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La cuarta entrega sobre los CTCs, pospuesta por causa de fuerza mayor.

La renuncia de Soria eclipsa incluso la presentación de la solución de autoconsumo para el hogar de Solar Rocket.

8.338 kilómetros. Esa es la distancia que separa la isla de Jersey, en el Canal de la Mancha, de la capital de Panamá, el país del Canal interoceánico (Atlántico y Pacífico). Dos canales que han marcado el camino de salida al súper-ministro Soria. Podemos crear una nueva unidad, ficticia, equivalente a esa distancia entre ambos canales: el “PAJER” (curiosa coincidencia eléctrica, con la escritora que lleva ese apellido).

Durante años, como residente en Canarias, Soria ha sido beneficiario en la sombra del llamado coste de extrapeninsulares, que soporta la tarifa eléctrica. Paga la misma tarifa eléctrica en su casa en Gran Canaria que la que paga el Ministro Guindos en su residencia de Madrid. A pesar de que es más caro -y más contaminante, de momento- el kWh producido en las islas que el producido en la península. Soria nunca ha sufrido el elevado coste de generar electricidad con derivados del petróleo en una isla; como sí sufren, por ejemplo, en Malta o en Bahamas.

Pero quizá, al igual que le ocurrió con su participación en empresas off-shore, no fue nunca consciente de esa “subvención legal” de su consumo eléctrico, del que ha disfrutado desde siempre.

Si Soria hubiera sido consciente de la solidaridad de la tarifa eléctrica española -ésa de la que son beneficiarias su vivienda en Las Palmas y las empresas de la familia-, quizá hubiera tenido otra sensibilidad a la hora de regular contra las renovables o contra el autoconsumo; contra la producción de electricidad en general y, por tanto, contra los consumidores de electricidad. Si en su factura de la luz hubiera soportado íntegramente el coste de la generación con petróleo a escasos metros de su casa, quizá no habría fomentado las prospecciones petrolíferas, ni el fracking; quizá se habría empleado a fondo para desplegar eólica y fotovoltaica en el Archipiélago del que fue Presidente.

Si hubiera sido consciente de que todos los consumidores de electricidad, en nuestras facturas, hemos pagado un poquito del sobrecoste que él no ha soportado en su casa por la electricidad a base de gasoil y fueloil, quizá habría tenido otra sensibilidad cuando un gestor de banca privada le propuso mantener empresas en territorios en los que se pagan menos impuestos que en Canarias.

En la isla de Jersey no se aplica el IVA. Como tampoco se aplica en las Islas Canarias. Ambos territorios insulares tienen sus impuestos sustitutivos (y edulcorados): Canarias, el IGIC (7% general; 0% en muchos bienes y servicios); Jersey, el GST (3%).

Las empresas que realizan intercambios comerciales con base en Jersey no soportan el IVA comunitario. El accionista de la empresa off-shore se beneficia de esa ventaja fiscal. El Ministro de Industria ni siquiera intentó un alegato a favor de la aplicación de un IVA reducido al consumo energético para las familias en riesgo de exclusión, ante su compañero de gabinete, el Ministro Montoro.

El Contador Inteligente.
El Contador Inteligente.

Por cierto, un Montoro que ha sentenciado que “nadie que haya operado en paraísos fiscales puede estar en el Gobierno”. Sin excepciones ni matizaciones ni miramientos. Incluso aunque las operaciones hayan sido legales, las empresas fueran legales o se hubieran pagado impuestos en España por dichas operaciones. Esa declaración del Ministro de Hacienda puede incomodar a más de uno; en especial, a ex-ministros, de esta Legislatura y de otras anteriores, que siguen en puestos de responsabilidad.

La lista de morosos con Hacienda es pública (aunque ha desaparecido de la sede electrónica de la AEAT); la declaración de bienes de los Diputados es pública; ¿veremos en breve una lista de políticos que han operado en paraísos fiscales?

Pero reflexionemos un instante. Los paraísos fiscales son el gran adversario de las Agencias Tributarias de las sociedades del bienestar. Para ganar el partido (o la batalla), hace falta fichar a expertos del otro lado. Imaginemos un mundo “montoriano” en el que quien haya jugado en el Real Madrid, no pueda ser entrenador del Barça; quien haya estado en un equipo sancionado por dopaje, no pueda correr el Tour de Francia; quien haya ganado títulos con Red Bull, no pueda ser piloto de Ferrari; quien haya operado centrales nucleares, no pueda ser líder en renovables; quien haya trabajado en una petrolera, no pueda impulsar el hidrógeno; quien haya firmado un ERE, no pueda ser representante sindical; quien haya sido hacker, no pueda ser responsable de ciberseguridad; quien haya construido palacios con esclavos, no pueda guiarles hacia la tierra prometida; quien haya perseguido a la cristiandad, no pueda ser uno de sus apóstoles; quien haya trabajado para un régimen no democrático, no pueda liderar la transición a la democracia... Y así, millones de ejemplos; prácticamente uno por cada ciudadano. La nueva gobernanza es más compleja que los silogismos maniqueos.

José Manuel Soria ha sido el Ministro que fijó un impuesto al sol en España -el país del sol-; y el Ministro que fijó una tasa del 7% a la producción de electricidad en España -el único país que ha logrado que la eólica sea la primera fuente de generación eléctrica.

Impuestos y tasas que impiden que empresas y familias con sede y residencia en España puedan apostar por las renovables, puedan mejorar su eficiencia, puedan reforzar su responsabilidad con el entorno y con sus conciudadanos; impuestos y tasas que elevan artificialmente los costes soportados en nuestro país por los pequeños consumidores y restan competitividad a nuestro tejido empresarial.

En la isla de Jersey no se aplica el IVA. Como tampoco se aplica en las Islas Canarias.

Ese mismo José Manuel Soria eligió en su día la isla de Jersey como sede para sus exportaciones; y fue administrador de una sociedad con sede en esa isla; posiblemente, porque en la isla de Jersey, las sociedades no financieras pagan el 0% de impuestos.

La “empresa totalmente legal” de administración olvidadiza del renunciante, se benefició durante años de un régimen especial de IVA e impuesto de sociedades. Cuando el administrador privado se convirtió en regulador público, no sólo no intentó socializar la reducción de carga impositiva -empezando por los más necesitados-, sino que legisló para que todos, grandes y pequeños, utilities y autoconsumidores, vieran incrementada la carga fiscal soportada.

La semana antes de su renuncia, una campaña ciudadana, a través de las redes sociales, pidió que fuera coherente con esta afirmación, de su cuño: “si alguien me demuestra que he creado un impuesto al sol, dimito”. #DimiteYASoria fue ‘trendic topic’ durante horas, con cientos de miles de tweets.

La Tierra está a 150 millones de kilómetros del astro Sol; una Unidad Astronómica; 18 mil PAJER. En un hipotético viaje de la Tierra al Sol, lo que mata al astronauta no es el calor; es la radiación. El calor sólo empieza a matarte, dentro de la nave espacial, cuando estás a menos de 500 PAJER; sin embargo, la radiación te aniquila mucho antes, a mitad de trayecto.

Algo parecido le ha pasado al Soria Ministro: no ha sido el calor del impuesto al sol lo que ha provocado su renuncia, sino los ‘fotones offshore’.

El viernes, Soria recorrió el primer PAJER hacia un autoconsumo sin impuestos al sol. Quedan otros 17.999. ¿Seguirá recorriendo _PAJER_s? apostando por las renovables, el autoconsumo, el almacenamiento con baterías… Ha estado del otro lado y ha empezado el camino.

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