El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, considera una "falacia" equiparar descarbonización con electrificación y ha pedido una reflexión "muy seria" sobre el impulso a determinadas formas de movilidad -en clara alusión al vehículo eléctrico- porque "no vaya a ser que estemos haciendo el canelo".
Durante su intervención en una jornada organizada por la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE), ha subrayado que la estrategia de descarbonización debería estar basada en nuestras capacidades industriales y atendiendo a los intereses estratégicos del país.
En este sentido, ha pedido observar qué están haciendo otros países como Francia, que ha apostado por la energía nuclear porque lleva a un coste de electricidad bajo y a que su industria sea más competitiva; o Alemania, que ha abierto una central eléctrica de carbón de más de 1.100 megavatios porque ha decidido que el carbón del Ruhr es estratégico para sus intereses.
En el caso de España, ha destacado su capacidad para traer gas del norte de África y ayudar a la diversificación gasista de Europa, a lo que ha añadido que el gas "tiene que estar en la ecuación", máxime teniendo en cuenta que en las próximas décadas "será un componente indispensable del mix energético en España y Europa".
En este contexto, ha advertido del peligro que supone depender de fuentes de energía producidas con metales escasos en países de "escasa calidad democrática", como China, que ha demostrado que está dispuesta a usar como arma geopolítica el recurso y acceso a estos materiales indispensables para nuestra economía energética.
Otro sector estratégico para la economía española es el de la automoción, que aporta en torno al 10 % del PIB y el 20 % de las exportaciones, según Imaz, que ha pedido por ello que se analice muy bien la incidencia que tiene en los centros productivos "todo el cambio que queremos promover en movilidad".
"Necesitamos una reflexión muy seria sobre todo esto no vaya a ser que estemos haciendo el canelo en términos de impulso a determinadas formas de movilidad sin medir suficiente y sin garantizar la incidencia en sectores industriales", entre los que ha señalado también a las refinerías.
Ha criticado que se estén vendiendo en Europa coches equipados con baterías eléctricas fabricadas en China, fuertemente consumidora de CO2, y que las emisiones se midan sólo "una vez entran en nuestras fronteras".
ABOGA POR UNA MEDICIÓN GLOBAL DE LAS EMISOINES DE CO2
"Las emisiones son globales, da igual dónde se emita la molécula. Necesitamos una gobernanza global y ajustes en frontera", según Imaz, quien ha pedido que Europa deje de hacerse trampas al solitario, con elevados costes de CO2 que gravan la producción, porque lo que está ocurriendo es que la industria se está yendo a países más contaminantes pero más competitivos.
"Exportamos industria, puestos de trabajo y emisiones y luego limpiamos nuestras conciencias importando esos productos diciendo que nosotros estamos descarbonizando, pero no es cierto, estamos moviendo las moléculas de CO2 de un sitio a otro, dañando al planeta y eliminando puestos de trabajo", ha lamentado.
Por otra parte, ha calificado de falacia equiparar descarbonización y electrificación, pues a día de hoy hay sectores enteros de la economía, como aviones, barcos, camiones, papeleras, cementeras o acerías, que no son electrificables.
"Incluso en el caso del vehículo ligero tenemos alternativas de combustión", como los combutibles sintéticos, que en su ciclo de vida no emiten ni una sola molécula de CO2, según Imaz, quien ha pedido por ello que se deje actuar a todas las tecnologías y que estas compitan entre sí para abrir el abanico de la descarbonización.
Imaz ha vuelto a criticar la creación del Fondo de Sostenibilidad del Sistema Eléctrico, que obligará a compañías como Repsol a cargar con parte de los costes de la descarbonización del sistema eléctrico, al tiempo que ha pedido un cambio en el sistema regulatorio para promover que la electricidad busque su propia competitividad.
"No puede pasarse este coste al resto de sectores productivos. Esto penaliza a la España productiva frente a la extractiva que no hace sus deberes y es profundamente injusto con la España vaciada, fuertemente dependiente del gas y los hidrocarburos".
Manuel Garcia
19/05/2021