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A mediados de diciembre pasado, el Consejo de Gobierno del Cabildo de Gran Canaria aprobó la denominada Agenda de Transición Energética de la isla. En esa publicación se podía leer textualmente: “Según ha explicado la corporación insular en un comunicado, la aprobación de la estrategia responde al objetivo del Cabildo de apostar por las energías renovables y marcará una hoja de ruta para transformar el sistema energético de la isla”.

Obviamente habiendo sido una de las organizaciones y colectivos de los consultados para que expresáramos nuestra opinión, desde Salto a la Transición Ecológica, hemos recibido con mucha ilusión el texto mencionado y casi inmediatamente nos hemos lanzado a su lectura y a su análisis.

En primer lugar, tenemos que alabar la descripción y el recorrido que se hace por todos los recovecos del sistema energético de Gran Canaria, tratado con todo lujo de detalles y que nos proporciona una idea bastante aproximada de la realidad de esta cuestión. Pero lo que realmente nos interesaba eran las propuestas concretas que se realizaban, para descarbonizar la isla en los próximos años.

Hay que decir que estas propuestas se centran en dos fechas claves, 2030 y 2040. Dado que 2030 está a la vuelta de la esquina y que los procesos burocráticos abarcan más del tiempo que falta para alcanzarla la hemos descartado de nuestro análisis y hemos preferido centrarnos en el año 2040 y lo que la Agenda nos propone para ese año.

Para el 2040 se prevé un escenario donde se ha electrificado el parque móvil ligero y los procesos de calor y frio asociados a la industria. Asimismo, el transporte marítimo y aéreo funciona con combustibles sintéticos, lo que conlleva que prácticamente tenemos una economía descarbonizada que tiene como eje principal un sistema eléctrico renovable y un vector energético como es el hidrógeno verde.

Para lograr ese sistema renovable la Agenda contemplan dos escenarios:

Además, se contemplan centrales hidroeléctricas reversibles con una capacidad de unos 10 GWh (aproximadamente tres Saltos de Chira), así como los electrolizadores necesarios para fabricar hidrógeno verde con los excedentes producidos.

Para llevar a cabo nuestro análisis, el equipo de ingenieros de Salto a la Transición Ecológica ha contado con diferentes herramientas y métodos, pero fundamentalmente hay que destacar el simulador que hemos desarrollado para la isla de Gran Canaria y que basado en los datos proporcionados por Red Eléctrica de potencias y consumos a intervalos de cinco minutos, nos permite simular cualquier escenario, renovable o no de una manera bastante precisa.

Lo primero que nos llama la atención es que los datos proporcionados en la tabla anterior referente a la energía generada, cuya fuente es la propia Agenda, si bien coinciden con nuestros datos en general, discrepamos en la eólica marina, que según nuestros cálculos la energía generada con esa potencia es un 20% mayor.

Otra discrepancia es que en ninguno de los dos escenarios se alcanza el 100% de renovable. De esta manera, en el escenario 1 la penetración de renovables se llega al 89%, con un tiempo efectivo del 77%, necesitándose la reserva durante el 23% del tiempo restante. En el escenario 2 la penetración de renovables que se alcanza es del 90%, con un tiempo efectivo del 80%, necesitándose la reserva durante el 20% del tiempo restante.

Los datos que hemos obtenido para el escenario 1 son:

Los datos que hemos obtenido para el escenario 2 son los siguientes:

También diferimos en las necesidades de hidrógeno verde. Si utilizamos las necesidades expuestas por el Instituto Tecnológico de Canarias en sus estrategias para Gran Canaria, así como las necesidades de generación de reserva, alimentadas por este combustible o sus derivados, tendremos lo siguiente:

En el escenario 1 se necesitarían del orden de unas 58.000 toneladas de hidrógeno al año, que sumadas al resto nos da una cifra de unas 157.000 toneladas. Sin embargo, con las renovables dimensionadas en este escenario, apenas alcanzamos las 96.800 toneladas.

En el escenario 2 ocurre algo similar, se necesitarían del orden de unas 50.000 toneladas de hidrógeno al año, que sumadas al resto nos da una cifra de unas 149.000 toneladas. Sin embargo, con las renovables dimensionadas en este escenario, apenas alcanzamos las 99.200 toneladas.

En lo que si coincidimos es en la distribución anual de la generación eléctrica que según nuestro simulador, se lleva a cabo de la siguiente manera en ambos escenarios.

Por todos los análisis, cálculos y simulaciones que hemos llevado a cabo, nosotros nos seguimos decantando por la propuesta del Instituto Tecnológico de Canarias, que presenta como hipótesis de partida la siguiente:

  • Eólica Terrestre 1.400 MW

  • Eólica Marina 1.090 MW

  • Fotovoltaica 1.450 MW

  • Bombeos 600 MW

Con esta hipótesis se alcanzan los siguientes resultados:

Con esta propuesta se puede apreciar que se alcanzan los objetivos de descarbonización para el 2040, al conseguir funcionar sin una sola gota de combustible fósil.

Rafael Hernández González, Ingeniero industrial vinculado a la generación de energía eólica y miembro de Salto a la Transición ecológica.

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