Ningún comentario En el dinámico panorama del mercado eléctrico europeo, los mecanismos de capacidad han emergido como herramientas clave para garantizar la seguridad del suministro. Originalmente concebidos como medidas temporales, la reciente reforma del diseño del mercado eléctrico ha integrado estos mecanismos como elementos estructurales permanentes, reflejando su importancia en el sostenimiento de la estabilidad energética en tiempos de transformación.
Los mecanismos de capacidad son esquemas de apoyo que remuneran recursos de capacidad —como generadores, respuesta de la demanda o unidades de almacenamiento— por estar disponibles para ofrecer servicios de seguridad de suministro. Estas herramientas, que han pasado de ser transitorias a estructurales, buscan además simplificar y optimizar el proceso para su implementación en los Estados miembros.
En 2023, ocho países de la Unión Europea contaban con mecanismos de capacidad activos: Bélgica, Irlanda, Francia, Italia y Polonia implementaron sistemas de alcance general, mientras que Alemania, Finlandia y Suecia optaron por reservas estratégicas. Además, varios Estados miembros están explorando la posibilidad de introducir sus propios mecanismos en un futuro próximo.
Costos
El costo de los mecanismos de capacidad ha aumentado significativamente en los últimos años. En 2023, estos gastos superaron los 6.000 millones de euros, un incremento de más de 2.000 millones (40%) respecto al año anterior. Este aumento fue impulsado, principalmente, por el caso francés, donde la limitada disponibilidad de capacidad nuclear redujo los volúmenes de suministro disponibles, elevando los precios de la capacidad adquirida. Otros países con mecanismos de capacidad general también experimentaron incrementos en los costos.
Sin embargo, las proyecciones para 2024 apuntan a una reducción general de estos costos, atribuible en gran medida a la recuperación de la capacidad nuclear en Francia y al mantenimiento de una demanda eléctrica moderada. Este panorama podría aliviar la carga que estos costos representan en las facturas eléctricas de los consumidores europeos, que ya experimentaron un impacto significativo en 2023 debido a la combinación de costos elevados y precios mayoristas más bajos en comparación con 2022.
Desde 2022, las centrales de gas natural han sido los principales receptores de apoyo a través de los mecanismos de capacidad, seguidas por las instalaciones nucleares e hidroeléctricas. En 2023, estas tecnologías representaron aproximadamente el 32%, 24% y 15%, respectivamente, del total de la capacidad remunerada.
No obstante, las políticas de descarbonización y el estándar de emisiones que entrará en vigor en 2025 sugieren un futuro con menor participación de plantas de carbón y petróleo. Paralelamente, aunque aún en niveles bajos, ACER observa en su último informe Security of EU electricity supply un crecimiento gradual en la participación de proveedores no tradicionales, como las energías renovables, el almacenamiento y la respuesta de la demanda. Según comenta la agencia en su informe, este cambio refleja una evolución hacia un sistema más sostenible y flexible, aunque aún queda camino por recorrer.
Proveedores extranjeros
La regulación eléctrica europea exige que los Estados miembros permitan la participación directa de proveedores extranjeros en sus mecanismos de capacidad, lo que añade un componente de integración al mercado energético. En este contexto, países como Bélgica y Polonia han liderado avances significativos.
En Bélgica, por ejemplo, se habilitó por primera vez la participación de proveedores extranjeros en una subasta T-1 para el periodo 2025-2026. Alemania y los Países Bajos participaron, aunque la capacidad disponible desde Francia fue nula. En Polonia, la participación transfronteriza ahora es posible tanto en subastas principales como adicionales, aunque los resultados aún son limitados debido a la ausencia de ofertas competitivas desde proveedores extranjeros.
Los centros de coordinación regional (RCCs) comenzaron en 2024 a realizar recomendaciones sobre las capacidades máximas de entrada (MEC). No obstante, ACER señala que el proceso enfrenta desafíos, como irregularidades en las metodologías de cálculo, la ausencia de escenarios de referencia específicos y problemas técnicos en la implementación del marco regulador.
Almacenamiento
El creciente despliegue de energías renovables variables, como la solar y la eólica, está cambiando las reglas del juego en el sistema eléctrico europeo. Ante este panorama, la flexibilidad se ha convertido en un componente crucial para garantizar la estabilidad del sistema. Para ello, varios Estados miembros han implementado esquemas de apoyo dirigidos a recursos no fósiles, como tecnologías de almacenamiento y respuesta de la demanda.
Al menos 10 países europeos ya cuentan con programas que fomentan el desarrollo de tecnologías de almacenamiento, principalmente baterías, tanto a escala centralizada como descentralizada. Por ejemplo: En Grecia, España e Italia, los programas buscan reducir la energía renovable desperdiciada y mejorar la participación en mercados de servicios auxiliares.
En la República Checa y Austria, el foco está en la integración de almacenamiento descentralizado para complementar la generación solar. Francia combina su esquema de flexibilidad con su mecanismo de capacidad general, priorizando la adecuación de recursos. En Lituania, el almacenamiento centralizado desempeña un papel esencial en la seguridad energética hasta que se complete la sincronización con la red eléctrica de Europa continental en 2025.
Estos programas adoptan diversas formas de apoyo, desde subvenciones directas hasta contratos por diferencia, y utilizan procesos competitivos para seleccionar a los beneficiarios. A nivel europeo, ACER prevé expandir sus actividades de monitoreo en este ámbito, reflejando la creciente importancia de los esquemas de flexibilidad en el sistema energético.
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