El consejero delegado de Moeve (antes Cepsa), Maarten Wetselaar, ha instado a la Unión Europea a que redescubra la "urgencia" de acometer el despliegue del hidrógeno, porque tres años después de su respuesta a la crisis energética tras la invasión rusa de Ucrania "se siguen mostrando diapositivas con redes y proyectos que todavía están por construir".
Wetselaar, que ha participado en el tercer 'Día del Hidrógeno' de Enagás, ha lamentado que este proceso se haya ido "burocratizando", y ha animado al Viejo Continente a que deje atrás el miedo a perder "algo de dinero" y copie el espíritu americano de ponerse "manos a la obra".
Según ha contado, cuando estalló el conflicto en Ucrania "era tan evidente la vulnerabilidad energética" de la región que ello, unido a los objetivos de descarbonización, le llevó a pensar que "por una vez en Europa no nos íbamos a tirar cuatro o cinco años buscando la respuesta ideal, sino que íbamos a trabajar para construir las redes".
"Había ciertos indicios en ese momento. Bruselas marcó unas metas, así que durante cierto tiempo parecía que la urgencia estaba clara. Pero después parece que se ha ido burocratizando", ha añadido el consejero delegado de Moeve.
Wetselaar ha recordado que el uso de este vector energético es clave para descarbonizar aquella parte de la demanda, como el transporte marítimo, pesado, la aviación o la industria, que no puede electrificarse porque necesita de la "potencia de la molécula".
El hidrógeno para Moeve
No obstante, la "gran cuestión" para que se adopte el hidrógeno es su coste y la infraestructura, de ahí que se necesite que sea "competitivo respecto a los combustibles fósiles". En este punto, surge un problema, y es que "el coste del uso de los fósiles no se plantea correctamente".
Por ello, cree que se precisa de un impuesto sobre el CO2 u otros aspectos que refleje el coste verdadero, así como "invertir y, hasta cierto punto, subvencionar la infraestructura porque, de lo contrario, no puede competir".
En la jornada también han participado representantes de distintos TSO o gestores de redes de transporte europeos, que han incidido en que, para su desarrollo, el hidrógeno -y, por ende, su infraestructura- necesita de un marco regulatorio y normativo claro, sencillo y estable.
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