un mercado cada vez más competitivo y desafiante. La creatividad en el uso del capital y la capacidad para desarrollar soluciones innovadoras serán esenciales para abordar los riesgos emergentes y capitalizar las oportunidades en este sector vital para la economía global.

María José Núñez es Head Energía WTW España

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