Durante décadas, Rusia ha calentado los hogares alemanes gracias a los gasoductos que llegan hasta Europa. Y pretende ampliar su cuota mediante la construcción del NordStream II, el megaproyecto que promueven los gobiernos de Moscú y Berlín pero que se está convirtiendo en un dolor de cabeza para la canciller alemana, Angela Merkel, por la abierta oposición de EEUU.
Europa también se ha convertido en ese ‘oscuro objeto’ del deseo para el principal productor de gas esquisto del mundo. Donald Trump está haciendo todos los esfuerzos posibles para bloquear el nuevo gasoducto, ya que aumentará la dependencia de la energía rusa. Su política arancelaria contra el aluminio y al acero y sus amenazas contra las importaciones de coches, han cosechado su primer éxito: que en la reunión con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, de finales de julio, se hablara de la posible construcción de hasta 11 plantas para que se puedan aumentar las importaciones de gas natural licuado desde su país.
Pero Trump espera que sea la Unión Europea quien financie esas construcciones.
“La UE no está en disposición de construir más plantas de GNL, porque básicamente es una decisión empresarial y ¿qué compañía eléctrica o gasista europea puede ver que sea rentable hacerlo cuando, por poner un ejemplo, Iberdrola ya ha vendido sus activos gasistas en EEUU y en Reino Unido?” explica Javier García Breva, experto en políticas energéticas y presidente de la consultora energética N2E, “eso sin contar con que Gas Natural Fenosa, ahora Naturgy, ha depreciado sus activos de gas y ha cambiado de nombre, al igual que hizo hace cinco años Gaz de France (GDF-Suez) ahora Engie“.
“Además, EEUU no puede aumentar las exportaciones de su gas esquisto porque no tiene suficientes regasificadoras en su país. En realidad, Trump debería preguntarse por qué las energéticas norteamericanas no invierten en ello en vez de pedir que lo haga Bruselas en Europa”, añade.
De hecho, según Thierry Bros, profesor universitario senior del Instituto de Estudios de Energía de Oxford, en un artículo en The Washington Post, no se van a construir más de tres o cuatro plantas nuevas en Europa en un futuro cercano. Esto es debido a que las 24 instalaciones de importación de GNL que actualmente operan en Europa funcionan a un cuarto de su capacidad.
“Y ya solo con la entrada en funcionamiento del Nord Stream II, Rusia duplicará el porcentaje de suministro de gas a Europa”, puntualiza García Breva, “eso sin contar con que no se espera que crezca apenas la demanda de gas en los próximos años, y si siguen empeñados en aumentar las infraestructuras gasistas, Europa se va a encontrar con el mismo problema que arrastra España desde hace una década: la sobrecapacidad”.
Según la Agencia Internacional de Energía, para 2040 se prevé que la demanda de gas natural se mantenga en los niveles actuales, y para entonces, el 84% del gas se importará frente al 71% en 2016, aunque podría ser menor si la energía verde se expande más rápido y las mejoras en eficiencia energética reducen la necesidad de gas.
Con las presentes instalaciones de GNL se puede cubrir hasta el 40% de la demanda actual en Europa, pero los gasoductos existentes y los proyectados superan ese límite y con mucho. El GNL también tendrá que competir contra otros dos grandes proyectos de gasoducto más. Uno es el TurkStream que repartirá gas desde Rusia a Turquía y después a Europa Central, rodeando Ucrania, y el otro es el Shah Deniz 2, que acaba de comenzar a transportar gas desde el Caspio a Turquía, y se extenderá hasta Grecia, Albania e Italia.
La realidad es que Bruselas tiene poco margen para buscar incentivos para que las eléctricas financien nuevas plantas. “Además, España ya está importando GNL de EEUU, Naturgy y Endesa tienen firmados contratos a largo plazo con Chennai Petroleum que han empezado a funcionar con la llegada de algunos buques metaneros al puerto de A Coruña”, continúa el experto, “y también está llegando ese gas a otros puntos de la costa europea pero la demanda no es tan alta como para necesitar nuevas infraestructuras”.
“Hay dos problemas básicos, que esta política de reforzar el gas en el mix energético entra en contradicción con los objetivos climáticos de reducción de emisiones de la UE y que el precio del gas no lo pone Europa sino los productores (Rusia, EEUU, Argelia, etc.), o sea que dependemos de esos países” señala y en el caso del GNL las compañías comprarán el gas al mejor postor. Aún así “¿por qué seguir dependiendo de una energía de la que carecemos?”.
“El gas no puede ser la energía de la transición energética, debe ser el almacenamiento. Y Europa es el área geopolítica más atrasada en esta tecnología, está muy rezagada respecto a EEUU, China y Japón, que lo lideran”, concluye García Breva, “es una contradicción flagrante”.
Trump debería mirar hacia otro lado. Los mercados más lucrativos para el GNL de EEUU se encuentran en América del Sur y Centroamérica, India y los países asiáticos en general, y no Europa que está sobreabastecida.
2 comentarios
Errar es humano; pero mantenerse en el error, es de imbéciles. España y toda Europa deben importar todo el gas que consumen. Quienes ponen el precio al GNL, son los países que disponen del mismo. Sin entrar en la contaminación ambiental y el cambio climático. Son demasiados inconvenientes los que tiene el consumo del GNL. Teniendo en cuenta que Europa y más todavía España puede dominar las energías renovables y más concretamente la eólica, hay que preguntarse. ¿Hasta qué punto estamos los españoles dispuestos a ser imbéciles permaneciendo en el error de seguir consumiendo el gas licuado del que carecemos y que tantos inconvenientes nos plantea?.
El modelo europeo, y el español en particular, y más con la llegada del PSOE al gobierno, tiene planificado usar el gas como respaldo del sistema eléctrico, y más aún con los cierres programados de las centrales de carbón y nucleares,. Así que España pasará a tener una dependencia excesiva del gas. Habrá momentos que nos surtiremos de energías renovables y otros momentos en el que hasta un 80% de la electricidad se producirá con gas (si lo hay).