Uno de los principios del 'paquete de invierno' de la UE es colocar al consumidor en el centro de la transición energética y ademas dar así cumplimiento a los objetivos climáticos del Acuerdo de París. Pero los movimientos sociales y en defensa de la mujer quieren dar un paso más allá y piden que además se tenga en cuenta la problemática de género. Por eso, Los Verdes han organizado en Bruselas, en el Parlamento Europeo, la jornada "Justicia Climática: la transición energética desde una perspectiva de género" donde se ha debatido la situación actual, las propuestas que existen desde las instituciones europeas y las alternativas que se pueden poner en marcha.
“Desde nuestro grupo parlamentario Los Verdes/ALE hemos comprobado cómo se ha rechazado cualquier enmienda propuesta sobre problemática de género en la revisión de las leyes energéticas que tenemos, como las directivas en energías renovables, eficiencia energética y diseño de mercado”, ha dicho Florent Marcellesi, eurodiputado de EQUO (Los Verdes/ALE), "y es importante tomar conciencia de ello porque los impactos de cambio climático entre hombres y mujeres son muy diferentes, por ejemplo sabemos que la mayor causa de migraciones se da por razones climáticas pero lo que no sabemos es que la mayor parte de las personas que emigran son mujeres, 20 millones de 26 migrantes climáticos, o por ejemplo, cuando en 2003 Europa vivió una de sus peores olas de calor y en Francia las víctimas mortales ascendieron a casi 15.000, el 65% fueron mujeres”.
Por eso, organizaciones como Care International, Climate Justice, Ecologistas en Acción, instituciones como la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y experiencias como la de la Comunidad Saami que se extiende por los países nórdicos y Rusia, o la de Vandana Shiva, la filósofa y escritora india y activista en favor del ecofeminismo, han presentado diferentes propuestas para que la mujer sea proactiva y agente del cambio en la transición energética. "El foco está en empoderar a las mujeres y a las niñas para que se las tenga en cuenta en la toma de decisiones, y sobre todo es una oportunidad de cambio en los países menos desarrollados", explicaba Fiona Harvey, reconocida periodista ambiental de The Guardian.
"La pobreza energética es uno de los problemas que la sufren principalmente las mujeres, porque suelen ocupar los estratos más pobres de la sociedad", añadía Sven Harmeling de Care International, una organización humanitaria con presencia en más de 90 países y que lleva trabajando con Naciones Unidas desde hace más de diez años, "por eso proponemos que parte los mecanismos de financiación aprobados en el Acuerdo de París se destinen para la lucha contra la discriminación por cuestión de género y para reducir la incidencia de las consecuencias del cambio climático en las mujeres, y las instituciones europeas deben ser protagonistas para que se preste atención a esta problemática".
"Este año Naciones Unidas está en una fase muy interesante respecto al género y al cambio climático porque los avances en esta cuestión siguen siendo lentos respecto a la participación de la mujer en la toma de decisiones, pero queremos garantizar la implicación de las mujeres en todas las esferas de la sociedad", advertía Fleur Newman, Gender Focal Point de la Convención Marco de de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, "y las partes firmantes del Acuerdo de París están diseñado un plan sobre género en paralelo a la petición de una transición energética más rápida y radical, si queremos evitar que se superen esos 2ºC de aumento de la temperatura media del planeta".
Pero, ¿cuáles son las alternativas posibles que ya se están llevando a cabo? Todos los expertos han presentado muchas propuestas, muchas ideas y muy buenas intenciones, pero pocos experiencias exitosas. Por ejemplo, Gotelind Alber, cofundador de GenderCC-Women for Climate Justice propuso que "tiene que haber un transporte público digno y eficiente, ya que se utiliza mucho más por las mujeres que por los hombres", pero ha reconocido que "queda mucho por hacer y por trasladarlo a la realidad". Y Nerea Ramírez, co-coordinadora general de Ecologistas en Acción, puso sobre la mesa "un estudio de realizado por la asociación ecologista para el Ayuntamiento de Madrid sobre pobreza energética que refleja que hay un 26% de la población en situación de vulnerabilidad y otro 26% en el umbral de pobreza que coinciden en que tienen, de forma mayoritaria, una mujer como sustentadora económica del hogar, caracterizada por tener jornadas laborales parciales o sueldos precarios, que además se encarga del cuidado de sus hogares, y que en su tercera edad tienen pensiones muy bajas, y esto tiene que cambiar desde las luchas locales contra el modelo energético insostenible y hacer una política de transición energética desde la lógica del mantenimiento de la vida".
Y mientras los movimientos sociales demandan cambios, las instituciones europeas hablan de tímidos avances. Según Eleni Kyrou, Senior Social Development Specialist del Banco Europeo de Inversiones, "el BEI, el mayor prestamista del mundo, (solo el año pasado dio créditos por valor de 83.800 millones de euros), tiene en cuenta lo que dice el Consejo Europeo, el Parlamento y por supuesto la Comisión, y la lucha contra el cambio climático es una de las prioridades, por eso entre entre 2015 y 2020 vamos a invertir 100.000 millones de euros solo en cambio climático, y el 25% de los KRI (Indicadores de Resultados Clave) van a ser sobre esas inversiones". Respecto a la cuestión de género, reconoció que no se ha tenido en cuenta hasta el año pasado. "El BEI depende de las decisiones de las instituciones europeas, y si se quiere que se trabaje más en este tema, nos tienen que llegar los imperativos desde la UE para saber qué puede hacerse y qué no", concluyó.
Durante su ponencia, Megan Richards, directora de Políticas Energéticas de la Comisión Europea reconoció que la discriminación por género no se está teniendo en cuenta en las negociaciones sobre la transición energética en la UE, pero que la mujer se beneficia igualmente "con la mejora de la eficiencia energética y con la mayor utilización de las energías renovables". Además recordó que, como las mujeres son las principales tomadoras de decisión de compra en el hogar, la UE está trabajando en la reforma de la directiva del ecoetiquetado para la eficiencia energética de los electrodomésticos, "y queremos influir en sus compras, así como en la directiva de eficiencia energética en edificios".
Y mientras se toman estas decisiones a nivel supranacional, Richards citó como muy importantes las legislaciones a nivel municipal. "Las ciudades deben participar de forma activa en esa transformación profunda, como ya se está haciendo con la Alianza Global de alcaldes para el Clima y la Energía en la que se trabaja sobre tres patas: reducir la pobreza energética, garantizar que las regiones de carbón vayan reduciendo su producción hasta su desaparición completa y desarrollar el paquete de energías limpias en las regiones ultraperiféricas (RUP), nueve territorios europeos geográficamente alejados del continente europeo, entre islas y archipiélagos".
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