A través de un PPA, fundamentalmente, determinadas empresas pueden comprar energía a otras empresas que se la venden. Habitualmente, en el caso español y en relación con los acuerdos que gozan de tanta relevancia, los compradores son grandes consumidores de energía y comercializadoras de electricidad y los vendedores son productores renovables con tecnologías como solar fotovoltaica o eólica.
La puntualización de “determinadas” empresas realizada en el anterior párrafo no es trivial. Los PPA que se vienen negociando son, en muchos casos, el sustento contractual para poder lograr la financiación necesaria para desarrollar el proyecto de la instalación renovable correspondiente y, lamentablemente, por el momento suelen quedar relegados a ser una opción viable únicamente para determinados compradores, altamente solventes y con unos amplios niveles de facturación, en muchos casos muy superiores a lo necesario para garantizar el buen término del PPA suscrito.
Ahora mismo en España, los PPA se negocian bilateralmente (con permiso de la empresa que financia) entre las partes, bajo unos niveles de opacidad extremos. Cualquier comprador interesado debe hacer uso de todos los contactos de los que disponga para intentar localizar a un vendedor y, en muchos casos, después de un tedioso proceso inicial de firma de acuerdos de confidencialidad, encontrarse con el rechazo a seguir negociando en caso de que su empresa no posea un rating crediticio digno de empresas pertenecientes al IBEX35, pese a disponer de garantías económicas suficientes para garantizar su compromiso en el acuerdo.
Esta opacidad existe en la práctica totalidad de las negociaciones y acuerdos ya suscritos. Hasta cierto punto es comprensible en un sector que está despuntando en España, al contrario de lo que sucede en otros países de América, pero cabría preguntarse si quizá es la tónica adecuada para el medio-largo plazo.
Si de todos es sabido qué es un PPA, también es conocido que tanto el mercado mayorista de electricidad como los mercados de futuros se encuentran en niveles considerablemente elevados por una serie de factores que se han analizado hasta la saciedad y que merecen también su respectivo debate. Si bien, echando un vistazo al mercado de futuros para los siguientes años, se puede comprobar cómo el valor de los mismos va reduciéndose, muy probablemente por la entrada de nuevas instalaciones renovables que vamos a ver en España, al amparo del resultado de las subastas ya celebradas, de las que previsiblemente se celebrarán y de esos otros proyectos “a mercado” cuya garantía para la inversión proviene de los PPA que nos ocupan.
No obstante, los mercados de futuros en España siempre han tenido cierto sesgo, cierta inelasticidad impropia de otros mercados más líquidos, como el francés y especialmente el alemán. La presión compradora en España, por determinadas razones que nos llevarían a un tercer debate, es quizá más elevada que la presión vendedora y eso nos lleva a registrar determinadas efectos “cohete-pluma”, donde podemos ver cómo alzas en determinadas commodities se traducen en un arrastre inmediato de los futuros de electricidad, pero unas bajadas importantes en el conjunto energético no son trasladadas tan rápidamente al precio.
Según nuestro conocimiento, en este escenario de precios mayoristas y minoristas de electricidad, las grandes instalaciones fotovoltaicas y los proyectos de autoconsumo son rentables en la práctica totalidad de las ubicaciones y de las situaciones, en algunos casos provocando una cierta avaricia por parte de algunas empresas. Porque, ¿para qué vender mi proyecto a un precio, si teniendo en cuenta el nivel y cotizaciones actuales del mercado mayorista y de los futuros de electricidad, puedo presionar a mi comprador con un precio más elevado que aquel dónde se encuentra mi (parafraseando al BOE) rentabilidad razonable?
Pero aquí surge otro problema. Para una parte muy importante de los consumidores industriales y para todas las comercializadoras de electricidad, el interés no reside en comprar barato… o en comprar más barato que el nivel que marcan los futuros a día de hoy, sino en comprar más barato que mi competencia.
Las energías renovables tienen un efecto depresor sobre el precio del Pool que, con el actual mecanismo de fijación de precios, provocan un efecto “caníbal” sobre la futura instalación de más renovables. Es decir, lo que ahora mismo (en los niveles en los que nos encontramos) puede parecer un buen precio de adquisición de electricidad, según cómo evolucione el futuro, la penetración de renovables, la demanda de energía, la cotización de las commodities y especialmente del mercado de derechos de emisión de CO2 (que curiosamente debería bajar también con la entrada de más renovables y la futurible salida del carbón en numerosos estados), dentro de unos años puede ser un precio extremadamente elevado, especialmente en las horas de mayor producción renovable, y provocar serias dificultades para respetar los acuerdos PPA suscritos o, directamente, perjuicios económicos importantes para la parte compradora, que verá muy mermada su competitividad si no puede trasladar su mayor coste relativo a los consumidores de sus productos.
En nuestra humilde opinión como consultores de comercializadoras y grandes consumidores de electricidad, y como conclusión, los PPA son una magnífica alternativa para la adquisición de energía y la transición energética, pero debemos considerar una serie de hándicaps que pueden retrasar su desarrollo en nuestro país. Especialmente la parte vendedora y muy especialmente la entidad financiera deberían valorar una mayor transparencia y flexibilidad en la búsqueda de precios más bajos y plazos más cortos, de un nivel de exigencia de garantías ajustado al proyecto y al sector que nos ocupa, sin expulsar a muchos posibles compradores, de fórmulas que garanticen la reciprocidad en el futuro y salvaguarden los intereses de todas las empresas implicadas; porque el desarrollo de un mercado puede esperar, pero es importante que los cimientos del mismo sean sólidos para no dejar a nadie fuera, la entrada de más renovables urge.
Javier Colón es gerente de Neuro Energía.
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