Ningún comentario

El interés está siendo múltiple: fondos de inversión, private equity y grandes compañías tienen el foco puesto en este tipo de negocio, que está en un momento de fuerte expansión y en pleno proceso de transición energética.

España está siendo muy activa en este proceso. Las compañías de renovables han alcanzado una posición destacable a nivel competitivo. El desarrollo de los negocios, la expansión internacional -algunas veces motivada por la necesidad de buscar alternativas de crecimiento- y las inversiones realizadas en I+D+i han situado al país en una posición destacable en cuanto a capacidad instalada y en categoría empresarial. Este avance se ha materializado en beneficios directos para la industria y también para los proveedores.

Algunos datos que ponen de manifiesto la calidad de las empresas nacionales son que España es el cuarto exportador de aerogeneradores del mundo, el segundo país con más patentes de energías renovables por habitante y que realiza más del 70% de todos los proyectos de energía solar termoeléctrica a nivel mundial. Siemens Gamesa, Gestamp Renovables o Haiza; Arteche, Ormazabal o Barranquesa son algunos de los ejemplos más representativos.

En relación con las operaciones de M&A, cabe destacar que el sector de la energía eólico marina -cuya capacidad de instalación creció el 95% en 2017 a nivel mundial- ha aglutinado el mayor número de transacciones, superando la veintena en los dos últimos años. En esta actividad, las utilities y grandes empresas del sector están materializando acuerdos para adquirir la tecnología y el know-how que necesitan para adentrarse en el negocio del eólico marino. Lo más probable es que continúen este tipo de transacciones.

La tendencia no es puntual ni para el corto plazo. Los movimientos de concentración continuarán en los próximos años y se concretarán previsiblemente en dos tipos de operaciones: la venta de activos no estratégicos y la compra por parte de los grandes grupos de aquellas actividades o áreas donde los pequeños promotores tienen dificultades financieras para seguir adelante con sus proyectos. Ejemplo de ello es el caso de Aldesa, una de las constructoras españolas adentrada en el negocio de la energía renovable y que en 2019 ha materializado la venta a Acciona del 50% de dos parques eólicos en Andalucía, dentro de un proceso de desinversión para mejorar su situación financiera. Pensamos que esta es una clara muestra de lo que está por venir.

Los inversores están especialmente activos. Fondos como Cerberus y BlackRock (Renovalia), KKR (X-Elio) y Centerbridge (Vela Energy) tienen a la venta, o la han ejecutado ya, su participación empresarial, mientras que otros como Brookfield (Saeta Yield), Quercus (activos grupo Enhol) o Aimco (Eolia) han realizado recientemente transacciones en España.

Además, existen varios fondos de private equity que están captando capital para acometer inversiones en el sector de las renovables. Tal es el caso de Arcano Partners o Everwood Capital, ambos con un tamaño de 300 millones de euros.

Los grandes grupos corporativos también están protagonizando parte de los movimientos. Por ejemplo, Acciona ha adquirido dos parques eólicos a la constructora Aldesa; Repsol ha comprado los activos de Viesgo y Valdesolar Hive; Engie y GE se han aliado con Forestalia; y Gamesa se ha fusionado con SiemensWindPower.

Las últimas transacciones realizadas, así como la cantidad de fondos disponibles y la escasez de operaciones en el mercado, han presionado al alza los múltiplos y la valoración de las compañías disminuyendo, por tanto, los retornos teóricos de los compradores.

Durante los próximos años continuarán las operaciones de concentración sectorial. Algunas compañías se desharán de activos no estratégicos, como ha sido el caso de Aldesa anteriormente comentado, y los grandes grupos adquirirán activos de menor tamaño, sobre todo aquellos que se encuentran en manos de promotores sin capacidad financiera para desarrollar los proyectos.

Si bien estas operaciones pueden tener un perfil oportunista, en nada se parecen a las que se dieron tras la reforma energética de julio del 2014, donde un gran número de pequeños y medianos promotores se vieron obligados a malvender sus activos para poder hacer frente a las obligaciones contraídas con la banca.

En cuanto a los próximos cambios en materia regulatoria, no parece que vayan a suponer un freno al flujo de operaciones de fusiones y adquisiciones en el sector de las energías renovables. En julio de 2018, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) sacó a consulta pública su propuesta de retribuir la generación de energía con renovables para el periodo regulatorio 2020–2025 al 7,09%, frente al 7,503% actual.

Es posible que hasta que se esclarezca la regulación, los potenciales compradores opten por protegerse del impacto negativo que pudiera suponer en sus transacciones mediante la inclusión de cláusulas de ajuste a precio vinculadas con la norma definitiva que se apruebe.

Juan Romero, Director de Livingstone, responsable del área de energía.

Noticias relacionadas

No hay comentarios

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios