De todos es sabido que la izquierda española está en contra de la energía nuclear y que el responsable de la moratoria nuclear fue el PSOE de Felipe González. Por eso a nadie extraña que en cuanto se produce alguna controversia respecto de esta fuente de energía, los partidos de la izquierda no dudan en atajar el problema por la vía ideológica del acoso y derribo.
Y eso es lo que ha pasado a cuenta de la posición del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) respecto a la central nuclear de Garoña, propiedad de Nuclenor, compañía participada por Iberdrola y Endesa. Bastó que los responsables del CSN expresaran su rechazo a los argumentos políticos y económicos que “pretenden desprestigiar el trabajo serio y riguroso del CSN”, para que, como un resorte, tanto PSOE como IU reaccionaran con cierta virulencia.
La secretaria socialista de Cambio Climático y Sostenibilidad, Pilar Lucio, abogó por que el CSN informe negativamente sobre la renovación de Garoña (Burgos) y no se cortó a la hora de afirmar que, a su juicio, el CSN y Nuclenor, operadora de Garoña, mantienen un “mercadeo poco serio” y “practican un pulso sobre beneficios económicos y posibles contrapartidas, dejando al margen cuestiones básicas como es la seguridad, la transparencia y la participación en la toma de decisiones”. Para los socialista -dijo- la energía nuclear “no es una energía de futuro, no es limpia, ni barata, ni segura” y por tanto el partido defiende no prorrogar la vida útil de las centrales nucleares más allá de los 40 años, por lo que el último reactor deberá cerrar en 2028.
El responsable federal de Energía de IU, Adolfo Barrena, no se quedó atrás en su crítica al afirmar que el CSN “sigue facilitando” la reapertura de la central nuclear de Garoña (Burgos). En su opinión, la reciente instrucción técnica aprobada por el CSN quiere facilitar la reapertura de Garoña, pues aun cuando de la documentación aportada por Nuclenor se desprende que no están resueltos graves temas de seguridad, “da otro nuevo plazo”. Y apuntilla: “en este caso el CSN sigue las directrices del ministro Soria.
La posición del CSN
Los cuatro miembros del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que han aprobado la instrucción técnica con nuevos requisitos para estudiar la renovación de la nuclear de Garoña habían salido horas antes para proclamar que “no se puede confundir” este acuerdo, con el pronunciamiento final que tendrán que emitir más adelante. La instrucción exigía a Nuclenor una completa revisión de la vasija del reactor de Garoña y establecía otros requisitos relacionados con el cese de operación y con las medidas derivadas de Fukushima
La consejera Cristina Narbona (PSOE) ha emitido el único voto en contra de esta instrucción, porque ha considerado que se “incumplen” las prácticas regulatorias para analizar la solicitud de renovación de esta central de Burgos, en tanto que el operador solicita permiso para 17 años, con un estudio de seguridad limitado a 10.
En la explicación de su voto a favor, los consejeros Fernando Martí y Fernando Castelló (PP); Rosario Velasco (PSOE); y Antoni Gurguí (CIU), refieren que tras este primer paso, posteriormente y cuando se disponga de la documentación e información suficiente, se iniciará el proceso de evaluación técnica de detalle. Será en ese momento cuando se analizará la solicitud de renovación, “a la luz de toda la regulación y normativa aplicable”, y tras ello, el Pleno del CSN podrá emitir su dictamen salvaguardando la seguridad nuclear y la protección radiológica.
“En el caso de un dictamen favorable -indican- serán establecidos los límites y condiciones de la autorización para la explotación de la central”.