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Con ser importantes estas magnitudes, lo es todavía más el hecho de que se van a prolongar durante 30 o 40 años, que es la vida útil esperada para todas las instalaciones, tanto nuevas como reacondicionadas o repotenciadas. El mantenimiento está, pues, marcado por la coexistencia de equipos antiguos, extendiendo su operación más allá de la vida útil de diseño, con equipos nuevos, de elevado tamaño global o unitario (inversores o aerogeneradores) o instalaciones de autoconsumo.

Un tema a tener en cuenta, todavía no analizado con suficiente detalle, son las implicaciones que la operación del sistema eléctrico va a tener en las plantas en funcionamiento, junto al desgaste típico del funcionamiento de equipos trabajando en condiciones complejas. Por un lado, las instalaciones conectadas en algunos nudos críticos, por congestión o riesgos de fallo, están recibiendo consignas continuas de limitaciones con tiempos de respuesta muy cortos que suponen paradas de emergencia, tan dañinas para las máquinas. Por otro, se anuncian nuevos servicios de red, como la reducción automática de potencia o el control de tensión que agravan el problema de desgaste prematuro, sea mecánico o de electrónica de potencia.

Adicionalmente, la problemática anterior, ligada a exigencias de operación técnica del sistema, podría reproducirse por la coexistencia de equipos antiguos con nuevos en el mismo nudo: los equipos modernos son más avanzados y responden a los requerimientos de la red, pero pueden provocar paradas imprevistas o incrementos de tensión puntuales en instalaciones que llevan años funcionando sin problemas. La situación puede complicarse todavía más por la bajada de la potencia de la instalación frente a la de cortocircuito en el nodo, de acuerdo con la reciente Circular 1/2021 de la CNMC.

Nadie duda pues de la importancia del mantenimiento adecuado de las instalaciones, ni mucho menos los que hemos tenido que hacer reparaciones domésticas, e incluso intentado un mayor número de veces con escaso éxito, pero raramente son tenidas en cuenta inicialmente en los planes de las empresas. Como decía un reciente artículo de Raúl Jiménez de ALTERTEC, primero se fija el precio del mantenimiento y luego se contrata, lo que no redunda ni mucho menos en la estabilidad y el rigor del servicio.

Cuando creamos AEMER nuestra intención fue precisamente revertir la situación y fomentar la calidad, promover los intercambios de información (a pesar de la creciente competencia intersectorial) y, en última instancia, profesionalizar el sector. Para ello, hemos creado un sello con Applus+ único en el sector renovable mundial (hay otros sellos, pero se realizan por autocertificación), sobre el cual hemos organizado diversos seminarios y encuentros. La tarea no siempre ha sido sencilla, en un sector como el de las renovables, donde prima más la componente financiera que la excelencia, y nos hemos encontrado muchas veces predicando en el desierto. Como nos decía el responsable de una gran compañía cuando le presentamos el sello de calidad ISP de AEMER/Applus+: nosotros siempre contratamos a los mejores. Evidentemente, los ofertantes de los servicios no lo tenían tan claro.

Sin duda alguna, la evolución de la operación y el mantenimiento ha sufrido importantes cambios en el pasado y, desde luego, seguirá evolucionando. Soluciones de machine learning, digitalización o sensórica para hacer el mantenimiento predictivo, están continuamente en el debate del mantenimiento. Sin embargo, la utilización de estos sistemas es muy variable en un sector muy diversificado entre, por ejemplo, fondos de inversión y grandes compañías, o entre estas y las medianas con larga tradición en el sector.

Por ejemplo, se sigue echando de menos el rigor en el análisis de las causas de raíz de los fallos que permita evitarlos en el futuro y dé sentido el requerimiento de dos años de garantía a los equipos reparados. O también, la poca atención a las alarmas de riesgo, tanto técnicas como de seguridad, que pueden obtenerse a partir de los datos suministrados por las máquinas, no solo el siempre limitado SCADA, junto con en algunos casos, los necesarios diagnósticos de algunos componentes.

Por otro lado, en un sector tan intensivo en mano de obra es necesario mencionar el importante contingente de personas empleadas en actividades de mantenimiento, según nuestras estimaciones y a partir de diversas fuentes, tanto asociaciones generalistas, como entidades internacionales, estaría en el entorno a las 12.000 personas en nuestro país, con una perspectiva temporal que no envidiaría ningún funcionario. Un tema clave es la falta observada de profesionales en el sector, situación que tendrá que resolverse a medio plazo con la modificación de la FP para dar respuesta a las necesidades concretas del sector, así como el apoyo en entidades privadas para formación más específica y de empleabilidad inmediata.

En cualquier caso y con ser importantes las cifras anteriores, lo fundamental es la imperiosa necesidad de realizar un mantenimiento profesional y de calidad de las instalaciones que deben garantizar la descarbonización de la economía y el desarrollo económico. No olvidemos que la transición ecológica se ha convertido en una de las piedras angulares de la reconstrucción económica actual.

En este contexto, creo que la organización de EXPOFIMER (Feria Internacional de Mantenimiento de Energías Renovable) es una obligación para que España recupere la orientación técnica e industrial del sector de las renovables por la que es posiblemente la parte más compleja del negocio: la operación y el mantenimiento. Este binomio tiene un enfoque amplio pues incluye, la prevención de riesgos laborales y la salud, la seguridad, el suministro y logística de equipos y componentes, los seguros, las soluciones avanzadas de diagnóstico y utilización de datos, el mantenimiento predictivo o la formación

Pero además, es una necesidad para mostrar los diferentes productos y servicios ligados a la explotación de las renovables, ya mencionadas. Además de la Feria se organizarán conferencias y talleres para los intercambios de información y experiencias, así como un mejor conocimiento de las tendencias futuras del sector. En AEMER, una asociación dinámica, estamos convencidos que el sector de las renovables necesita consolidar el debate y salir de los lugares comunes, para ello nada mejor que hacerlo desde el mantenimiento y adquirir así una visión global de las perspectivas futuras.

Alberto Ceña es CEO de BEPTE SL y secretario general de AEMER

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