Política energética

Jorge Sanz: "Si no cambia la fiscalidad actual, iremos por el mal camino para electrificar y descarbonizar la economía"

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En la segunda parte de la entrevista con Jorge Sanz, presidente de la Comisión de Expertos, hablamos sobre el contenido del informe. Desde la reforma de los peajes y fiscalidad hasta el autoconsumo, pasando por el posible cierre nuclear y el mix de renovables.

Así prosiguió la conversación con Sanz sobre las más de 500 páginas del informe.

Pregunta: Lo más llamativo del informe, sobre todo si se compara con otros informes, son la reforma fiscal que proponen y la reforma de los peajes de acceso del sistema eléctrico. Una decisión que no le ha gustado mucho al ministro Álvaro Nadal. ¿Qué piensa?

Respuesta: Me resulta difícil hacer una valoración de un comentario más político que técnico. El tema fiscal es relevante porque para cumplir los objetivos es necesario que entren más renovables. Para que pesen en la demanda final es necesario que la electricidad gane terreno a otras energías. Si la señal de precio que recibe el consumidor cuando tiene que elegir entre una bomba de calor y una caldera de gas, o entre un coche eléctrico y uno de combustión interna no es la adecuada, su decisión puede verse distorsionada.

En nuestro análisis lo que vemos es que si sustituimos la fiscalidad actual sobre la energía por una fiscalidad orientada al medio ambiente, es decir, que a cada vector energético le hiciéramos pagar todos los costes, incluidos los daños ambientales, de una manea ortodoxa. Lo que nos dicen las simulaciones es que hay un desequilibrio en la fiscalidad actual, la electricidad está penalizada artificialmente y el gasóleo está beneficiado. Eso supone un obstáculo hacia la descarbonización y la electrificación porque el competidor de la electricidad que es el gasóleo tiene una subvención. Y la electricidad está muy penalizada con un exceso de impuestos o pseudoimpuestos como los peajes de acceso.

Nosotros lo que hacemos es poner de relieve que eso existe y que eso es un obstáculo. Si no se da una señal correcta al consumidor habrá un sesgo hacia las opciones de energía no eléctricas frente a las eléctricas y no iremos por el buen camino. Es una advertencia, nada más. Ahora le corresponde al Gobierno, al Parlamento o a los interlocutores sociales discutir estos temas y decidir si queremos avanzar en el camino adecuado o no.

P: La reforma fiscal es bastante amplia, incluso tocan el IVA. ¿Es necesario llegar hasta este punto?

R: Hay muchas simulaciones. La del IVA es una simulación muy particular. Lo que ha trascendido a la prensa, las confunde todas. Hay que tener cuidado. Detrás de cada simulación hay unos objetivos y unos instrumentos, y son simulaciones distintas por lo que no se pueden juntar todas. No son sumables. La más importante es la que hace la limpieza. Elimina la fiscalidad actual por no haber sido diseñada con objetivos medioambientales y la sustituye con otra con objetivos ambientales. Es decir, plantea impuestos a las emisiones de gases contaminantes, CO2, óxidos de azufre, de nitrógeno, partículas, se les pone unos  tipos impositivos que reflejan los daños y a cada producto energético se le grava en función de lo que emita. Eso es ortodoxo. Lo que buscamos es que los precios reflejen concretamente los costes que induce el consumidor y hay varias opciones. Una de ellas es sacar de la tarifa eléctrica solo las renovables financiarla con los impuestos ambientales. Como los impuestos no darían para sacar el resto de peajes se hace otra simulación para ver cuánto costaría si esas partidas se financiaran con el IVA, pero no estamos proponiendo que se haga, simplemente estamos poniendo un orden de magnitud al problema, al grado de distorsión que hay en los precios de la energía actuales a la hora de ir por el buen camino.

En ningún momento se dice en el informe que al gasóleo suba un 28%. Lo que se dice es que actualmente el gasóleo paga un 28% menos de los costes que induce. Nunca hemos propuesto que el gasóleo suba un 28%, eso corresponde al Gobierno. El informe sirve para poner de relieve que a medida que cada vector energético no refleje en el precio los costes que induce, vamos por el mal camino. Nada más. Ahora alguien tendrá que reflexionar si tiene sentido subir el IVA, subir el gasóleo, repartir las renovables, es decir identificamos elementos clave que hay que debatir, pero no proponemos nada porque no somos políticos, somos técnicos.

