Esta semana, quién más y quién menos ha recibido, a través de Whatsapp, el libro del presidente, Pedro Sánchez, y ha conocido una de las anécdotas que han salido a la luz. No es ni más ni menos que su cita aludiendo a San Juan de la Cruz cuando realmente esa frase era de Fray Luis de León. El caso, y los astros lo han querido así, es que Sánchez ha continuado su ópera prima (es la primera vez que un presidente del Gobierno pisaba ese Ministerio), esta vez en forma de mitin preelectoral en la plaza de San Juan de la Cruz de Madrid. ¡Qué coincidencia! Ahí está ubicado el Ministerio para la Transición Ecológica. Y allí ha dado un discurso de más de 20 minutos en el que se ha dedicado a alabar un anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética que sirve de poco a no ser que vuelva a gobernar a partir del 28A.
Sánchez ha convertido la lucha contra el cambio climático en un arma electoral. Y prácticamente la ley, presentada a su manera por parte del PSOE, no ha cambiado nada respecto al texto borrador que se filtró a los medios el pasado mes de noviembre. El caso es que la obra teatral en la que se convirtió el acto dejó a los asistentes casi sin opinión. "Nada del otro mundo", decía un empresario, "no ha contado nada nuevo", aseguraba otro directivo. Vamos, que ni fú ni fá.
Lo único llamativo, y por ello este diario ha titulado por ahí, ha sido el anuncio del objetivo de renovables del 42% de la demanda final de energía para 2030. Por cierto, en el discurso íntegro del presidente que nos han pasado a los medios desde Moncloa, ese porcentaje era del 41%. Curioso como han cambiado el porcentaje en el último momento.
España está en un 17,5% de renovables en su matriz energética en 2018. Se supone que se alcanzará el 20% en 2020. Para 2030 se quiere más que duplicar y alcanzar un 100% de renovables para dentro de 32 años. ¿Es posible? Les sugiero que se lean el artículo de mi compañera Laura Ojea al respecto.
El caso es que Moncloa ha querido vender ahora como la panacea algo cuando saben que es un texto, que de momento, no va a ningún lado, y por ello, ni se han molestado en quitar la prohibición a los combustibles fósiles en automoción para 2040, el punto que ha llevado a la discrepancia dentro del seno del Gobierno.
Ribera jugaba con un aliado en todo este embrollo. El presidente Sánchez. Y se ha notado en la función de hoy. Todas las alabanzas iban para él y también para Ribera. El resto de ministras han ido de relleno. Han asistido las ministras de Hacienda, María Jesús Montero, de Trabajo Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio y de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. Solo había que ver las caras para darse cuenta uno que eso no iba mucho con ellas. Pero hay que arropar al líder.
El momento clave de esta situación extraña fue cuando terminó el presidente de dar su discurso. Inmediatamente se levantó la ministra Ribera, como un resorte para aplaudirle. El resto ni se inmutaron. Seguían sentadas. Luego ya, forzadas, se tuvieron que levantar para besar al presidente y hacerse la foto final. Se acabó el acto. Un visto y no visto. Foto y hasta luego.
Antes, nos hicieron ir tanto a invitados como a prensa muy pronto al acto. Al menos con tres cuartos de hora de antelación. Y claro el goteo de asistentes fue constante. Estaba allí representado todo el sector, aunque hubieron notables ausencias, como es el hecho de que ninguno de los presidentes o CEOs de las petroleras acudieron. Tampoco se vio por allí a Mario Armero, presidente de Anfac, la patronal de los fabricantes de automóviles, y eso que Sánchez habló de medidas que les afectan directamente. Sí se vieron a segundas filas de las petroleras como Arturo Gonzalo Aizpiri, director general de Personas y Organización de Repsol o a Íñigo Díaz de Espada, de Cepsa. Problemas de agenda de los CEO.
Sí estuvieron presentes el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, y el consejero delegado de Endesa, José Bogas, que evitaron saludarse. Eso sí, tuvieron tiempo para departir con otros directivos. Lean El Cortocircuito de hoy. Llamó la atención que Galán sí estuviera en primera fila mientras Bogas prefirió quedarse en segundo plano sentado en varias filas atrás junto a su amigo Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables. Trabajaron muchos años juntos en Endesa.
Llegó Sánchez y Galán, Entrecanales (Acciona) y Llardén (Enagás) se levantaron para recibir al presidente y a las cuatro ministras. También iba en el séquito monclovita el secretario de Estado de Energía, José Domínguez Abascal, que se fundió en un abrazo con el presidente de Iberdrola. Otros presidentes que acudieron a la llamada de Sánchez fueron Miguel Antoñanzas (Viesgo) y el de Abengoa, Gonzalo Urquijo.
Por parte de Red Eléctrica estuvo Miguel Duvison, director de Operación de la compañía. Jordi Sevilla y el CEO Juan Lasala estaban liados con la presentación de resultados y el plan estratégico. Por parte de Naturgy, tampoco acudió Francisco Reynés, pero sí se dejó ver Manuel Fernández, COO de Power & Gas del grupo.
En cuanto a patronales se refiere estaban presentes casi todos. Marina Serrano (Aelec, antigua Unesa), había representantes de APPA, José Donoso (UNEF), Luis Crespo (Protemosolar), Juan Virgilio (Aeeolica), Miguel Ángel Martínez-Aroca (Anpier) y la secretaria general de Sedigas, Marta Margarit.
Del ámbito político solo fueron gente del PSOE. Allí estuvo la presidenta del partido, Cristina Narbona, la diputada de temas energéticos y recientemente propuesta como consejera del CSN, Pilar Lucio y también se dejó ver David Vegara, exsecretario de Economía con Zapatero. Hacía tiempo que no se le veía. Y también estaba allí, la alma mater de la Ley, la popular Valvanera Ulargui, a la que premió Ribera con la Oficina Española de Cambio Climático por su buen hacer durante el Gobierno de Rajoy.
También estuvieron representantes de las principales ONGs ecologistas españolas (Greenpeace, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, WWF, etc) y varios directivos de la industria electrointensiva. (Perdonen que no me sepa sus nombres, asignatura pendiente para lo que queda de 2019).
Todos asistieron a la ópera prima de Sánchez en el Ministerio y todos se fueron como llegaron. Incluso diría que con la misma prisa con la que evacuaron a Sánchez y a las ministras. Allí se quedaron algunos colegas periodistas rematando la faena y poco más. La función se acabó y no recibió la gran ovación. Podía haber sido más. A lo mejor, porque todos sabían que se trataba de un mitin más del presidente.
Para enterarse bien del texto habrá que esperar al viernes tras el Consejo de Ministros, o incluso al sábado en el BOE. Me veo a medio sector trabajando el sábado a las 9.00 horas. No sería la primera vez, ni la última.
Miguel
21/02/2019