El IV Congreso Internacional de la Industria para la Transición Energética, CITE25, organizado por Enercluster con la colaboración especial del Gobierno de Navarra, convirtió este jueves a Pamplona en la capital europea de las energías renovables. Actores vinculados a esta industria, hasta sumar más de 400 invitados, se dieron cita en el Palacio de Congresos Auditorio de Navarra, Baluarte, donde pusieron en común las soluciones y propuestas que creen necesarias para incrementar su nivel de autonomía y competitividad.
CITE25 estuvo patrocinado, en esta ocasión, por Acciona Energía, Nordex Group e Ingeteam, en calidad de TERApartner; Grupo Enhol, Laulagun Bearings, Nabrawind, Repsol y Sakana Group, como patrocinadores GIGApartner; junto a ARENA, ARPA Abogados Consultores, Array, Industrial Barranquesa, Beeplanet, EDP Renewables, Elektra, EnergyLoop, EOSOL, IED, Grupo Inerzia, Leadernet, Renercycle, Ríos Renovables, Rose Holm, SIG, Statkraft, y Urgon como MEGApartners.
A partir de ahí, en torno a Baluarte sobrevoló en todo momento la larga sombra de China y se debatió qué palancas deberían activarse desde la industria renovable europea para contraponer la capacidad de influencia cada vez mayor de los agentes asiáticos. Por eso, se demandó unidad política en torno a la cadena de valor europea integral, desde proveedores hasta desarrolladores. También, la necesidad de invertir en redes e infraestructuras locales facilitando y agilizando en la medida de lo posible los trámites burocráticos.
En tercer lugar, se solicitó dar un impulso a la reindustralización a través de medidas que vayan más allá de las subvenciones y sin caer en el proteccionismo. Todo ello sin olvidar el desarrollo de un ejercicio de comunicación que ayude a la población a compartir los beneficios del proceso de transición energética y descarbonización.
Apuesta por lo local
El ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, abrió su intervención en el CITE25 felicitando a los organizadores por reunir a los protagonistas de uno de los procesos más decisivos para el futuro económico y energético de Europa: la transición industrial hacia un modelo sostenible. Subrayó que tanto España como la Unión Europea deben reafirmar sin titubeos su compromiso con la reindustrialización y la lucha contra el cambio climático, dos estrategias que consideró “inseparables” y que, según manifestó, se defienden “aquí en Navarra, en España y en el seno del Consejo Europeo”.
Para el ministro, Navarra representa el ejemplo de una región que ha sabido convertir la industria en su principal fuente de progreso, con más exportaciones, innovación y calidad social. En este sentido, elogió su papel pionero en el desarrollo de la energía eólica, “una de las grandes ventajas competitivas de la economía española”, y aseguró que apostar por las renovables “no solo salva el planeta, sino que abre la puerta a nuevos sectores industriales y a un ciclo virtuoso de crecimiento”.
Hereu reivindicó, además, la autonomía estratégica como principio esencial de la política industrial y energética europeas. Recordó que el sol, el suelo y el viento son recursos propios y, por tanto, la base de un modelo de desarrollo menos dependiente del exterior. “La defensa de nuestras libertades y de la democracia necesita un sustrato de poder económico”, afirmó, vinculando la fortaleza industrial con la capacidad de Europa para mantener su influencia y su bienestar.
En ese sentido, insistió en que la cadena de valor renovable debe tener más peso europeo, pero sin caer en el proteccionismo, apostando por la cooperación internacional y por una política energética que garantice condiciones justas para todos. En su mensaje final, trasladó a las empresas del sector el respaldo del Gobierno de España y su voluntad de mantener un diálogo constructivo para afrontar juntos los desafíos de la transición ecológica y la competitividad industrial: “Nos jugamos el presente y el futuro. Es el momento de pasar a la ofensiva en la reindustrialización y en la transición verde”.
Por su parte, la presidenta de Navarra, María Chivite, destacó el papel de la Comunidad foral como referente europeo en la generación de energía renovable y en la apuesta por un modelo económico sostenible. “Navarra es la tierra de la industria renovable”, afirmó, recordando el origen “casi autodidacta” de esta industria y que su Gobierno seguirá impulsando la cooperación público-privada para consolidar ese liderazgo. Chivite subrayó que dicho sector forma parte del “ADN navarro” y que junto a la automoción, la agroalimentación y las energías renovables son pilares de su competitividad y bienestar.
En su intervención, la presidenta también advirtió de la necesidad de proteger la industria europea frente a la competencia desleal y las tensiones comerciales internacionales, reclamando “impulso a lo local” como garantía de futuro para la cadena de valor. Por ello, Chivite instó a la Unión Europea a actuar con decisión para no perder su capacidad productiva y defendió que la transición energética no solo es viable, sino un motor de competitividad, como demuestra el crecimiento de la economía española. “Europa no puede ser el museo del mundo”, dijo, llamando a las empresas presentes a convertir el congreso en un espacio de alianzas y soluciones que fortalezcan a la industria verde del continente.
Previamente y siguiendo esa misma línea, la vicepresidenta ejecutiva para una Transición Limpia, Justa y Competitiva de la Comisión Europea, Teresa Ribera, subrayó que “la competitividad es verde”. A través de un mensaje en vídeo, Ribera defendió que la transición energética no es solo una cuestión climática, sino también económica, de prosperidad y de seguridad para Europa.
Puso como ejemplo a España, donde el crecimiento de la ener- gía eólica y solar ha permitido reducir en un 75 % la influencia de los combustibles fósiles en los precios eléctricos desde 2019, situando el coste de la electricidad un 32 % por debajo de la media europea. “La energía limpia es sinónimo de precios competitivos y bienestar”, afirmó, insistiendo en que el Clean Industrial Deal busca convertir las tecnologías limpias en el pilar de la fortaleza industrial europea.
Ribera advirtió, no obstante, que Europa no puede quedarse atrás en un contexto global donde potencias como China han invertido más de 210.000 millones de euros en tecnolo- gías limpias desde 2022. En ese sentido, apeló a acelerar la integración energética y a ofrecer seguridad a inversores e innovadores. Anunció, además, nuevas herramientas financieras de gran escala, como un Fondo de Competitividad de 409.000 millones de euros, un banco de descarbonización con capacidad para movilizar 100.000 millones y un paquete de interconexión eléctrica europea que verá la luz a finales de año. “El mundo cambia rápido, pero Europa tiene lo que hace falta: innovación, unidad y visión”, concluyó Ribera, lla- mando a convertir la transición limpia en la principal ventaja competitiva del continente.
Que vienen los chinos
China, que en 2024 disponía de más de la mitad de la potencia eólica instalada en el mundo, monopolizó la primera mesa de la jornada y quedó de manifiesto que es el gran rival de las empresas eólicas europeas. “Ya nos están quitando cuota de mercado en regiones como Sudamérica, África e incluso España”, advirtió José Luis Blanco, CEO de Nordex Group.
Blanco confesó que el gigante asiático es una “amenaza inminente”, advirtió del “riesgo potencial” de que la mayoría de la energía generada esté “controlada” por empresas chinas y explicó que la superioridad de este país se debía a cuatro motivos: el “apoyo total” de su gobierno, que ha confeccionado una “estrategia nacional para dominar globalmente” las renovables; su tecnología; su demografía, que en zonas despobladas permite asentar instalaciones más grandes que las europeas; y su innovadora red de infraestructuras, que permite transportar eficazmente los aerogeneradores.
Para revertir esta situación, el CEO de Nordex defendió acelerar las licencias de proyectos, invertir en redes e infraestructuras, apostar por proveedores europeos y ser autónomos en toda la cadena de valor. “No sirve de nada que los aerogeneradores estén en nuestro suelo si la tecnología no la desarrollamos nosotros”, subrayó.
Michael Larsen, CEO de SM Industries, defendió que los componentes se debían fabricar en Europa y, en la misma línea, demandó a las compañías que comprasen en el viejo continente, aunque ahorrasen menos y ofreciesen la energía algo más cara. “Los ciudadanos debemos pagar unos euros más por la energía para, a cambio, conservar los empleos y la industria local. Solo así volveremos a crecer”, ahondó.
Torsten Tiefel, CEO de Silbitz Group GmbH, señaló que la estrategia de Europa no debía consistir en imitar los nuevos aerogeneradores chinos que, por sus enormes dimensiones, son capaces de producir hasta 20 gigavatios. “No contamos con la infraestructura adecuada y requeriría de una gran inversión. Además, creo que estos aerogeneradores no reducirán el precio de la energía considerablemente”, argumentó Tiefel. Según el CEO de SIlbitz Group GmbH, las empresas europeas deben “mejorar la fiabilidad” de los aerogeneradores, reciclar mejor los materiales que conforman estos dispositivos, reducir la burocracia y trabajar con una normativa global para competir en igualdad de condiciones.
