El repunte de un 45% en el precio del crudo desde enero y la estabilización en torno a los 40 dólares el barril permite ver una tenue luz al final del túnel a una industria en crisis desde hace más de año y medio, si bien los analistas han recibido los últimos avances con cautela.
El nivel de precios actual, similar al de diciembre, es insuficiente para reanudar las inversiones en nuevos yacimientos, prácticamente paralizadas, y los signos de que el exceso de oferta que anega el mercado puede comenzar a resolverse son todavía frágiles.
Con todo, el último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) constata que la estrategia de Arabia Saudí y sus socios del Golfo, que han maniobrado para minar el crecimiento de la industria del esquisto en EEUU y otros países, ha comenzado a dar sus frutos, lo que puede anticipar un cambio de tendencia sostenido.
La producción en los países externos a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), controlada por Riad, cayó en 640.000 de barriles diarios entre diciembre y febrero, y se espera extracciones de 530.000 barriles durante este año tan solo en Estados Unidos.
"Es un descenso bastante pronunciado. Lo suficiente para que Arabia Saudí tenga confianza en que la estrategia está funcionando", señaló a Efe Nick Coleman, analista de la firma Platts, para quien "quizás se ve luz al final del túnel, pero todavía hay un largo camino por recorrer".
Dentro de la OPEP, el nivel de bombeo también se ha aliviado algo en los últimos meses, en gran medida porque Irán no ha logrado extraer tanto crudo como tenía previsto tras el fin de las sanciones internacionales por su programa nuclear.
Teherán ha puesto en el mercado 300.000 barriles al día adicionales, una cifra que ha resultado compensada por una reducción en la producción de Irak, Nigeria y los Emiratos Árabes.
Existen otros factores que han apuntalado el avance de los precios, en particular las expectativas de que** la OPEP, Rusia y otros productores alcancen un amplio acuerdo para congelar el nivel de producción en niveles de enero**.
Los analistas coinciden en que los avances en esa dirección envían al mercado la señal de que se están tomando medidas para impulsar los precios, si bien algunos advierten de que la producción de enero estaba todavía en máximos históricos y que mantener el bombeo en esa cota puede no tener efectos reales tan drásticos como los deseados.
"No es ningún recorte en la producción. Lo mejor que se puede decir es que congelar las extracciones puede ayudar a equilibrar las cosas si eventualmente la demanda global aumenta. Pero todavía tenemos mucho petróleo acumulado en reservas en todo el mundo", sostuvo Coleman.
Entre las razones para mantener la cautela, desde la consultora Energy Aspects alertan de que puede existir cierta artificialidad en el último repunte de los precios, que se ha apoyado en parte en un aumento de las inversiones motivado por los bajos precios de enero, que alcanzaron mínimos no vistos en más de una década.
"Al mismo tiempo que pensamos que el retorno a niveles de diciembre de 2015 está justificado, existen temores por el hecho de que una cantidad significativa de capital no especializado se ha introducido en el sector del crudo", señala Amrita Sen, para quien un aumento brusco del precio puede enmascarar problemas y retrasar medidas necesarias para equilibrar el mercado.
Algunas de las principales petroleras trabajan con la hipótesis de que la falta de inversiones rentables y la caída de la producción asociada permitirán que el precio del crudo se sitúe durante 2016 en torno a los 50 dólares el barril.
Ese nivel podría permitir que la industria salga de la parálisis en la que está sumida y vuelva a invertir en nuevos yacimientos, aunque estaría todavía lejos de los precios previos a la crisis en el sector.
Paradójicamente, un aumento de la inversión provocaría un nuevo repunte en la producción y podría volver a sumir a los principales exportadores en una nueva batalla por conservar su cuota de mercado.
"Esa es una de las preocupaciones que existen. Si el precio sube, algunos de los productores de esquisto volverán a perforar y se recuperará la producción", indicó Coleman.
"Al mismo tiempo, hay muchas compañías que literalmente han quebrado. Realmente ha habido grandes estragos financieros", puntualiza el analista, que considera que esa tensión entre el precio del crudo y el margen de rentabilidad hace que "no vayamos a volver a ver el barril a 100 dólares en mucho tiempo".
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