España debe iniciar ya la transición energética. Para ello ha iniciado los primeros trámites para sacar adelante la denominada Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Nadie pone pegas a que vayan de la mano la lucha contra el cambio climático y la transición hacia un mix energético descarbonizado. Así lo hacen todos los países y así se acordó en París.
Pero en España, o mejor dicho, el actual Gobierno español juega con dos caras. A una especie de poli bueno, poli malo, donde el poli bueno es la ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, es la poli buena, mientras que Álvaro Nadal, ministro de Energía, es el poli malo.
Mientras uno, Nadal, prefiere no dar muchos pasos hacia esa transición energética, la otra, Tejerina, pretende lo contrario, o eso nos quieren hacer ver.
Da la sensación de que no van de la mano ambos ministros. Que van por separado porque por sus hechos y declaraciones los conocerás.
Nadal detesta a las renovables. Sigue erre que erre la política que llevó a la cabo su hermano como secretario. Son las malas de la película, caras, poco fiables. Un mensaje que es contradictorio si se pretende iniciar una transición energética.
Más si cabe si ese ataque continuo a las renovables viene con un apoyo firme al carbón. Ahí está el RD que quiere aprobar Nadal para tomar el control total de las centrales eléctricas del país y no permitir que se cierren centrales de carbón o de otra índole en el país.
Para Nadal es más importante que no suba el precio de la luz, algo que hasta ahora no ha conseguido, que reducir las emisiones del sistema eléctrico en particular y del energético en general, porque tampoco es que haya realizado un gran esfuerzo por acabar con las emisiones del transporte o de los edificios, los dos grandes consumidores de energía del país.
Luego hay que tener en cuenta que Nadal, solo él, sin contar con el Ministerio de Medio Ambiente, sacó adelante el grupo de expertos de la Comisión para la transición energética. Un grupo de 14 expertos, totalmente politizado, que viendo lo que ha dicho y hecho Nadal en las últimas semanas no tiene ningún sentido.
Nadal ya tiene todo en su cabeza y la idea no es otra que hacer la transición energética, pero cuando él crea conveniente, no ya tal y como le exigen desde Bruselas y todos sus socios europeos. En vez de seguir los pasos de Francia o Reino Unido, España ha preferido aliarse con Alemania en la defensa del carbón y retrasar todo lo posible esa transición.
Por su parte, la ministra Tejerina, intenta tapar la política energética en todos los foros ambientales a los que acude. El último de ellos ha sido la Cumbre climática de Bonn (COP23) donde ha señalado que España cumplirá con los objetivos de reducción de emisiones del Acuerdo de París, algo de lo que se está muy lejos teniendo en cuenta los datos.
Sin ir más lejos, este año las emisiones procedentes del sistema eléctrico (carbón y gas principalmente) aumentarán hasta situarse por encima de los 70 millones de TCO2. ¿Por qué? Porque las centrales térmicas han quemado carbón a espuertas y los ciclos combinados están trabajando a destajo por culpa de la sequía.
¿Y si continúa la sequía? ¿Qué hacemos? Porque por mucho carbón que se tenga, que no es tanto, sin agua es imposible tener precios baratos de la electricidad con el actual mix eléctrico.
¿Y qué pasa con la política de emisiones en el transporte? ¿Se va a acabar con el diesel? ¿Se le va a poner fecha de caducidad? De momento el Gobierno no ha dicho esta boca es mía tal y como han hecho otros países. ¿o se va a seguir subvencionando al diesel? Si realmente se pretende reducir las emisiones habría que demostrarlo con hechos y apostando por combustibles más limpios o por la electrificación del transporte.
Tejerina hace lo que puede. Es la que da la cara por el Gobierno y trata de trabajar para que España pueda lograr los objetivos climáticos acordados en París, pero con Nadal al otro lado de la cama es complicado.
Y en medio de los dos se sitúa el español Arias Cañete que cuando está con Tejerina todo son buenas palabras y cuando le toca hablar de Nadal esconde el bulto.
En definitiva, una política energética y de acción climática que no van de la mano en España, y así, por mucho que nos quieran contar, será muy difícil que España logre cumplir los objetivos.
Un dato, con los 8.000 nuevos MW de renovables aprobados en subastas, el Gobierno asegura que se alcanzará el 19,2% de renovables. Eso si se instalan todos los megavatios. Cabe recordar que el objetivo es del 20% para 2020. O pasa algo raro, o no se llegará, y eso sí que es para que saquen a España los colores en medio planeta.
Un análisis de Ramón Roca, director de El Periódico de la Energía.