Pero sí hay que saber que el utiliza gasóleo está pagando un 28% menos de los costes que induce.

P: Viendo sus números sobre la nuclear y el carbón da la sensación de que hay que mantener ambas tecnologías como pretende el ministro Nadal

R: A nosotros no nos han pedido que opinemos si hay que extender o no la vida útil de las nucleares. Lo que nos pidieron es que midiéramos los impactos. Lo peor que se puede hacer es tomar una decisión sin ser consciente de los impactos de tomar esa decisión. Nuestro ejercicio consiste definir un mundo en 2030 sobre una serie de hipótesis verosímiles que todos compartimos y ver si con ese escenario central y ver si con ello cumplimos los objetivos medioambientales.

Una de esas hipótesis es suprimir las centrales nucleares y vemos qué sucedería se retiran 5.000 ó 7.000 MW de nucleares y analizamos sus impactos sobre el precio en el mercado eléctrico y sobre las emisiones de CO2 y la penetración de renovables y se ponen encima de la mesa.

Incluso hay alguna reflexión sobre el desequilibrio que tiene el fondo de Enresa para el desmantelamiento y gestión de los residuos.

Ponemos los números y alguien valorará si esos números justifican una extensión o un cierre anticipado, pero nosotros no opinamos de eso.

P: ¿Y personalmente?

R: Creo que si partiéramos de cero y no existiese generación nuclear en España, yo no sería partidario de incorporar ese tipo de tecnología en la generación eléctrica española.

Pero, la realidad es que ya contamos con instalaciones nucleares. La decisión no es construirlas o no, sino extender su vida o no.

Dado que son tecnologías:  i) con elevados costes fijos (asociados a inversiones que ya están hechas); ii) con reducidos costes marginales (combustible) comparados con otras tecnologías; y iii) que, además no emiten CO2, mi opinión es que las ventajas de extender la vida de estas centrales superan a los inconvenientes.

En concreto, las simulaciones nos señalan que la supresión de las centrales nucleares elevaría el precio del mercado eléctrico en un 20% (lo que equivale a 2.000-3.000 millones de euros adicionales cada año en la tarifa eléctrica) y duplicaría los niveles de emisiones de CO2 en el sector eléctrico (lo que equivale a unos 10-15 millones de toneladas adicionales de CO2 a la atmósfera cada año). Además, por razones de tipo técnico, la supresión sólo permitiría una mayor penetración de renovables poco relevante (del 29,7 al 30,6%). Además, la desaparición de estas instalaciones puede dar lugar a situaciones de falta de fiabilidad en la cobertura de la demanda máxima de potencia (el índice de cobertura puede caer en algunos escenarios a 0,86, cuando el deseable es 1,1); y para recuperarlo, habría que invertir en casi 12.000 MW de potencia firme adicional (cuyo coste no se evalúa). Por último, la supresión de la energía nuclear induce una subida del precio eléctrico en España que da lugar a un pérdida de competitividad respecto de Francia; lo que nos convierte en importadores de energía en lugar de exportadores.

Eso sí, la extensión de vida de las centrales nucleares ha de condicionarse a que éstas operen en estrictas condiciones de seguridad (en las condiciones que exija el Consejo de Seguridad Nuclear, CSN); lo cual exigirá hacer nuevas inversiones.

En todo caso, incluso si el CSN da su aprobación e incluso si el Gobierno está dispuesto a tomar la decisión, la eventual extensión de vida no me parece tarea fácil.

Y ello se debe a las incertidumbres políticas y económicas en torno a estas instalaciones. Incertidumbres políticas asociadas a programas políticos de partidos que ya se han comprometido con el cierre una vez que se cumplan los 40 años de vida. Incertidumbres económicas asociadas a la posibilidad de que las inversiones necesarias en la extensión de vida no puedan recuperarse por la fiscalidad (actual y futura) que grave a este tipo de actividad.

En ausencia de un marco político y económico que reduzca estas incertidumbres y que permita a las empresas titulares de las centrales acometer las inversiones en base a una previsión de recuperación de las mismas con una rentabilidad razonable, el debate sobre su futuro es estéril.

