La Unión Europea dejará pasar el año sin haber conseguido consensuar una respuesta clara y coordinada a la escalada de los precios de la energía, que durante los últimos meses han alcanzado cotas históricas debido principalmente al aumento del precio del gas.
Las profundas discrepancias entre los Veintisiete han provocado que las reuniones tanto a nivel de líderes como de ministros que se han sucedido desde el inicio del otoño, impulsadas en parte por España como uno de los países más afectados, no hayan derivado en una postura común del bloque.
El último capítulo fue la cumbre de este jueves, de la que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE salieron sin un texto de conclusiones tras un debate que llegó a ser “apasionado”, según tildaron fuentes comunitarias incluso antes de que las negociaciones descarrilaran.
El bloque se divide en la superficie entre los países que conciben la crisis como un fenómeno temporal, como Alemania o Países Bajos, y otros, como España o Francia, que piden una revisión profunda del sistema y medidas ambiciosas como impulsar las compras conjuntas de gas o reforzar las reservas estratégicas de este recurso.
Pero la complejidad del asunto provoca que por debajo se entrelacen multitud de intereses distintos que generan que algunas delegaciones estén coordinadas en unos aspectos pero enfrentadas en otros.
Por ejemplo, Madrid ha encontrado en París a su principal aliado en la crítica al sistema de fijación de precios en el mercado eléctrico en el que se impone el de la tecnología más cara, pero ambos discrepan en otro de los puntos que ha estallado en las conversaciones: la futura clasificación que la UE dará a la energía nuclear.
El presidente francés, Emmanuel Macron, renovó recientemente la apuesta de su país por esta tecnología, pero el Gobierno español cree que no puede ser considerada sostenible en la decisión que debe tomar la Comisión Europea y que se espera antes de que acabe el año.
Alemania mantiene en este punto la misma posición que España, pero presiona para que el gas salga beneficiado en la llamada "taxonomía", algo que no ven con buenos ojos las autoridades españolas.
“Tenemos modelos de producción de electricidad diferentes y que estos años han continuado diferenciándose, es normal que no sigamos los mismos objetivos”, justificó Macron en una comparecencia posterior a la cumbre acompañado de su homólogo alemán, Olaf Scholz.
También están teniendo un papel protagonista las capitales del Este, como Polonia o República Checa, a quienes algunas fuentes culpan incluso del fracaso de la última reunión de líderes.
Estos países -que ya entorpecieron hace tiempo que el bloque se comprometiese a alcanzar la neutralidad climática en 2050- centran sus críticas en el sistema de comercio de emisiones (ETS, en inglés) en el que el precio del CO2 se ha duplicado desde enero de 2021 para superar recientemente los 80 euros por tonelada.
Tanto España como Francia reclaman que se investigue si existen casos de especulación en este mercado, pero no cuestionan el propio sistema de derechos de emisión, como sí hacen los socios del Este.
Encargada de conseguir que todas estas sensibilidades converjan en algún punto, la Comisión Europea defiende que la crisis es temporal, señala el gas como principal factor del repunte de precios y está más alineada con el grupo de Estados miembros que abogan por no tocar en profundidad el diseño del sistema energético europeo.
Aunque el pasado miércoles se abrió a las compras conjuntas de gas que plantea España, limitó esta posibilidad a casos graves, como cortes en el suministro, y siempre con carácter voluntario.
Esto haría que las compras conjunta no serían aplicables ante un incremento de los precios como el actual, por lo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, calificó de “insuficientes” las medidas de Bruselas.
A la espera de conocer varios informes de expertos que servirán para alimentar el debate, nada evita que los precios de la energía sigan en la agenda de la UE durante los próximos meses y los líderes abordarán la cuestión en su cita de marzo.
“Hemos comprendido que necesitamos más tiempo”, admitió el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, para poner el broche a diez horas de negociaciones en las que los líderes constataron, una vez más, que deben seguir trabajando para limar sus diferencias.
Miguel
20/12/2021