Francia acelera su apuesta por el hidrógeno renovable y bajo en carbono con el lanzamiento de un ambicioso programa de ayudas que pretende convertir al país en un referente europeo de esta tecnología estratégica. El Ministerio de Energía francés ha puesto en marcha un mecanismo de apoyo a la producción de hidrógeno mediante electrólisis, con incentivos a largo plazo, criterios de sostenibilidad estrictos y una orientación clara hacia la industria nacional.
El nuevo plan, cuya estructura ha sido validada por la Comisión de Regulación de la Energía (CRE), prevé tres rondas de licitación hasta 2027 con el objetivo de alcanzar un gigavatio de capacidad instalada de electrólisis. La primera convocatoria, que se abrirá en 2025, seleccionará proyectos con potencias comprendidas entre 5 y 100 megavatios (MW), hasta un máximo de 200 MW.
Estas primeras plantas estarán destinadas sobre todo a abastecer de hidrógeno limpio a la industria pesada, mientras que las rondas previstas para 2026 y 2027, con 250 y 550 MW respectivamente, completarán el despliegue previsto.
Bases y participación del Estado
Los proyectos elegidos podrán beneficiarse de ayudas operativas durante un periodo de quince años, calculadas en función del volumen de hidrógeno producido y certificado como renovable o de bajas emisiones. La prima máxima se ha fijado en cuatro euros por kilogramo de hidrógeno, y la selección se basará principalmente en el precio solicitado, aunque el balance de carbono de las instalaciones también influirá en la decisión final.
El Estado se reserva, además, el derecho de participar en los beneficios si la rentabilidad de un proyecto supera los márgenes previstos. Cuando el retorno interno antes de impuestos exceda el 10% o el 12%, parte de las ganancias será compartida con la Agencia de la Transición Ecológica (ADEME), lo que busca garantizar una remuneración equilibrada entre el productor y el erario público.
El marco de ayudas no se limita al aspecto financiero. Las condiciones de elegibilidad incluyen exigencias en materia de resiliencia industrial, seguridad cibernética y compromiso con la transición energética.
Los proyectos deberán garantizar que menos de una cuarta parte de sus componentes provengan de China, presentar un plan de ciberseguridad con control europeo de los datos y demostrar su capacidad para adaptarse a las variaciones del sistema eléctrico, reduciendo el consumo durante los picos de demanda.
Además, al menos el 60% de la producción deberá estar contratada con antelación para usos industriales, y los promotores tendrán que asegurar el suministro eléctrico a largo plazo, con un mínimo del 30% garantizado durante una década.
Recomendaciones
La Comisión de Regulación de la Energía francesa (CRE) considera que el esquema diseñado por el Ministerio de Energía representa un paso decisivo para consolidar una nueva economía del hidrógeno en Francia. Sin embargo el organismo regulador ha sugerido introducir ciertos ajustes para reforzar la eficacia del programa. Entre sus recomendaciones destaca la necesidad de reducir el nivel de garantías financieras exigidas a los desarrolladores, que actualmente asciende al 8% de la ayuda solicitada. Según el regulador, este umbral es excesivo y podría desalentar la participación de actores solventes. Una reducción del requisito, señala la CRE, permitiría mantener la robustez de los proyectos sin imponer cargas desproporcionadas.
La Comisión también aboga por otorgar mayor flexibilidad a los productores para ajustar la potencia y la producción anual de las plantas, adaptándose a las condiciones del mercado y a la evolución de la demanda industrial. Asimismo, propone que las ayudas incluyan un mecanismo de indexación entre la presentación de la oferta y el cierre financiero, con el fin de proteger a los adjudicatarios frente a posibles aumentos de costes antes de que las instalaciones entren en servicio.
Otra recomendación se refiere a los plazos de ejecución: la CRE pide aclarar que las prórrogas de entrega solo podrán concederse en función de los retrasos efectivos en la conexión eléctrica respecto a la fecha prevista en el momento de la oferta.
Con este programa, Francia pretende combinar competitividad industrial, soberanía tecnológica y ambición climática. La presidenta de la CRE, Emmanuelle Wargon, subrayó en la presentación del dictamen que el nuevo marco “ofrece una base sólida para el desarrollo del hidrógeno limpio en Francia”, aunque advirtió que “deberá mantenerse un equilibrio entre los incentivos a la inversión y la prudencia financiera”.
Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios