La industria dedicada al petróleo de esquisto en Estados Unidos verá un fuerte crecimiento este año y contribuirá a que la inversión en petróleo y gas no siga decayendo, según el director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía (AIE), Fatih Birol.
Después de dos años de fuertes caídas, "las inversiones globales en petróleo seguirán planas, no repuntarán de forma llamativa, como muchos quisieran", dijo Birol al presentar el informe anual sobre inversiones de la AIE en el XXII Congreso Mundial del Petróleo que se celebra en Estambul.
Pero mientras en la industria convencional habrá pocos cambios, las inversiones en la extracción de lutita o petróleo de esquisto, mediante la tecnología de la fractura hidráulica, subirán un 53%, estima la AIE. Birol precisó que esos cálculos se basan en los datos de los primeros seis meses del año y en los planes empresariales conocidos para el resto del año. "Se creará así una industria de dos velocidades", vaticinó el experto.
"En siete años, la producción de esquisto estadounidense equivaldrá a toda la producción de petróleo de Irak", predijo el director de la AIE, quien añadió que el mercado del petróleo se halla en una llamativa transición hacia modelos más flexibles, con proyectos de menor tamaño y una rentabilidad más rápida.
Si en el lustro 2010-2014 se tardaba una media de 4 años y medio entre la decisión final de inversión y la primera gota de petróleo extraída, ahora ese periodo se ha reducido a dos años en pozos en tierra y a tres en plataformas de alta mar.
La industria del petróleo y el gas está llevando a cabo una transformación importante en su forma de operar, con un mayor enfoque en las actividades que ofrecen reembolsos en un período más corto y la sanción de proyectos simplificados y racionalizados. La curva de costes globales se ha rebasado y el componente significativo de la reducción de costes experimentado en los últimos dos años es probable que persista en el futuro.
La salud financiera de las empresas de petróleo y gas
La caída de los precios del petróleo no afectó significativamente a la financiación de las inversiones de las compañías de petróleo y gas, aunque la mayoría de ellas aumentaron significativamente el apalancamiento. A pesar de los recortes de inversión y de una mejor disciplina de costes, las grandes petroleras aumentaron la deuda en más de 100.000 millones de dólares entre finales de 2014 y principios de 2017.
Las compañías petroleras estadounidenses independientes, que tienen un modelo de negocio más apalancado, inicialmente vieron subir sus costes de la deuda, pero la disponibilidad y el costo de la financiación de bonos ha mejorado con un repunte de los precios del petróleo desde principios de 2016 y su salud financiera ha mejorado con ganancias de eficiencia. El mayor interés en los activos de esquisto por las grandes compañías petroleras y las presiones financieras para reducir la deuda llevó a una serie de ventas de activos por parte de los independientes.
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