Tras el anuncio de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que contempla una reducción global del 7% para el período 2020-2025 en los pagos que reciben las redes electricidad en España, la Asociación de Empresas Eléctricas (ASEME) ha analizado la propuesta y considera necesario que el nuevo modelo tenga en cuenta las características especiales de las pequeñas empresas distribuidoras, muy diferentes de las grandes, y que asegure un marco que incentive y favorezca las inversiones necesarias, así como que no ponga en riesgo la seguridad y la garantía del suministro, hasta ahora del 99’99%.
En este cambio de modelo tecnológico, sin precedentes como el que se presenta en el sector eléctrico, ASEME propone que se debe facilitar la nueva inversión con rentabilidades atractivas y ser conscientes de que los costes de operación y mantenimiento actuales pueden no tener relación ni proporcionalidad con el de las futuras redes. “Primero debemos seguir sus costes reales y en base a ellos establecer los límites retributivos en base a una experiencia contrastada” afirma Oriol Xalabarder, presidente de ASEME.
Respecto al cambio legislativo, continúa ASEME, éste debería ser una oportunidad para corregir los errores del pasado modelo. ASEME propone que el nuevo modelo ayude especialmente a aquellas empresas que en su momento optaron por una estrategia contable que ahora, con el nuevo modelo, choca frontalmente con una definición de la vida de sus activos y de la retribución a percibir por los mismos, la cual las llevará a un callejón sin salida.
El ahogo de su economía se producirá únicamente por una palabra escrita en un modelo económico que pone en riesgo su viabilidad como empresa distribuidora a pesar de la buena labor desarrollada durante sus años de actividad.
ASEME considera que no pueden coexistir dos músicas de ritmos diferentes sonando al mismo tiempo: la del PNIEC con unas expectativas y la de una nueva propuesta retributiva que parece ignorarlo. Desde ASEME siempre se ha manifestado que la planificación energética requiere de acuerdos de Estado por el hecho de que es un sector estratégico y con inversiones a largo plazo. Que tengamos propuestas políticas energéticas divergentes, no nos ayuda a desarrollar la actividad, y dificulta dar un mejor servicio a los ciudadanos que es la labor que tenemos las empresas de ASEME.
La transición energética va más rápido de lo que se había previsto. “No podemos equivocarnos ahora en buscar unas optimizaciones retributivas calculadas en base al modelo de red actual , con unas condiciones de diseño que respondieron a las necesidades del pasado, y aplicarlo a las nuevas redes del futuro de las que no sabemos ni costes ni su alcance. No hay margen para el error, pues su rectificación llegaría tarde. Existe tecnología y competitividad en precio. No se pide un cheque en blanco, solo racionalidad” explica Xalabader.
Además, ASEME defiende también que no todos los modelos económicos son trasladables a todos los sectores con los mismos efectos. Los que han tenido éxito en unos, no necesariamente lo deben ser para otros, especialmente cuando se aplican en ámbitos extremadamente regulados y casi sin margen de maniobra, como es este caso.
En un mercado regulado y de oligopolio, las empresas que conforman ASEME defienden un modelo de éxito basado en la proximidad y en el conocimiento del territorio. Algunas tienen más de 100 años y han conseguido mantenerse en el mercado sin ser absorbidas por las grandes empresas del sector. Este modelo es poco conocido, porque actúan de manera local en sólo algunos territorios de España. A menudo se trata de zonas donde sin estas empresas no llegaría la luz.
Este modelo de éxito, que tiene una fiabilidad del 99’99% en garantía de suministro, podría resumirse en dos palabras: proximidad y conocimiento del territorio. Justo lo que el cliente desea cuando tiene un problema y que generalmente no encuentra en los grandes modelos empresariales. Estas empresas muchas de ellas superan ya los 100 años de historia y continúan hoy en día defendiendo un estilo de trabajo ajustado y eficiente por su dimensión. Su huella en el territorio es importante pues no es nada despreciable el volumen de inversión que año a año reparten en su zona, generalmente rural, que en muchos casos son también las empresas locales y próximas las que se benefician de los contratos de inversión y mantenimiento en la red.
Estas empresas que han subsistido a muchos cambios legislativos, incluso a una guerra civil -con incautaciones-, tendrán que encarar un nuevo cambio legal y de modelo energético: el de la transición energética. Este cambio, se percibe con ilusión y como una oportunidad para invertir en tecnología, optimización de procesos, con el afán de poder crear sus propias Smart Grid -redes inteligentes- en los ámbitos rurales, y permitir así que la actividad económica de estos entornos no tenga, en este aspecto, otra dificultad añadida a las que ya tiene en comparación con las que se ubican en los entornos urbanos. “El cambio de modelo tecnológico, tal como nos marca el PNIEC, nos debe asegurar conseguir, ante todo, que la penetración de energías renovables sea una realidad, especialmente en las redes de media y baja tensión".
"Existe mucho ruido sobre la burbuja de renovables a nivel de transporte y se ha gastado mucha tinta sobre ello, pero volviendo a nuestro cliente, que quiere instalar un “kit solar” de autoconsumo, debemos facilitárselo poniendo a su disposición redes que sean capaces de absorber por capilaridad toda esta sensibilidad ambiental, cada vez mayor, que piden los clientes y que a su vez el nuevo paquete legislativo europeo obliga también a incentivar”, afirma Oriol Xalabarder, presidente de ASEME.
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