La fuerza del viento se une al aprovechamiento de los residuos ganaderos o la biomasa de los cultivos en el "mix" de fuentes renovables de un número cada vez mayor de explotaciones agrarias que quieren participar en la transición energética de España.
En el sureste de Gran Canaria, la mancomunidad de los municipios de Agüimes, Ingenio y Santa Lucía se sirve de los parques eólicos para suministrar electricidad a una desaladora que permite reducir el coste del agua y garantizar el abastecimiento hídrico a la agricultura de la zona.
El proyecto, reconocido en su día por la Asociación Empresarial Eólica como ejemplo de integración rural, ha hecho posible duplicar la población, mejorar su calidad de vida y aumentar la disponibilidad de agua.
El alcalde de Agüimes y presidente de la mancomunidad, Óscar Hernández, detalla a Efe que han elaborado un plan de desarrollo sostenible y una de sus líneas estratégicas está relacionada con el uso de agua depurada para el cultivo de plátanos, pepinos, pimientos y otros productos.
“Nuestra aspiración es obtener el 100 % de la producción del ciclo completo del agua a través de fuentes de energía sostenibles como el viento y el sol”, afirma Hernández, que asegura que, para garantizar la compatibilidad entre las distintas actividades, obligan a que una parte proporcional de las parcelas se destine a usos agrícolas.
COMUNIDADES ENERGÉTICAS SOSTENIBLES
En Los Pedroches (Córdoba), se van a crear 17 comunidades energéticas sostenibles que cubran los 17 municipios ganaderos de la comarca mediante un proyecto promovido por las empresas Rural Bridge y Genia Bioenergy que prevé la instalación de placas fotovoltaicas y otras de obtención de biogás para disponer de energía autogenerada, a bajo coste y sostenible.
Las seis plantas de biogás recibirán residuos orgánicos de la comarca y allí se procederá a su digestión anaerobia para conseguir gas metano -capaz de producir 5 megavatios de electricidad mediante motores de cogeneración- y nutrientes orgánicos para la elaboración de fertilizantes.
El director de Estudios y Análisis de Genia Bioenergy, Bernat Chuliá, subraya que estos proyectos consiguen “crear economía, fijar población al territorio y abrir más mercados” y, en el caso de Los Pedroches, la zona será "pionera" en contar con comunidades energéticas de biogás que valoricen el estiércol, el purín y otros residuos orgánicos.
En Salamanca, Genia Bioenergy ya instaló una planta de biogás para una empresa de porcino que está gestionando así los purines y quiere ahora implementar también un sistema de higienización similar en un matadero para tratar los residuos orgánicos.
La producción de biogás está menos extendida en el país que el uso de energía fotovoltaica y su generación aporta una oportunidad para la economía circular de las granjas.
ECONOMÍA CIRCULAR
Otra fuente renovable de importancia creciente es la biomasa, como saben en la cooperativa andaluza El Tejar, que ha puesto en marcha un programa de investigación y desarrollo para el procesamiento industrial del alperujo, que da productos como pulpa para nutrición animal, carbón activo a partir del hueso de la aceituna, fertilizantes orgánicos y combustibles sólidos.
Su vicepresidente, Francisco de Mora, apunta que consumen la biomasa en sus propios hornos y calderas, donde se genera vapor de agua y, a partir de una turbina, se obtiene energía que se vuelca a la red, mientras que las cenizas se transforman en abonos o fertilizantes que vuelven al campo.
“Así cerramos totalmente el ciclo. Con la economía circular obtenemos bioproductos que comercializamos. Tenemos cuatro plantas que fueron pioneras en el sector. Frente a la energía fotovoltaica o eólica, nuestra ventaja competitiva con la biomasa es que generamos electricidad de manera sostenible 365 días al año, las 24 horas”, añade.
Fuentes de Cooperativas Agroalimentarias destacan que muchos de sus socios han cambiado las calderas de gasóleo y combustibles fósiles por las de biomasa y están entre los principales suministradores de esto último en España, al aportar residuos como restos de viñedo, hueso de aceituna, granilla de uva, paja o pellets de madera.
Las cooperativas también se están movilizando para optar a parte de los fondos europeos de recuperación y participar así de la transición energética en el país con proyectos que integran el uso de renovables y la gestión de residuos que dan valor añadido.
Según datos de Eurostat, las energías renovables cubrieron el 18 % del consumo final bruto de energía en la Unión Europea (UE) en 2018 (el objetivo es llegar al 32 % en 2030) y un 34 % del consumo eléctrico (en España fue del 37 %).
En la UE, la energía eólica y la hidráulica representaron dos tercios de la electricidad total generada a partir de fuentes renovables (35 % cada una), seguidas de la solar (13 %), los biocombustibles sólidos (8 %) y otras renovables (9 %), todas ellas llamadas a incrementarse en el sector primario y el resto de la economía.
Un reportaje de Belén Delgado y Juan Javier Ríos para la Agencia EFE.
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