P: Otra cosa que ha llamado la atención es el mix de renovables. Con su simulación no es factible alcanzar un 30% o más de cara a 2030. ¿Cree que no es posible aumentar más la cuota teniendo en cuenta la caída de costes? ¿Qué sucede realmente para que no se pueda optar a un objetivo mayor? ¿Hay otras barreras?

R: La clave es el ritmo de electrificación de la economía. Hemos hecho una simulación, viendo que entran las renovables más baratas, que son la fotovoltaica y la eólica, y que hay un ritmo verosímil de electrificación en ase a penetración del coche eléctrico y de bombas de calor. Con ese escenario verosímil vemos que el 27% puede costar, eso no quiere decir que no se pueda conseguir. Para conseguirlo hay tres opciones: acelerar el ritmo de electrificación de la economía y permitir que entren más renovables baratas; otra sería optar por renovables no eléctricas, pero son más caras, como son los biocombustibles que están siendo cuestionados por la UE ya que el resultado de un informe sobre el ciclo del CO2 ha visto que la deforestación para terrenos de biocombustibles, donde antes se almacenaba el CO2, crea un balance negativo, es decir que el desarrollo de los biocombustibles es a base de forestar y de emitir más CO2. Entonces, si no recurrimos a las renovables eléctricas nos vemos abocados a recurrir a los biocombustibles que son más caros y emiten más CO2. El tercero sería reducir la demanda final de energía, trabajar en eficiencia, ahorrar. Si el denominador se reduce, el ratio sube, es otra forma de lograr el objetivo. Pero es más barato promover renovables eléctricas que hacer inversiones en eficiencia porque eso significa rehabilitar edificios, y eso no es barato.

Hay varias opciones y la más barata es promover fotovoltaica y eólica ya que son competitivas y conseguir una mayor electrificación de la economía, pero para eso hay que reformar la fiscalidad y los peajes de acceso porque va a ser difícil avanzar en electrificación si al consumidor le das el mensaje de que la electricidad es cara cuando no lo es. Es cara porque está pagando más costes de lo que le corresponde. Si no se hace nada por ahí, habrá que apostar por los biocombustibles o por la eficiencia que es más cara.

P: Da la sensación de que solo existen fotovoltaica y eólica. ¿Por qué no se ha contado por ejemplo con la termosolar donde España es una potencia mundial?

R: No se ha contado con ella porque la restricción que teníamos es cumplir con los objetivos medioambientales al mínimo coste. Si algo hemos aprendido de la experiencia de las termosolares en los últimos años es que no han sido capaces de reducir sus costes medios al ritmo que lo han hecho las eólicas y fotovoltaicas.

En las subastas de renovables las tecnologías adjudicatarias han sido la eólica y la fotovoltaica y en ambos casos a precios competitivos, a precios de mercado, sin subvención, y eso no lko ha conseguido la termosolar.

La solar térmica no ha demostrado ser competitiva y por eso no creemos que en el futuro tengan su nicho, pero eso no significa que no lo puedan conseguir. No nos parece muy verosímil dada la experiencia de los 10 últimos años pero si lo consiguen estarán sin duda.

P: ¿Por qué han hecho sus simulaciones con más o menos hidráulica?

En el caso del agua es más complicado predecir que por ejemplo la eólica. Las medias no son tan estables, hay años secos, otros de hidraulicidad media y otros de mucha. Por eso en cada escenario se han contemplado dos subescenarios para cada simulación con la media y la seca. Si lo hacemos con hidraulicidad intensa cumpliríamos con todo, hay que ponerse en la hipótesis más difícil para el cumplimiento de objetivos.

Lo importante es saber cuanto van a aumentar las emisiones y lo que va a afectar al cumplimiento del objetivo de renovables cuando tenemos un año muy seco.

P: ¿Cómo puede España llegar a ser exportador de electricidad?

Que seamos importadores o exportadores de electricidad no depende del grado de interconexión, depende de la diferencia de precios entre Francia y España. Llegamos a la conclusión de que vamos a ser exportadores de electricidad, con independencia de cuál sea el nivel de interconexió, porque haciendo limpieza de la fiscalidad y con un solo impuesto al CO2, más el coste de los combustibles que son internacionales, lo que observamos es que el precio en el pool francés va a ser más alto que en España. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla. En 2030 España va a tener un mix tecnológico más favorable a precios bajos gracias a las renovables. En España caben muchas más renovables que en Francia porque tenemos más sol y más viento. Es tal la participación de las renovables en España, que nuestro precio será más competitivo que el francés. Ahora es muy difícil valorarlo porque la fiscalidad distorsiona. España pasa de exportar a importar con la llegada de los nuevos impuestos tras la reforma de 2012. Encarecimos artificialmente la electricidad y ahora somos importadores netos de Francia. Pero si se limpiara la fiscalidad, el precio de España sería más competitivo que en Francia.

