La preocupación por la transición energética y la lucha contra el cambio climático viven un proceso de aceleración tras la pandemia de la covid-19, según expertos en energía.
Esta es una de las conclusiones principales de la jornada dedicada a las perspectivas energéticas organizada este martes por la Fundación Naturgy y la escuela de negocios Iese.
El director del programa de energía y cambio climático del Real Instituto Elcano, Gonzalo Escribano, ha destacado que se está produciendo tanto una "aceleración en la transición energética" como de sus implicaciones geopolíticas.
Por su parte, el director internacional de la actividad de energía eléctrica y gas natural de McKinsey, Thomas Vahlenkamp, ha asegurado que la pandemia creó el año pasado una "disrupción sin precedentes" en el sector energético, y ha destacado la aparición de proyectos relacionados con el hidrógeno durante 2020.
En cualquier caso, ha matizado que, a pesar del potencial de esta nueva tecnología, el petróleo todavía tendrá un papel importante en las próximas décadas, porque aún no hay alternativa para industrias como la química, ha recordado.
"El petróleo se necesitará hasta 2050. El gas va a seguir creciendo hasta finales de los años 30 y las renovables aportarán la mitad de la energía en 2035", ha estimado Vahlenkamp.
Escribano ha asegurado que otra conclusión del panorama energético actual es que la preocupación por la sostenibilidad y el buen gobierno "han venido para quedarse".
El presidente de la Fundación Naturgy, Rafael Villaseca, ha subrayado que el sector energético está sometido a muchísimos cambios derivados de la transición energética que han dado lugar a una "reordenación del sector".
En este punto, ha recordado que los fondos de reconstrucción europeos tienen entre sus prioridades la transición energética, que va a ser "un elemento tractor de inversiones para recuperar la economía", ha resaltado.
La jornada ha servido también para analizar las consecuencias geopolíticas de todos estos cambios en el sector.
Escribano ha alertado, por ejemplo, de que cuando el petróleo o el gas no sean las energías fundamentales o sus precios hayan caído sustancialmente, estados como Argelia pueden quedarse atrapados en las energías fósiles.
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