Adolfo Rebollo, CEO de Ingeteam, tampoco apostó por aumentar la potencia de los aerogeneradores europeos al nivel de los de los chinos porque su transporte y la adaptación de las infraestructuras (túneles, puentes, carreteras) encarecería el precio de la energía considerablemente y, como consecuencia, se perdería competitividad. Como sus compañeros de panel, Rebollo abogó por fortalecer la industria, la tecnología y la cadena de suministros europea. “No podemos comprar fuera, nos tenemos que proteger. Si hay industria local, se crea valor, se genera riqueza y revierte en la sociedad”, justificó. Además, para proteger a las compañías europeas de las que proceden de otros continentes, pidió que solo las empresas locales se pudieran beneficiar de ayudas públicas que otorgan instituciones públicas y nacionales.
Cadena de valor renovable
La mesa redonda posterior, moderada por el gerente de Enercluster, Iker Chasco, versó sobre diferentes experiencias internacionales en la construcción de una cadena de valor renovable. Estados Unidos, India o Brasil son algunos de los países que han desarrollado una normativa específica para apoyar la producción local y fortalecer esta cadena ante, por ejemplo, las exportaciones chinas.
El primero en tomar la palabra fue Mike Carr, director ejecutivo de los Fabricantes de Energía Solar de América (SEMA). Comenzó su intervención mencionando que esta entidad ya había detectado, incluso antes de que se aprobara la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) en 2022, que sería imposible competir con China si las cadenas de suministro de materiales para construir paneles fotovoltaicos estaban “demasiado concentradas” en el gigante asiático. “En la actualidad, gracias a esa ley, hay una subida de récord en la demanda energética de muchos estados. En Miichigan y Georgia se están construyendo gran cantidad de centros de datos y fábricas de componentes para plantas fotovoltaicas y parques eólicos”, detalla.
En paralelo, señaló que los mensajes que el presidente Trump está lanzando sobre las energías renovables “son contradictorios”. “Finalmente, parece que el Senado y el Congreso no van a eliminar los subsidios que planteaba la IRA y que Trump había anunciado. En cambio, muchas zonas deprimidas industrialmente van a experimentar un impulso a corto y medio plazo”, avanzó Carr. En su último turno de palabra, subrayó la necesidad de contar con mayor capacidad de fabricación de componentes para paneles fotovoltaicos. “No podemos obviar que la energía solar es la manera más barata y rápida de conseguir electricidad”, remató.
La siguiente en tomar la palabra fue Silvia Gavorníková, jefa de la División de Créditos para la Exportación y Competencia de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), quien recogió el testigo de Carr para hacer referencia al informe que publicó hace unos meses este organismo sobre las subvenciones públicas en el entorno empresarial. “El mercado mundial del acero está distorsionado por fuerzas ajenas al mercado, en el que los productores que no se benefician de las subvenciones no pueden competir en igualdad de condiciones”, indicó Gavorníková. En esta línea, señaló que el gobierno chino ha empezado a exigir a las empresas extranjeras autorizaciones especiales para exportar materias primas críticas para la construcción de paneles fotovoltaicos o aerogeneradores, como silicio, aluminio, acero, semiconductores...
“Los datos demuestran que no hay un campo de juego uniforme. Nuestro informe señala que la tasa de subvención del acero en China es cinco veces superior al promedio de otras economías”, indicó. No obstante, matizó que cada gobierno debe aplicar subvenciones en función de sus necesidades, “pero se tienen que usar para crear un panorama igualitario”. Para terminar, Gavorníková recomendó a los presentes que se pongan en contacto con agencias de exportación si quieren penetrar en el mercado internacional. “Si Europa va unida como una nación, tendremos más fuerza”, remarcó.
El tercer miembro de la mesa fue Ruben Davis, responsable de Políticas en Cleantech for Europe, que comenzó su intervención explicando de dónde surge la necesidad de los países europeos por construir cadenas de valor en materia de energías renovables. “A nivel industrial y político, Europa se ha centrado demasiado en la innovación, y ha dejado atrás la manufactura, mientras que China ha sabido compaginar ambos aspectos. Los europeos tenemos universidades, centros de investigación e incubadoras de gran nivel, pero hemos dejado de lado todo lo demás”, lamentó. En ese sentido, describió la cadena de valor del gigante asiático. “China ha adoptado un enfoque más integral. Ha creado una cadena de suministro local alrededor de sus empresas para controlar el acceso al mercado a través de la atracción del talento, la formación y la explotación de materias primas”, señaló.
¿La solución? Davis recomienda un cambio de mentalidad a nivel europeo. “Las subvenciones no son la única solución. Tenemos que construir una situación comercial adecuada. Si no creamos mecanismos para defender el comercio y la industria local, los europeos siempre vamos a perder contra China”, y apuesta por adoptar una posición similar a la de Estados Unidos, aunque matizó que “el péndulo norteamericano se ha inclinado demasiado hacia el proteccionismo y el aislacionismo”. “Europa debe mantenerse abierta y apostar por la reindustrialización”, remató.
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