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La electrificación, prioridad número uno en la lucha contra el cambio climático

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“La electrificación va a convertirse en la fuente de energía principal dado que permite integrar de manera masiva la producción de energía renovable al mínimo coste para el ciudadano. La transformación que requiere el sector eléctrico, comprometido ya a ser neutro en emisiones antes de 2050, debe realizarse también en el resto de segmentos de la economía que consumen energía de manera intensa, es decir: el transporte, la industria y la edificación”, ha destacado Marina Serrano, Presidenta de aelēc, en su discurso de inauguración de la jornada “La electrificación, clave contra el cambio climático” que ha tenido lugar este fin de semana en el Espacio Diálogo dentro de la Zona Verde de la COP25 (25ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático).

Para la patronal de las grandes distribuidoras eléctricas, la descarbonización de la sociedad es el principal reto que afrontamos si queremos alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. El proceso de transición energética necesario para lograr la neutralidad en emisiones de gases de efecto invernadero para 2050 debe fomentar los nuevos usos eléctricos basados en energías renovables.

Para lograrlo, el sector eléctrico avanza a buen ritmo hacia la neutralidad de carbono. Así lo demuestra el informe “Power Barometer”, publicado en septiembre de este año por la patronal europea Eurelectric, que muestra que, en 2018, el 58% de toda la electricidad producida en la UE era neutra en carbono. El estudio indica que esta tendencia continúa y se profundiza en 2019 y, para 2030, se espera que el 75% de toda la generación de energía del sector eléctrico provenga de fuentes neutras.

Kristian Ruby, secretario general de Eurelectric, asociación que representa los intereses comunes de la industria eléctrica a nivel paneuropeo y de la que aelēc es socio, ha sido el responsable de explicar los principales indicadores de este estudio cuyos datos concluyen que para lograr esta descarbonización se necesitan más acciones políticas para garantizar la electrificación de otros sectores de uso final, como son el transporte, la edificación (calefacción) y las industrias intensivas en consumo de energía.

El estudio muestra que las inversiones en la red también deberán incrementarse para servir a un sistema de energía más complejo que conecta grandes cantidades de generación descentralizada con un número creciente de vehículos eléctricos, bombas de calor y otras tecnologías de red; y, de esta manera, alcanzar los objetivos acordados para la integración de energías renovables y garantizar, a su vez, la seguridad del suministro.

**Mesa redonda **

La jornada ha finalizado con una mesa redonda moderada por Rubén Esteller, adjunto al director de elEconomista, que ha contado con representantes de empresas asociadas a aelēc (EDP, Endesa, Iberdrola y Naturgy) que han destacado cómo la electrificación es una herramienta clave en la acción climática al resaltar las ventajas que aporta a los diferentes sectores consumidores intensivos de energía, como son el transporte, la industria y la edificación, en la reducción de emisiones.

En este contexto y abordando la contribución de la electrificación del transporte a la descarbonización, Yolanda Fernández Montes, Directora de Sostenibilidad e Innovación de EDP España, que ha comenzado su intervención remarcando la apuesta de EDP por las renovables y su compromiso con la reducción de emisiones reflejada en su adhesión al Acuerdo “Business Ambition for 1,5ºC”, ha señalado que “el vehículo eléctrico es clave dado que consigue una reducción de las emisiones del 65% -incluso con el mix energético actual, es tres veces más eficiente que un vehículo convencional, mejora la calidad del aire en las ciudades al eliminar las partículas y el NOx nocivos para la salud, elimina la contaminación acústica y tiene un coste cuatro veces menor en cuanto a combustible y mantenimiento”. Por otra parte, ha remarcado las principales necesidades para que esta transición en la movilidad se produzca: como son un marco legal estable, una fiscalidad adecuada, más inversión en tecnología, entender las necesidades de los ciudadanos y la colaboración de todos los sectores implicados en esta transformación.

Por su parte, la intervención de Julián Barquin, Experto en Regulación de Endesa, se ha centrado en cómo debe ser la política fiscal que incentive la electrificación y ha destacado que “la electrificación significa que se quiere sustituir la energía que se usa por otra, como punto de partida. Y en este sentido, además de la energía también habrá que cambiar muchas cosas y de los principios en la forma en que tradicionalmente se han hecho”. Para hacer este cambio de una manera eficiente, según ha comentado el representante de Endesa, “significa que los precios tienen que reflejar todos los costes, de una manera que parta de los mismos principios. El consumidor de energía eléctrica paga el precio de la energía, paga el precio de las redes, paga luego costes de política energética y adicionalmente otros impuestos tipo IVA, etc.”.

