Filipinas se ha transformado en una poco esperable potencia regional en energía renovable, un camino, que según reconocen los expertos, no ha sido fácil. En 2008 el gobierno aprobó una ley que otorgaba generosos incentivos al sector, lo que permitió el rápido desarrollo de las tecnologías, y en 2014 se fijó en 16,2 GW la capacidad renovable para 2030. Entre esos incentivos se incluía la supresión de los impuestos durante los primeros siete años, un impuesto de sociedades muy bajo, tan solo del 10% para los siguientes 25 años, la importación de la maquinaria libre de impuestos y un impuesto sobre el valor añadido (IVA) cero.
Desde entonces, de tener planeados 22 proyectos de energía renovable, ahora son 406, entre construidos y que se están construyendo. "En los últimos cuatro años, hemos creado unos 3 millones de puestos de trabajo para ingenieros, trabajadores de la construcción y servicios en todo el país. Es una industria en auge", ha explicado Juan Miguel Zubiri, un senador del país.
Filipinas, hasta ahora muy dependiente de los combustibles fósiles, ha conseguido que más de un tercio de sus necesidades energéticas puedan satisfacerse con energía proveniente de fuentes renovables.
El frenético crecimiento ha atraído la atención de los inversores como David Russell, el director general de Equis, el mayor gestor de fondos de infraestructuras independientes de Asia. La compañía ha encargado la construcción de la planta solar más grande del sudeste asiático, en la ciudad de Cádiz.
"En estos dos últimos años, Filipinas ha dado un giro radical, ya que se han instalado más de 1.100 MW de energía renovable, entre eólica y solar. Eso supone inversiones que superan los 2.000 millones de dólares, que vuelan al país asiático a lo que hace tres años era una industria inexistente", ha comentado Russell, "y lo que vemos ahora es poco, porque en el futuro, es decir, durante los próximos diez años la expectativa es que este mercado crecerá multiplicado por 20".
Aún así, el creciente impulso hacia una energía más limpia no ha llegado sin sus detractores. Algunos se quejan de que la tarifa eléctrica del país, por ofrecer esos suculentos incentivos a las empresas renovables, en realidad ha provocado que la electricidad en el archipiélago sea más cara que nunca.
"Hemos estado subsidiando la energía renovable", ha dicho George Chua, presidente de la Federación de Industrias de Filipinas. "Como los proyectos de energía limpia no van a pagar impuestos durante 20 años, los consumidores no podrán disfrutar de la caída de los precios, incluso si las tecnologías renovables se vuelven más baratas".
"No estamos en contra de la energía renovable, pero ¿por qué tenemos que ir a tecnologías que no están completamente desarrolladas? Podríamos esperar unos cuantos años más cuando se conviertan en comercialmente viables", dice Chua.
Sin embargo, Leandro Leviste, fundador de Filipinas Solar, está convencido de que la energía renovable, en particular la solar, puede ser una fuente de energía asequible para el país hoy en día incluso sin subvenciones. "El coste de la electricidad en Filipinas es el doble de otros países, pero el coste de un panel solar es el mismo que en otros países. Y si se toma como referencia estos precios, se puede afirmar que energía solar es significativamente más barata que incluso el carbón", asegura, "el problema es que toda la industria de la energía de Filipinas es la más cara e ineficiente de Asia".
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