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Las ciudades europeas suspenden en movilidad sostenible: 16.500 millones invertidos para prácticamente nada

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Seis años después de que la Comisión Europea instara a realizar un cambio radical, no existe una señal precisa de que las ciudades de la UE estén modificando drásticamente sus planteamientos a la movilidad urbana de las personas y una transición del tráfico urbano a modos de transporte más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, según las conclusiones de un nuevo informe del Tribunal de Cuentas Europeo. En particular, no se ha producido una reducción significativa en el uso del vehículo privado, y la contaminación atmosférica de muchas ciudades sigue superando los niveles de seguridad.

La Unión Europea invierte una ingente cantidad de dinero para que las ciudades puedan facilitar la movilidad de la población de forma más respetuosa con el medio ambiente. En el período 2014‑2020, destinó aproximadamente 16.500 millones de euros a la movilidad urbana, principalmente para el transporte limpio (metro y tranvía), además de carriles bicicleta y sistemas de transporte inteligente.

«Es posible que las mejoras sustanciales para hacer nuestras ciudades más sostenibles requieran más tiempo, pero no es posible realizarlas sin el compromiso de los Estados miembros. Todas las partes interesadas a nivel municipal, regional, nacional y de la UE deberían trabajar juntas para lograr esta meta,» afirma Iliana Ivanova, Miembro del Tribunal de Cuentas Europeo responsable del documento.

Los auditores de la UE examinaron si la ayuda de la UE había contribuido a hacer más sostenible la movilidad en las zonas urbanas y si las ciudades de la UE habían progresado desde el Paquete de Movilidad Urbana de 2013 de la Comisión Europea. Analizaron el transporte público, la contaminación y la congestión en ocho centros metropolitanos de cuatro Estados miembros: Hamburgo y Leipzig en Alemania, Nápoles y Palermo en Italia, Łódź y Varsovia en Polonia, además de Barcelona y Madrid en España.

Según los auditores, una red eficiente de transporte público que integre las zonas periféricas y en la que intervengan distintas opciones de transporte es crucial para motivar a los ciudadanos a pasar del vehículo privado a medios más limpios de desplazamiento, como andar, el transporte en bicicleta y el transporte público.

Desde 2013, la Comisión ha publicado orientaciones para abordar retos de movilidad urbana y ha aumentado la financiación de la UE para los proyectos. Gracias a esto, las ciudades de toda Europa han podido poner en marcha una serie de iniciativas para mejorar la calidad y la cantidad del transporte público. Sin embargo, los auditores observan que los proyectos financiados por la UE no se basaban siempre en unas estrategias sólidas de movilidad urbana y no eran tan eficaces como se había previsto. Las ciudades afrontan dificultades para hacer un uso eficaz y sostenible de la ayuda de la UE por dos motivos fundamentales: la provisión de suficientes fondos propios para sufragar los gastos operativos y de mantenimiento, y el desarrollo de políticas coherentes sobre aparcamiento, zonas libres de tráfico y bicicletas. Los auditores también detectaron que los proyectos se retrasaban con frecuencia y no se alcanzaba el número previsto de pasajeros.

Desde 2019, la Comisión ha comenzado a formular recomendaciones específicas a los Estados miembros sobre movilidad urbana en el contexto del proceso del Semestre Europeo. Los auditores insisten en que debe darse seguimiento a estas recomendaciones con respecto a la forma en que se emplea la financiación nacional y de la UE. También instan a la Comisión a que exija a los Estados miembros que proporcionen mejores datos sobre movilidad urbana en sus principales ciudades e informen periódicamente de los avances logrados. Por otro lado, las ciudades que no cuenten con un plan firme de movilidad urbana sostenible deberían dejar de recibir financiación de la UE.

El tráfico en las ciudades

La congestión del tráfico es uno de los mayores desafíos para la movilidad urbana, que afecta a la mayoría de europeos y cuesta aproximadamente 270.000 millones de euros al año. Un tráfico fluido en las zonas urbanas podría impulsar su crecimiento económico y aumentar hasta un 30 % la productividad de los trabajadores. Las zonas urbanas congestionadas también pueden comprometer la eficiencia de la red general europea de transporte.

Los Estados miembros y las ciudades se ocupan de la gestión local de la movilidad urbana, y la Comisión Europea solo desempeña un papel limitado a este respecto. Sin embargo, la Comisión instó en 2013 a efectuar un «cambio radical» para resolver los problemas de movilidad urbana aumentando la financiación disponible y promoviendo una transición hacia un transporte urbano más sostenible.

El transporte por carretera es una causa principal de la contaminación del aire en los núcleos urbanos y de las emisiones de gases con efecto invernadero. Todas las ciudades visitadas son objeto de procedimientos de infracción de la UE; salvo Leipzig y Palermo, todavía superan los niveles permitidos de contaminación al final de 2019.

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