La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha advertido a los países de que es necesario que respeten sus compromisos climáticos al tiempo que los riesgos crecen y afea que tres años después de sus promesas en la Cumbre del Clima de París, una "aplastante mayoría" de Gobiernos no han tomado las acciones necesarias para contener el aumento de los riesgos climáticos.
Por ello, en un contexto de nuevo crecimiento de emisiones, la OCDE urge a sus 42 Estados miembro que necesitan más seriedad para abordar la cuestión y dirigir a sus países a un modelo bajo en carbono y dejar de invertir en infraestructuras intensivas en carbón.
Así lo recomienda la OCDE en el documento de la OCDE y la ONU 'Financing Climate Futures: Rethinking Infraestructure', presentado este martes en Nueva York (Estados Unidos).
El estudio denuncia que solamente nueve de los 180 países firmantes del Acuerdo del Clima de París se han comprometido con la estrategia baja en carbono de largo plazo para 2050 de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU.
Sin embargo, añade que los gobiernos siguen gastando más de 424 billones de euros al año en subsidios al petróleo, al carbón o al gas y la mayoría no han roto su dependencia presupuestaria de los ingresos procedentes de los combustibles fósiles.
Además, el documento también denuncia que los Gobiernos están fallando a la hora de hacer un suficiente uso del gasto público como palanca para descarbonizar sus economías mediante la inversión en infraestructuras bajas en emisiones e innovación.
"Después de todos los compromisos de París y a pesar de tener en la mano todas las herramientas que se necesitan para avanzar, esta inercia nos pone en el riesgo de perder la guerra contra el cambio climático", ha alertado el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría.
Por ello, ha insistido en que los Gobiernos necesitan implantar sus compromisos por completo y entonces aumentar la acción si se quiere mantener el crecimiento de la temperatura global del planeta por debajo de 2 grados centígrados. "Nos gustaría ver a los países de la OCDE asumir el liderazgo y servir de ejemplo a los demás", ha deseado.
Para alcanzar el objetivo de temperatura de París, las emisiones globales de CO2 necesitan dejar de crecer tan pronto como sea posible y desde ahí iniciar un rápido declive hasta llegar prácticamente a cero durante la segunda mitad de este siglo.
La OCDE valora se han producido algunos progresos en materia de financiación verde, por ejemplo el mercado de bonos verdes, que se ha inflado en un 1.000 por cien en los últimos cinco años hasta 2017 y la transparencia sobre los riesgos climáticos está mejorando. Sin embargo, insiste en que se debe hacer mucho más. La financiación climática futura dice a los Gobiernos que deben adoptar una agenda más transformadora para financiar un futuro bajo en carbono.
El informe sugiere también vías para atraer mayores flujos financieros, públicos y privados, a alinearse con los objetivos de París y en particular con la financiación de infraestructuras. El estudio dice también que esto debería hacerse a través de una mejor planificación y previsión, mediante la integración de la preocupación climática en todas las decisiones presupuestarias y dar ventaja a la compra pública de infraestructuras bajas en emisiones.
El análisis de la OCDE muestra asimismo como el cambio hacia inversiones en infraestructuras hacia opciones bajas en carbono combinadas con reformas estructurales para apoyar esta transición podría en la actualidad aumentar el Producto Interior Bruto como mucho un 5 por ciento en 2050, más que situarse como una amenaza para el crecimiento económico.
Esta conclusión incluye también los efectos de tener menor riesgo de daños a consecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos, ya que el coste de impulsar las infraestrucutras verdes frente a las 'marrones' podría ser mayor que la balance por los ahorros de combustibles fósiles.
Todavía se ha hecho poco por los gobiernos centrales para nivelar el campo de juego entre las alternativas altas o bajas en carbono, según la OCDE, que pone de ejemplo que las centrales eléctricas que están en la actualidad bajo construcción o en la planificación conducirán casi a duplicar las emisiones procedentes de la generación eléctrica actual.
Por ello, la organización admite que todavía son débiles los incentivos para hacer el cambio hacia la energía e infraestructuras verdes y des incentivar las emisiones en todos los sectores.
El análisis de precios de carbono de la OCDE se basa en los impuestos y las emisiones transferibles, que permiten a 42 países que el 46 por ciento de las emisiones globales de CO2 no están sujetas a precio y solo el 12 por ciento de las emisiones globales de CO2 tienen un precio por encima del coste real estimado para el medio ambiente, que se sitúa en 30 euros por tonelada de CO2. Así, entiende la organización que con el ritmo de crecimiento anual del precio de las emisiones, los precios del carbón solo llegarán a sus costes reales para el clima en torno a 2095.
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