Hacia mediados del mes de mayo se organizará la segunda subasta de interrumpibilidad de la temporada eléctrica 2018, el mecanismo por el que los grandes consumidores de electricidad reciben un incentivo por modular su consumo en momentos de saturación en el sistema eléctrico. Hasta ahora venía siendo habitual que esta adjudicación se realizara anualmente, pero el Gobierno limitó primero a cinco meses el primer plazo, y ahora se establece un segundo periodo de entrega entre el 1 de junio y el 31 de diciembre de 2018.
Y en esta ocasión, también se han aprobado otros nuevos cambios. El más sustancial de todos es que "se procede a eliminar el producto de 90 MW y a crear un nuevo producto de 40 MW, para el que se mantiene el mismo nivel de exigencia en el cumplimiento de los requisitos de prestación del servicio", según la Orden ETU/362/2018, de 6 de abril.
El otro requisito, inexistente hasta ahora, es "no tener deudas pendientes contraídas en relación con la prestación del servicio de gestión de la demanda de interrumpibilidad en los cuatro años naturales completos anteriores al de la solicitud", es decir, que si se quiere participar en la subasta no se puede ser moroso en los pagos con REE.
"Tal y como explica la propia orden, que haya más bloques por pujar, partiendo los de 90 MW en 40 MW, va a hacer la subasta más competitiva, una modificación que se encuentra además alineada con las directrices de la Comisión Europea", explica Fernando Soto, director general de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE), "pero al ser más competitiva la consecuencia directa es que se van a ofertar precios más bajos respecto a otras subastas".
"Y todo lo que sea perder retribución a ninguna industria le gusta, pero todo dependerá de los megavatios que oferte el Ministerio de Energía y del precio de salida, aunque efectivamente esperamos que ese riesgo será mayor que en subastas pasadas", continúa Soto, "porque hay una señal clara que lo demuestra, en diciembre pasado hubo una pérdida de retribución del 30%, que si se extrapolase esos cinco meses a un año, correspondería a unos 150 millones de euros menos respecto a años anteriores".
De hecho, "en diciembre pasado se presentaron menos empresas porque las condiciones de la subasta desincentivaban participar, no solo porque se redujera a cinco meses la puja, sino porque se activó el servicio por criterios económicos, que aunque ya existía anteriormente, el Gobierno rebajó las restricciones y con fecha 24 de marzo, ya llevamos unas 34-35 paradas en total, lo que supone que a cada fábrica le ha tocado parar entre 6 y 7 horas en solo tres meses".
En octubre pasado, el Ministerio de Energía elaboró una orden ministerial para que el servicio de interrumpibilidad pudiera ser utilizado como mecanismo económico cuando fuera más barato que la energía terciaria para evitar subidas en el precio de la electricidad. Es decir, que Red Eléctrica como operador del sistema, antes de dar la orden de generar a varios ciclos combinados por problemas de ajuste en la demanda, debe pedir que se paralicen algunas plantas de industria electrointensiva siempre y cuando salga más barato para el consumidor.
"En definitiva, si tengo una retribución más baja porque el bloque de alta disponibilidad es de menor tamaño y aparecen más pujadores, y la industria intuye que la rentabilidad va a ser más baja, puede que no acuda a pujar además de descontar que con tantos 'parones' se les puede trastocar la producción y lo que se les paga por interrumpir el servicio no les compense", añade el responsable de AEGE, "sin olvidar que partir en dos el año eléctrico es un trastorno cuando las empresas conocen y planifican sus carteras de pedidos anualmente".
Y a todo esto se une otro problema más. "El diferencial de precios de la energía con Alemania y con Francia, nuestros competidores directos, se sigue manteniendo", advierte, "independientemente de lo que ocurra con la puja de interrumpibilidad, nuestras industrias venden sus productos en el mercado internacional, con precios internacionales, pero los precios de la electricidad son nacionales, y el mix español es más caro que el alemán o que el francés".
En definitiva, si la industria electrointensiva echa números y no ve rentable la interrumpibilidad, la próxima subasta podía sorprender con una reducción del número pujantes, provocando justo lo contrario de lo que quiere Energía, que aumente la competencia y, por tanto, se rebajen los precios de los bloques ofertados.
Fukushima4ever
11/04/2018