En el caso de otros productos que intervienen en la movilidad, como la gasolina o el diésel, “el consumidor paga, por una parte, el precio del combustible, que integra otros costes, como refinerías, transporte, etc. Pero, luego, hay un impuesto especial de hidrocarburos que viene a ser viene a ser algo distinto a lo que cuestan luego las carreteras. Se hace así. El gas natural lleva otras cargas impositivas. Entonces, si estamos en sectores que tradicionalmente no competían mucho entre sí, esta diferencia de acciones y de lógicas impositivas no puede ser sostenible. En tiempos solamente había vehículos de gasolina y diésel, basados en el petróleo directamente, no había competencia”. Esto ya no va a ser así, “queremos sustituir unas cosas por otras. Luego los principios y los niveles tienen que tener la misma lógica impositiva. Y esto implica un cambio, no ya y solo de niveles fiscales, sino también de su estructura”.

Con este planteamiento de partida, Barquín planteaba que “seguramente con todo esto una resultante sea que la carga fiscal de la electricidad deba cambiar. Fiscalmente sería progresivo. Los estudios dicen que el precio de la electricidad y los ingresos fiscales respecto a la gasolina y el diésel, tenderá a favorecer a los perfiles de más riesgo”.

En cuanto a la contribución a la eficiencia del sistema y a la reducción de emisiones que puede tener la electrificación de la calefacción doméstica, Samuel Pérez, Senior Prospective Research de Iberdrola, ha señalado que “el calor representa el 50% del consumo energético en Europa. De esos más de 6000 TWh, el 60% se utiliza en calefacción y agua caliente en edificios; y, actualmente, dos tercios de esa energía se genera con fuentes fósiles. Afortunadamente, las necesidades de calor en edificios se pueden descarbonizar fácilmente electrificando los sistemas mediante bombas de calor”.

“Las bombas de calor son renovables, muy eficientes y gracias al desarrollo tecnológico ofrecen calefacción con niveles de confort muy elevados. Esa eficiencia se traduciría por una parte en una gran eficiencia del sistema, y por otro en un importante ahorro de emisiones. Como ejemplo citar que, si en España se sustituyeran los casi 67 TWh que se queman entre gasoil y gas en calefacción por bombas de calor, se ahorrarían más de 40TWh en el sistema, que además son ahorro directo en importaciones de energía y mejora en la balanza de pagos”, ha destacado el representante de Iberdrola, que ha añadido que “además, representan 17 MtCO2 emitidas menos”.

“Sin embargo, la bomba de calor aún es un sistema de calefacción poco conocido y utilizado. Todos los estamentos implicados debemos fomentar su conocimiento y ayudar en la superación de las barreras de entrada, para acelerar la electrificación de la calefacción”, ha concluido Samuel Pérez.

Antonio Canoyra, Director de Mercados de Naturgy, ha abordado cómo se puede facilitar la integración de las renovables en el sistema eléctrico y ha recordado que “una gran parte de la energía renovable necesaria para la descarbonización se incorporará al sistema a través de las redes de distribución, por lo que será preciso no sólo reforzarlas, sino prepararlas para atender unas condiciones de operación más exigente y en consecuencia implantar sistemas de control y automatización más avanzados”.

Por otra parte, ha destacado que las características de intermitencia y baja aportación al funcionamiento estable del sistema eléctrico de las tecnologías renovables, básicamente solar y eólica, plantean problemas para garantizar la operación segura del sistema.

En este sentido, ha remarcado que “aparte de confiar en el desarrollo tecnológico de sistemas de almacenamiento y de gestión inteligente de la demanda que acompase el consumo a los recursos renovables, el sistema eléctrico también precisará potencia firme y flexible, adaptada a un nuevo escenario de menor producción de energía, pero con plena disponibilidad y máxima flexibilidad”.

Finalmente, Antonio Canoyra ha señalado que “es función del regulador elaborar un marco para facilitar el acceso y conexión renovable a los recursos de red disponibles, pero también un modelo que contemple la retribución adecuada tanto para el desarrollo y automatización de las redes y la mejora de los centros de control como para la potencia necesaria para garantizar la operación segura del sistema”.

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