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La revolución digital se extiende por el sector energético español por encima de la media mundial

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El sistema energético mundial está en el ojo de la Revolución Digital. Cumplir con el calendario de descarbonización reduciendo las emisiones de gases causantes del cambio climático hace pisar el acelerador de esa transformación. Y según los autores del libro "Transformación digital del sector energético" recién publicado por la Fundación FUNSEAM, "ese proceso no se puede entender sin la integración de las nuevas tecnologías, la participación de los consumidores y de las empresas del sector".

Un fenómeno que ya se está produciendo en España. El nuevo ecosistema digital está evolucionando a una velocidad de vértigo, y el principal desafío del sector energético consiste en "adaptarse a las nuevas oportunidades que ofrece esta transformación", pero además advierten de que es necesario que lo acompañe la legislación, los reglamentos y las normas. Según la publicación, el 56% de los directivos españoles califica el grado de digitalización de sus empresas como alto o muy alto, y en global, las empresas españolas se sitúan por encima de la media mundial (52%).

"La digitalización tiene unos impactos muy profundos en los sectores económicos pero también se abren nuevas oportunidades de negocio", explica Maria Serrano, presidenta de AELEC, durante la presentación del libro, "y en concreto, en el sector eléctrico, ya está presente con la instalación de los contadores digitales, que nos sitúa a las redes de distribución españolas en la vanguardia de los países europeos".

Pero no solo. El sistema eléctrico del futuro contará con más renovables, con más medidas de eficiencia energética, con el vehículo eléctrico, la generación centralizada y descentralizada en paralelo, el autoconsumo, un consumidor mucho más empoderado y proactivo, sistemas digitales (uso inteligente de los datos, como Big Data, la Inteligencia Artificial, el blockchain o el machine learning, una extensa red de monitoreo y comunicaciones, sistemas de automatización de distribución), y mecanismos de flexibilidad (tecnologías de almacenamiento, reestructuración del mercado mayorista, y soluciones del lado de la demanda), entre otros. "En definitiva toda una cadena de valor para el sector que se debe enfrentar a estos nuevos desafíos", explican en el estudio.

Por ello, la responsable de la patronal eléctrica recuerda "se necesitan inversiones de 5.000 millones de euros en activos para poder digitalizar adecuadamente las redes". Las redes de transporte y distribución fueron construidas hace décadas cuando apenas había energías intermitentes y los consumidores no tenían apenas protagonismo. Ahora ya está presente una cadena de valor con un doble flujo de energía y de información, junto con la entrada de recursos distribuidos a todos los niveles, y las redes de distribución tienen que transformarse y ser más inteligentes.

Según algunos de los autores de la publicación, esto genera una serie de ventajas al sistema respecto al convencional. Permite la integración de la generación renovable distribuida en todo el territorio y cerca de los puntos de consumo, reduce las pérdidas por transporte y distribución, pero también hace al sistema más fiable y seguro, y optimiza las operaciones gracias al flujo de potencia y a la información bidireccional.

"Pero este cambio no afecta solo al sector eléctrico, sino también al transporte, a la edificación o a la industria", añade Marina Serrano, "de hecho, todos estos sectores supone 2/3 de la inversión que hay que realizar de aquí a 2050. Pero si queremos que el sector eléctrico se convierta en el vector de consumo o responda a las necesidades energéticas de la sociedad es necesaria la digitalización y para ello hay que realizar las inversiones adecuadas".

La frontera tecnológica de todo este proceso no existe, está en constante avance, y tecnologías hoy en día emergentes y aún en fase de desarrollo y experimentación pueden ofrece en un futuro próximo soluciones a nuevos retos del sector, o terminar en un cajón porque otras nuevas ofrecen mejores resultados.

Cambios de gran calado que, según se cita en la publicación, ya destaca un estudio de la Florence School of Regulation (2018) y que agrupa en tres ámbitos: infraestructuras (redes, contadores y edificios inteligentes, entre otras); mercados, donde las tecnologías disruptivas llevarán asociados nuevos comportamientos entre los consumidores con nuevas plataformas de producción y consumo digital directo; y soluciones digitales como el control de los dispositivos de energía interconectados y las unidades de generación, donde el Internet de las Cosas, la Inteligencia Artificial o el blockchain tendrán un papel protagonista.

"La digitalización impulsará el cambio del paradigma del sector, habrá más descentralización pero sin perder la seguridad de suministro", continúa la responsable de AELEC, "y para todo ese cambio hace falta que haya una señal de precio eficiente y que permita la electrificación del sistema. Ese es el espíritu del paquete de energía que ha aprobado la Unión Europea, cuya directiva de Mercado Interior se ha centrado en la figura del consumidor, que puede tener su papel como agregador de la demanda, y eso solo es posible con la digitalización".

En definitiva, para toda esta revolución, "tiene que haber un coste eficiente de las redes, de la energía, y de unos peajes acordes con lo que consume el consumidor. Ahora que será posible la inmediatez del dato, ahora que contamos con contadores inteligentes, los peajes pueden responder y acomodarse al tipo de consumo. De este modo, se conseguirán empresas más competitivas y que sean capaces de crear nuevas áreas de actividad.

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