Ayer, Ramón Roca, en su brillante artículo “La gripe nuclear francesa contagia a media Europa”, hizo un análisis sencillo, riguroso y, sobre todo, didáctico, del complejo y vibrante mercado eléctrico europeo en el que convivimos.
La plataforma de transparencia de ENTSO-E, de donde son las gráficas y mapas del artículo de ayer, se creó precisamente para eso: para facilitar la comprensión por parte de la sociedad del sistema eléctrico europeo.
El símil es clarificador: desde abril de este año, en Francia están fuera de servicio, por revisión, unos 10.000 MW nucleares, el equivalente al 25% del parque nuclear francés. Mientras la demanda eléctrica en toda Europa se ha mantenido baja, y en las regiones con renovables éstas han mantenido su producción en los niveles medios de estos últimos años, los mercados se han mantenido en temperaturas (precios) estables y saludables (entre 30 y 40 €/MWh).
Pero en cuanto ha llegado el otoño, el frío y la bajada de temperaturas en el exterior, los mercados eléctricos se han (sobre) calentado; sobre todo, los mercados al contado (spot).
El virus de la “grippe” francesa, que empezó como un pequeño resfriado (Areva), está mostrando toda su virulencia en dos de sus vecinos: Bélgica (300 €/MWh) sufre fuertes dolores musculares y Reino Unido (puntas de 1.000 €/MWh) está al borde de la neumonía (complicada por la simultaneidad de un Brexit estival mal curado).
Suiza e Italia, con fuertes interconexiones con Francia, fueron las primeras en contagiarse y se mantienen estables, con un ligero resfriado. De hecho, Italia, cuya salud eléctrica es más débil que sus dos vecinas, hasta se encuentra a gusto al ver que casi todo el mundo en Europa tiene su misma tos.
En el lado opuesto se encuentran Alemania y Holanda. Ambas están resistiendo bien, pues se vacunan todos los años, ‘por el por si acaso’.
Alemania basa su salud de hierro en un férreo sistema de contratos bilaterales a largo plazo, fundamentalmente con carbón (posiblemente, acabará pasándole factura; ya se sabe que los ex-fumadores son más propensos a los resfriados). Lo suyo es una vacuna tipo ‘hardware’ (parafraseando al Comisario Cañete).
Y Holanda, en cambio, ha apostado por una vacuna tipo ‘soft’ (mismo argot del Comisario). Su mercado mayorista, más sofisticado y mejor organizado, es el que más reformas y evoluciones ha experimentado estos años. Sus avances médicos se traducen en mercados simples, con reglas sencillas, con productos y horizontes variados, y mecanismos adaptados a su demanda y su mix de generación, cada vez menos convencional.
En España, es evidente que nos hemos resfriado, a pesar de nuestra sana dieta mediterránea baja en CO2, con alto contenido renovable. Posiblemente, por una ‘corriente’ a destiempo al tener puertas y ventanas abiertas de manera simultánea (típico proceso de ventilación mañanera). No se malinterprete esto y se quiera ver un intento de cerrar puertas y ventanas. Al contrario, Europa necesita que España tenga más puertas y ventanas energéticas y éstas debieran abrirse aún más. Pero quizá sería conveniente revisar las reglas que rigen el cómo y cuándo se abren y cierran estos elementos, en España y en el resto de países.
Hay que seguir construyendo y ampliando interconexiones; necesitamos adaptar los mercados al mix que tenemos y que está en camino, como también señalaba ayer Jordi Dolader en su ‘ilustrado’ artículo; mercados que den señales de precio adecuadas y útiles; necesitamos algo más de renovables en nuestra dieta (es cierto que comemos fruta pero quizá no llegamos a las cinco piezas diarias y que tengan algo más de ‘inercia’). Y dos elementos clave en Europa:
La nuclear en Francia se enfrenta a su mayor reto de los últimos 30 años: la ampliación o no de su vida útil. Es lo que se esconde detrás de estas paradas excepcionales. Por cierto, los costes derivados del intento de extensión de vida útil, ¿no deberían tratarse igual que los costes de desmantelamiento o de almacenamiento de combustible gastado?
Y quizá la variable más importante a día de hoy, para prevenir antes que curar: el papel protagonista del gas natural. Es la energía de transición, del modelo del siglo pasado al modelo de la segunda mitad de este siglo. El gas natural y los ciclos combinados tradicionalmente se han usado para dar cobertura y firmeza a las renovables; pero también están aquí para dar cobertura y garantía de suministro cuando la nuclear es la causante del hueco térmico (un disparo, un cambio de combustible, una revisión, una hibernación, un cierre…).
El himno holandés, “Het Wilhelmus” -el himno más antiguo del mundo-, en sus primeras estrofas, dice que: “por mis venas corre sangre alemana” (Duitsen bloed) y “al Rey de España siempre he honrado”; además, en su escudo de armas reza “Je maintiendrai” (Mantendré) en francés. Los mercados eléctricos de Alemania, Holanda, Francia, España -y algún país más como Portugal y Bélgica- en los primeros meses de 2016 y cada vez durante más horas, han compartido el mismo precio de electricidad y además, en niveles muy competitivos para nuestras economías. Esa es la Europa que visionarios como Loyola de Palacio imaginaron al comienzo del siglo XXI. Necesitamos curar pronto esta gripe pasajera y recuperar la salud competitiva, para seguir construyendo Europa, a base de interconexiones, renovables y mercado.
Andrés Seco fue operador del sistema eléctrico español y miembro del Consejo de ENTSO-E, entre 2012 y 2015.
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