“El futuro de las centrales nucleares tiene que discutirse en el Parlamento, y desde la Sociedad Nuclear Española (SNE) pedimos que se nos tome en consideración para que no sea solo un debate político, hay que abordarlo de una manera ordenada, poniendo datos, realidades y hechos encima de la mesa en todos los escenarios de transición energética”, explica el presidente de la SNE, José Antonio Gago, en un encuentro con periodistas durante su 44ª Reunión Anual que se celebra en Ávila.
“Hay cierta incertidumbre en el sector, pero en general tranquilidad por el futuro, porque para resolver la ecuación seguridad de suministro, bajos precios de la electricidad, índice de cobertura y cumplir con políticas bajas en emisiones de CO2, es necesaria la energía nuclear”, señala Gago, “eliminar esta tecnología del mix no se puede hacer de la noche a la mañana, no es posible sustituirla en el corto plazo (2025-2028)”.
Respecto al futuro del almacén temporal centralizado (ATC) cuya construcción ha paralizado el Gobierno a la espera de tener un nuevo Plan General de Residuos Radiactivos, el responsable de la Sociedad Nuclear no solo ha defendido la “imprescindible” necesidad de construirlo para albergar los residuos nucleares y el combustible gastado del parque nuclear español, sobre todo en un escenario de futuros desmantelamientos, sino que ha reconocido que “el Ministerio tiene que analizar el Plan actual, que data de 2006, eso es mucho tiempo y creemos que es necesario actualizarlo”.
Ante la pregunta de si podría utilizarse la ya cerrada central nuclear de Garoña como cementerio nuclear, Gago ha sido contundente, “es muy improbable, pero por poder podría, al igual que infinidad de puntos de la geografía española, aunque una cosa es la viabilidad técnica de este tipo de instalaciones y otra muy distinta es la voluntad social de los habitantes de las áreas circundantes a esa posible ubicación”.
De hecho, en su opinión, el almacén central es un sistema “lógico” en el proceso de gestión de residuos. “Y en España hay un bucle: no queremos ATC en tanto se mantienen las centrales, pero cuando las centrales se paran tampoco queremos un ATC para gestionar los residuos”, lamenta Gago que ve en esta situación una “gran paradoja”. Además, es necesario como paso intermedio entre los almacenes individuales que se están construyendo en todas las centrales y el almacén geológico profundo. “Si las centrales siguen funcionando más allá de los 40 años que se programaron al inicio, el ATC está diseñado como modelo modular para que se puedan incorporar más residuos de los que inicialmente se calcularon”.
“Técnicamente la industria nuclear española está preparada para gestionar residuos, controlar el funcionamiento de las nucleares y poner los medios para alargar la vida útil de las centrales, llevamos 5o años haciéndolo y estamos entre las primeras potencias del mundo”, explica.
En su defensa de la energía nuclear, Gago ha reiterado que el parque nuclear español cuenta con todos los avales para seguir operando más allá de los 40 años de su vida útil, en la línea con la mayoría de las plantas europeas y de “todas” las de Estados Unidos, que tiene permiso para seguir produciendo electricidad hasta los 60 años. “Se puede justificar y se justifica que las centrales españolas están perfectamente preparadas para operar durante mucho más tiempo”, ha sentenciado.
Una industria exportadora
Tanto si se alarga la vida útil de las centrales nucleares como si no, la industria está poniendo cada vez más el foco en otros países. “Hay empresas que ya exportan casi el 90% de sus servicios y productos, por ejemplo, los fabricantes de bienes de equipo están siendo contratados por las centrales francesas para que se sustituyan los grandes componentes y poder aumentar a 50 años su vida útil, un cambio que ya se ha hecho en España y gracias a esa experiencia, se valora en nuestro país vecino”, señala Gago.
Pero Francia no es el único país que requiere de los servicios de la industria nuclear. “Además de la central de Hinkley Point, en Reino Unido hay proyectadas otras centrales”, como la central Wylfa Newydd, ubicada en una isla de Gales y de la que la española Tecnatom se encargará de llevar a cabo la formación del personal. Y también en EEUU, Brasil, México, Europa del Este… “no tanto China porque ya cuentan con su propia tecnología para desarrollar todos los proyectos que tienen previstos”.
La capacidad exportadora es posible gracias a la reputación exterior del sector y del alto nivel tecnológico de sus empresas.
La reunión anual de la Sociedad Nuclear Española reúne en Ávila a casi 700 asistentes. Durante cinco días se han organizado talleres de divulgación enfocados a escolares y centrados en fomentar la vocación científica y tecnológica de las mujeres, 300 ponencias organizadas en 43 sesiones técnicas. En el encuentro se han dado cita también 30 empresas nacionales e internacionales en 25 stands y espacios de networking y debate. En total se espera un retorno de un millón de euros para la capital abulense.
1 comentario
Desde el movimiento antinuclear siempre se ha argumentado que no se apoyaría solución alguna paraa los residuos radiactivos mientras no se cierren la centrales nucleares y, consecuencia, se deje de producirlos. Se critica esa postura desde la SNE? Pues es totalmente razonable. Cómo quieren que se apoyen soluciones costosas a nivel social, ambiental, económico, etc. con los residuos mientras se está hablando sin tapujos de prolongar la vida de las centrales hasta donde se pueda? Se quejan de que nadie quiere los residuos. Y de qué se extrañan si sólo piensan en seguir produciéndolos?