Renovables

La industria del carbón estadounidense se rinde a la evidencia y apuesta por las renovables

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Las empresas de carbón estadounidense están dando un giro inesperado en plena era Trump. Para evitar una quiebra potencial de sus negocios de carbón y nuclear, están adoptando un enfoque diferente invirtiendo en la economía verde.

Es el caso de la eléctrica FirstEnergy, que al igual que otras empresas nucleares no pueden competir con el gas natural barato. Además, sus centrales de carbón no están siendo todo lo rentables que necesitan para seguir funcionando. "El hecho es que la generación renovable y de gas son tan competitivas que está pesando sobre el resto de nuestra compañía, y aunque hemos luchado duro, no podemos seguir esperando un repunte", ha advertido el presidente ejecutivo Chuck Jones.

El problema es que esta compañía ya se ha comprometido hasta 2025 para entregar carbón a sus plantas en Ohio, Pennsylvania y Virginia Occidental pero debe romper esos contratos porque la demanda de carbón ha caído y ha tenido que cerrar ya algunas plantas si no quiere terminar en la quiebra.

Al mismo tiempo, la demanda de energía no ha aumentado, y eso pese a que la economía sí ha crecido. Por eso ha anunciado que se centrará principalmente en sus activos regulados de transmisión y distribución que operan como monopolios.

Los expertos aconsenjan que para salvarse debería invertir más en energía limpia pero las eléctricas que poseen centrales térmicas "están llevando a cabo una guerra total contra la energía limpia en un último esfuerzo para proteger sus ineficientes, contaminantes y poco rentables centrales eléctricas de carbón", escribe Dick Munson, del Fondo de Defensa Ambiental de EEUU.

Para el año 2019, se espera que el mercado solar de Estados Unidos reanude su crecimiento año a año en todos los segmentos de mercado que incluyen la fotovoltaica sobre cubierta y los grandes productores solares que venden su electricidad a la red. Y para el año 2022, se espera que 24 estados sumarán más de 1.000 megavatios de energía solar fotovoltaica frente a los nueve de hoy, según GTM Research y la Asociación de Industrias de Energía Solar en su informe anual del Año 2016.

Otro ejemplo es la 'carbonera' Southern Co. Está tratando de aprovechar los nuevos tiempos con el desarrollo de paneles solares. "Tenemos que dejar que el mercado decida lo que es mejor para los clientes", dice Tom Fanning, director ejecutivo de Southern.

O Duke Energy, que por su parte se está desprendiendo de sus plantas de carbón e invirtiendo en energía eólica y solar. Ya posee cerca de 5.400 megavatios de energía eólica y solar y espera aumentarla a 8.000 en 2020. Duke está recibiendo beneficios fiscales para la construcción de este tipo de plantas.

Pero también sus inversiones en mejorar la red de distribución están sirviendo para salvar de la bancarrota a Duke. La modernización de estos activos y la instalación de contadores automáticos que pueden notificar a los consumidores cuando la demanda está aumentando es esencial para mantener su cuenta de resultados. El objetivo es aumentar la eficiencia y dejar espacio en la red para obtener energía más verde. Las nuevas centrales eléctricas son menos urgentes, según la compañía, debido a que la demanda de electricidad ha estado disminuyendo, sin mencionar el paso a más generación distribuida y al autoconsumo residencial.

Y American Electric Power (AEP), que es una importante empresa de carbón, tiene planes de desarrollar 8.000 megavatios de energía eólica y solar durante dos décadas. Invertirá 15.000 millones de dólares en crear una infraestructura renovable. "Nuestra visión es ofrecer un futuro energético basado en diversos recursos energéticos y una red eléctrica interactiva que sea más segura", escribió Nick Akins, director ejecutivo de AEP en el sitio web de la compañía.

Muchas empresas propietarias de centrales de carbón están haciendo lo mismo, apostando por la energía eólica y solar además de la modernización de sus redes. Es la nueva economía energética, donde nada es seguro y donde cada empresa debe elegir su propio camino.

Mientras que Donald Trump ha prometido relanzar la industria del carbón, la economía se impone, y las empresas de este sector prefieren tomar medidas antes de que sea demasiado tarde y tengan que echar el cierre. Las renovables se imponen aunque le pese al nuevo presdiente estadounidense.

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