La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha reducido sus previsiones sobre el consumo mundial de petróleo tanto este año como el próximo y, aunque la oferta se mantiene fuerte de la mano de la OPEP, augura que el desequilibrio del mercado va para largo.
En su informe mensual sobre el mercado petrolero, la AIE disminuyó sus estimaciones sobre la demanda global en 100.000 barriles diarios para este año, de forma que será de media de 96,1 millones de barriles, lo que significa que el incremento respecto a 2015 será de 1,3 millones de barriles diarios (fue de 1,6 millones el ejercicio precedente).
Para 2017, el consumo será de 97,3 millones de barriles, es decir un alza interanual de sólo 1,2 millones de barriles y una corrección a la baja de 200.000 barriles si se compara con lo que había anticipado el mes pasado.
Esa revisión resulta en primer lugar de la constatación de los datos del tercer trimestre, en el que la progresión del consumo, que fue de 1,4 millones de barriles diarios en términos interanuales en el segundo trimestre, ha sido únicamente de 0,8 millones en el tercero, la tasa más baja de los últimos dos años.
Los autores del estudio destacaron que los principales pilares en los últimos tiempos de la expansión del consumo, que han sido China e India, cada vez lo son menos, y que las preocupaciones sobre los países en desarrollo están pesando.
Además, en Europa hay un descenso en el tercer trimestre a causa de un descalabro de las entradas de crudo en Francia, Finlandia e Italia.
La AIE señaló que, en términos generales, después de más de un año en el que el barril se mueve en torno a los 50 dólares, el precio está dejando de ser un incentivo para elevar la demanda por ese motivo.
Igualmente subrayó la aparente paradoja de que pese al hundimiento de las inversiones en la extracción por esos bajos niveles de precios del barril, la oferta se está expandiendo por el tirón de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Desde finales de 2014, los países que no pertenecen a ese cártel han recortado sus extracciones en 1,4 millones de barriles diarios, y eso hay que atribuirlo en buena parte a Estados Unidos, que ha supuesto más de la mitad del recorte de las inversiones de los productores independientes.
En paralelo, la OPEP ha tenido el comportamiento inverso, y en particular dos de sus miembros, Arabia Saudí e Irán, están bombeando alrededor de un millón de barriles diarios más de los que sacaban de sus pozos a finales de 2014.
La oferta disminuyó en 300.000 barriles diarios en agosto, pero eso ocurrió después de fuertes ascensos en los dos meses anteriores, y se situó en 96,9 millones de barriles diarios. Y la OPEP incrementó una vez más su contribución, en agosto en 30.000 barriles diarios, para situarse en niveles récord de 33,47 millones de barriles.
Arabia Saudí, aunque disminuyó muy ligeramente ese mes su producción, con 10,60 millones de barriles diarios (5.000 menos que en julio), volvió a situarse como el primer país del mundo por delante de Estados Unidos, que le había estado superando desde 2014 sobre todo por los yacimientos de esquistos.
Irán sigue en su progresión tras el levantamiento de las sanciones internacionales, y en agosto subió a 3,64 millones de barriles.
Fuera de la OPEP, el resto de países disminuyó sus extracciones en agosto en 1,4 millones de barriles diarios menos que el mismo mes de 2015 con 56,4 millones, sobre todo por Estados Unidos, Rusia, Kazajistán y el Mar del Norte.
Una de las consecuencias de este prolongado desequilibrio entre la oferta y la demanda es el aumento de las reservas industriales, que en el caso de los miembros de la OCDE progresaron en 32,5 millones de barriles en julio, para alcanzar un récord de 3.111 millones de barriles.
La AIE indicó que no espera que la dinámica de la oferta cambie significativamente en los próximos meses, de forma que seguirá superando la demanda, al menos, hasta la primera mitad de 2017.
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