Pero aquí se da algo interesante. Cuando exportemos la electricidad a Francia, eso se reflejará en el precio y subirá en España, y más cuando tengamos mayor capacidad de interconexión. Quiero decir que la simulación lo que demuestra es que una mayor interconexión nos subirá el precio, lo bajará en Francia y como tendremos que poner a funcionar todo el parque incluidos los ciclos, emitiremos más CO2. Con lo cual, más interconexiones con Francia tienen la ventaja de un elemento de seguridad que puede ir a favor nuestro, pero para España tiene un inconveniente, en España nos va a subir el precio y las emisiones de CO2. Lo cuál nos hace pensar no sobre si se deben hacer o no más interconexiones, que probablemente se haga, sino  sí sobre quién debe pagarlas. Hasta ahora España siempre ha pagado más que Francia pero en el momento en el que seamos capaces de aportar más energía limpia y barata, Francia debería aportar más. Ahora la fiscalidad también distorsiona las negociaciones. Parece que Francia tiene una electricidad más barata, pero ojo, neto de fiscalidad seríamos nosotros los más baratos, con lo cuál el hacer la interconexión nos eleva el precio y es perjudicial para el consumidor y nos eleva las emisiones.

Si finalmente se produce esto, sería bueno decirle a Francia que deberías financiar más tú que yo. Es un debate que hay que tenerlo.

P: En cuanto a la eficiencia, ¿a qué se espera para poner en marcha un Plan de Rehabilitación Energética de Edificios?

R: Hemos propuesto que se actualice el plan, que se dé prioridad al consumidor vulnerable, se le ayude a rehabilitar su vivienda si no es capaz de obtener financiación para realizar las obras necesarias. El problema es que para cumplir objetivos es más barato apostar por las renovables. La eficiencia es importante como complemento. Allí donde no se llegue con las renovables y electrificando, será necesario apretar en el instrumento de eficiencia. No decimos que no sea más importante, pero es más caro y en cualquier caso, hay que priorizar los casos donde es claramente rentable la eficiencia y los casos de consumidores vulnerables.

P: Y sobre el autoconsumo, ¿por qué dicen que hay que eliminar el impuesto al sol?

R: El informe tiene relevancia porque identifica por qué es necesario el impuesto al sol. Se ha puesto por un problema en los peajes. Hay un término variable por la energía consumida y un término fijo en función de la potencia contratada. El problema es que la mayor parte de los costes fijos del sistema eléctrico se recuperan a partir del término de energía. Esto es contraproducente, pero es así. Si buena parte del término de energía son costes fijos del sistema, cuando autoconsumes dejas de contribuir a los costes fijos del sistema. Ese es el drama. Unos costes fijos que al final paga el consumidor el que no puede autoconsumir. Hay un elemento clave que hay que analizar y debatir. ¿Quiénes son los que realmente pueden ponerse unas placas en el tejado? Los que tienen un perfil de renta alto. Y ¿quiénes no pueden? Los que viven en pisos.

Hay un anexo en el informe en el que todo esto se dice y se ponen números se cuantifica el impacto. Justo los costes que dejan de pagar los autoconsumidores a través del término de energía son los que cubre el peaje de respaldo.

¿Por qué creemos que no es sostenible? Primero, porque favorece la desconexión, hay un incentivo para ello. En el momento en el que la batería sea rentable se va a poner el panel y la batería. Con tal de no pagar esos costes fijos, se va a desconectar y eso no es bueno porque los van a seguir pagando los que se queden.

Lo que decimos es que se arregle el problema, cambiemos los peajes de acceso y que todos los costes reales del término de energía se cobren a partir del término de energía y todos los costes fijos, o se mandan a los presupuestos, o se mandan al término de potencia o se inventa un término de conexión que se paga en función de la renta del consumidor. De esa manera, desparece el problema y ya no es necesario el impuesto al sol. Se resolvería el problema de los peajes.

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