Tras más de un año de escalada de precios de la energía y casi ocho meses desde que Rusia invadió Ucrania, los ministros de Energía de los países de la UE comparten mesa esta noche en Praga en una cena que será la antesala de una negociación, el miércoles, sobre qué hacer para abaratar urgentemente el gas.
La velada precede a un consejo informal de ministros donde los Veintisiete se explayarán -a puerta cerrada- sobre varios expedientes clave para intentar aliviar la mayor crisis energética que ha conocido la Unión Europea, que en un año ha gastado casi 500.000 millones de euros para suavizar el golpe para los hogares y las empresas.
Ni se aprobará legislación ni se tomarán decisiones formales. Eso llegará más adelante, probablemente en un consejo extraordinario de energía que la presidencia checa de turno del Consejo de la UE convocará a inicios de noviembre.
El objetivo de la cita ministerial de Praga es acercar posturas y orientar a la Comisión Europea para que presente propuestas legislativas en dos semanas, tanto en el mercado de gas como en el de electricidad.
El mecanismo ibérico
El modelo ibérico, que reduce el impacto del gas en el precio de la electricidad y disfrutan desde junio España y Portugal, ha reducido en torno a un 16 % la factura de la luz y despierta cada vez más apetito tanto entre el resto de socios europeos como en la Comisión Europea.
Los Veintisiete, que hace un año descartaron crear un modelo similar para todo el bloque comunitario, buscan ahora fórmulas para copiar esa lógica, no solo como reacción de urgencia a la crisis sino también como base para la reforma en profundidad del mercado eléctrico que acometerán en 2023.
Compras de gas conjuntas
En otoño de 2021, Francia, España, Grecia y Rumanía plantearon que la UE podría comprar gas conjuntamente, inspirándose en el sistema creado para adquirir vacunas contra la covid. Los líderes respaldaron en marzo la propuesta y desde entonces se han desarrollado grupos de trabajo y foros técnicos, pero la plataforma no termina de nacer.
Serviría para abaratar las importaciones y evitar que los Estados miembros compitan entre ellos por el gas, y en Praga se le quiere dar un impulso para que el sistema empiece a funcionar cuanto antes.
El tope al gas
Quince países de la UE, entre ellos Francia, Italia, Polonia, España o Grecia, quieren imponer un precio máximo a todas las importaciones de gas en la UE.
Creen que el bloque comunitario debe tener más peso en el mercado internacional, al ser uno de los mayores compradores mundiales. Pero otros países, como Alemania o Países Bajos, temen que esa posición de fuerza ahuyente a los productores de gas.
Tampoco a la Comisión le entusiasma la idea. Bruselas prefiere seguir intentando negociar precios con Noruega, Estados Unidos o Argelia, donde acaba de viajar la comisaria de Energía, Kadri Simson, pero la presión para arriesgar va en aumento.
Ahorro, Ucrania y los subsidios
Con los depósitos de gas al 91 % de su capacidad, un plan de ahorro voluntario de gas del 15 % y otro de un 10 % de reducción de la demanda de la electricidad a partir del 1 de diciembre, los ministros además analizarán cómo de preparada está la UE para afrontar la inminente temporada de frío y también el invierno de 2023/2024.
La cita se produce con una nuevo sobresalto sobre la mesa: Ucrania, que desde marzo vendía electricidad a Rumanía, Eslovaquia, Hungría y Polonia, ha anunciado que dejará de exportar megavatios a la Unión Europea tras ver parte de sus infraestructuras energéticas bombardeadas por Rusia, en respuesta al ataque días antes contra el puente que une Crimea y Rusia.
En paralelo, aunque compete más a los ministros de Economía que a los de Energía, cabe esperar que se discuta también la idea de la posible creación de un fondo europeo para ayudar a los Estados miembros a capear la crisis.
Esa idea, algo vaga aún, ha ido cogiendo fuerza desde que Alemania anunciara hace semanas un macropaquete 200.000 millones de euros en subsidios energéticos para sus hogares y empresas, que muchos creen puede fragmentar el mercado único en favor de las capitales más pudientes.
Si tras el cónclave informal de Praga quedan escollos, los líderes de los países de la UE intentarán despejarlos en una cumbre en Bruselas el 20 y 21 de octubre.
Los ministros de Energía pulirán después los detalles en un consejo formal en Luxemburgo el 25 y, si es necesario, cerrarán las propuestas en un nuevo consejo extraordinario de Energía a inicios de noviembre.
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