En el marco de la COP26, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el bufete de abogados CMS lanza su Climate Risk Report en un momento en que el cambio climático ocupa un lugar prioritario en la agenda de todos los consejos de administración y las empresas buscan una mayor certeza sobre los riesgos financieros, regulatorios y jurídicos asociados. "A medida que el mundo se dirige hacia una agenda más clara para mitigar el cambio climático, las empresas necesitan entender y cuantificar los riesgos a los que se enfrentan, y poner en marcha estrategias de mitigación claras, no sólo para evitar litigios y sanciones, sino para obtener una licencia para operar y obtener una ventaja competitiva", dice Munir Hassan, director del Grupo de Energía y Cambio Climático de CMS.
El informe destaca tres tipos clave de riesgo: en primer lugar, el riesgo de que las instituciones financieras pidan cuentas a las empresas sobre los riesgos climáticos percibidos; en segundo lugar, el riesgo que corren las empresas al abordar y notificar su impacto climático, y en tercer lugar, el riesgo de litigios contra las empresas en relación con el cambio climático.
Las empresas se enfrentan a los riesgos físicos y de transición derivados del cambio climático, junto con las presiones regulatorias y de los inversores. En consecuencia, como señala el informe de CMS, los bancos y los inversores están incorporando rápidamente el cambio climático a sus decisiones de préstamo e inversión, evaluando el riesgo climático de las empresas y sus planes de descarbonización. En definitiva, los bancos son menos propensos a conceder préstamos a empresas que puedan aumentar su exposición al riesgo climático.
En el futuro, según el informe, se puede esperar un mayor compromiso entre los bancos y los inversores y sus clientes, y un mayor escrutinio sobre los planes de transición y la presentación de informes.
Aumentan los riesgos financieros derivados del cambio climático
"Las empresas que decidan no abordar el cambio climático, o que no actúen con la suficiente rapidez, seguirán enfrentándose a pérdidas financieras importantes", afirma Laura Houët, socia de CMS. "Los bancos centrales, los reguladores y los responsables políticos reconocen que el cambio climático es una fuente de riesgo para la estabilidad financiera y han respondido con niveles sin precedentes de normas, regulación y legislación".
Según el informe, cada vez hay más litigios y activismo que responsabilizan a las empresas de los daños medioambientales o de la falta de cambio de comportamiento. La mayoría de las soluciones se han centrado en la divulgación, la gobernanza y la resistencia al riesgo.
Según Laura Houët, "las instituciones financieras deben vigilar la evolución de la normativa internacional, identificar a tiempo los problemas de cumplimiento y hacer más de lo necesario. Es fundamental gestionar los riesgos jurídicos y reputacionales en la misma medida que los riesgos físicos y transitorios del cambio climático".
Aumentan los litigios
Los litigios relacionados con el cambio climático se están convirtiendo en un riesgo mayor, ya que las ONG y los particulares recurren cada vez más a los tribunales. El informe Climate Risk se centra en dos categorías clave de litigios sobre el cambio climático: las demandas de derechos humanos y de control jurisdiccional de la legalidad de determinadas normas, presentadas por ONG y grupos ecologistas, y las demandas de indemnización por daños y perjuicios al medio ambiente.
Kenny Henderson, de CMS, afirma que los litigios sobre el clima son un riesgo directo y creciente para las empresas. "Es prudente gestionar activamente este riesgo a través de estrategias para evitar los litigios, con planes para hacer frente a las reclamaciones de forma rápida y eficaz, y entender las características clave en juego en dichos litigios. Un proceso sólido de evaluación de riesgos internacionales y de gestión de crisis puede ayudar a afrontar posibles demandas colectivas en una fase temprana".
Las reclamaciones de asociaciones y particulares se van a incrementar en los próximos años. Al respecto, Ignacio Grangel, resalta: “El cumplimiento de las autorizaciones y permisos medioambientales van a ser objeto de un especial seguimiento, así como las medidas que tratan de paliar las afecciones medioambientales de los proyectos de infraestructuras, por tanto, se deberá realizar una actuación preventiva por las unidades de compliance de las empresas”.
Medir y notificar los impactos del cambio climático
Como muestra el informe, la información es una herramienta esencial para abordar el riesgo climático. Esto incluye datos cuantificables sobre los posibles impactos directos del cambio climático en sectores y empresas, así como información coherente, comparable y fiable sobre las propias empresas.
Muchas empresas están elaborando informes que miden su impacto climático, pero con una serie de normas de información diferentes, lo que dificulta a los inversores la comparación de los resultados dentro de un sector.
Se espera que la COP26 aporte una mayor claridad sobre los informes climáticos y otras cuestiones planteadas en el informe de CMS, en particular, cómo ven los gobiernos la forma de la futura economía de carbono cero y las vías para llegar a ella.
Como concluye Munir Hassan: "Los riesgos climáticos se han convertido en una característica integral de la planificación empresarial. Lo que las empresas buscan ahora es una mayor certidumbre sobre estos riesgos, que solo puede provenir de declaraciones más claras sobre la política climática por parte de los gobiernos y las instituciones intergubernamentales."
En este sentido las regulaciones nacionales han incorporado nuevas obligaciones de comunicación a fin de que se pueda evaluar su actividad y controlar los riesgos climáticos. Así lo afirma Ignacio Grangel: “La transición energética ha generado nuevas demandas regulatorias y las empresas se están adaptando rápidamente, no solo a través de sus políticas de sostenibilidad, sino también por medio de medidas eficaces que impactan en una mayor eficiencia en sus procesos y en una mayor responsabilidad social. Las nuevas leyes de lucha contra el cambio climático están incorporando obligaciones de comunicación cada vez más exigentes y que implican un ejercicio de transparencia”.
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