En España hay más de 25 GW eólicos instalados, con 1.203 parques eólicos instalados, con más de 20.940 aerogeneradores y más de 62.800 palas instaladas en más de 800 municipios.
La eólica es un sector relativamente joven en España (el primer aerogenerador se instaló en 1984, pero no fue hasta finales de los noventa cuando el sector empezó a despegar) y la tendencia natural es al alargamiento de la vida de los parques hacia los 30 años.
Sin embargo, la eólica lleva en el ADN el cuidado del medioambiente y es escrupulosa con su propio impacto medioambiental, por lo que el reciclaje es un asunto en el que trabaja. De hecho, con la excepción de las palas por tratarse de un componente fabricado con materiales compuestos (fundamentalmente, fibra de vidrio o de carbono), los componentes del aerogenerador se reciclan con normalidad por tratarse de acero, hormigón, etcétera.
¿Qué ocurre con las palas? A día de hoy, la tasa de sustitución de palas en España es inferior al uno por mil anual, según datos de la patronal AEE. Actualmente en el país se desechan entre 50 y 100 palas al año. En total, se habrán sustituido unas mil palas en la historia de la eólica, con un peso aproximado de mil toneladas.
La retirada de palas suele ser consecuencia de algún siniestro fortuito, como la caída de un rayo. Las palas dañadas se reparan siempre que es posible y, mientras tanto, los fabricantes y las empresas de mantenimiento las almacenan cumpliendo la regulación sobre residuos no peligrosos: la duración de almacenamiento en el lugar de producción debe ser inferior a dos años cuando se destinen a valorización, y a un año cuando se destinen a eliminación.
Si la pala dañada no se puede reparar, se gestiona a través de una empresa gestora de residuos autorizada, cuya contratación previa es obligatoria para obtener la licencia de actividad de cualquier empresa. El tratamiento que hacen estas empresas de las palas depende del estado en que lleguen. Lo normal es que tengan que fraccionarlas para poder transportarlas. Posteriormente, se trasladan a vertedero de residuos no peligrosos, dónde hay que volver a trocear para cumplir las dimensiones.
En España, las palas eólicas tienen normativamente la consideración de residuo no peligroso: una vez finalizado el proceso de fabricación, son productos inertes, por lo que no hay un proceso de transformación química de la materia al desecharlas. Por ejemplo, cuando llueve, no hay filtrados en el terreno y el lixiviado es inerte.
Los materiales con los que están fabricadas son compuestos (fundamentalmente, la fibra de vidrio o carbono y resinas, difíciles de separar). Son los mismos materiales que se utilizan para fabricar barcos, aviones, tablas de windsurf o tantos otros componentes de la vida diaria fabricados con resinas (parachoques, paneles, carrocerías, baños, tableros de circuitos, asientos para los estadios, faros de automóviles, asas de ollas, fregaderos…).
No obstante, existen diferentes iniciativas a nivel europeo para estudiar las posibilidades de reciclaje de palas y ya hay diferentes soluciones industriales (pirolisis, plantas cementeras, etcétera). Con un problema: la falta de masa crítica suficiente para avanzar en el proceso.
En cuanto a la regulación, existe una normativa de residuos normalizada para toda Europa. Desde la perspectiva de la normativa vigente estatal y comunitaria (esencialmente, la Ley 22/2011, de 28 de julio, de Residuos y Suelos contaminados, y la Lista Europea de Residuos, aprobada por la Decisión 2000/532/CE de la Comisión, de 3 de mayo), solo han de considerarse residuos las palas eólicas que los titulares de las instalaciones desechen o tengan la intención de desechar, no las que vayan a ser objeto de reparación.
El tratamiento que ha de darse a los residuos que genere una instalación eólica durante su funcionamiento viene expresamente contemplado en la correspondiente declaración de impacto ambiental, que se aprobó por la Administración con competencias ambientales en el lugar dónde se han instalado dicho parque eólico.
El caso de Reciclalia
Existe una empresa en España que se llama Reciclalia. Se trata de una compañía que se dedica al reciclaje de palas eólicas, entre otros productos. Esta compañía manchega posee un sistema que le ayuda a triturar in situ este tipo de infraestructuras. Cortan las palas en el mismo momento que se desmantela el parque para su posterior transporte y así reducir las huella medioambiental. Luego consigue reciclar la fibra de vidrio con la que están hechas las palas.
Reciclalia trabaja con empresas como EDPR y con el fabricante de palas LM Wind Power, entre otras.
También hay otras iniciativas en España que trabajan por el reciclaje de las palas eólicas. Es el caso del Proyecto Life Brio que dirigió Iberdrola. Un programa de investigación sobre el reciclaje de las palas eólicas junto a centros tecnológicos como Gaiker-IK4 y Tecnalia en el que se llegó a la conclusión de que la incineración de las palas eólicas no es medioambientalmente bueno. Así, prefierieron apostar por un reciclaje mecánico basado en fragmentación, triturado primario, molienda y separaciones basadas en diferentes tecnologías (electroimanes, sistemas de cribado o líneas de separación automática).
Lo probaron con varias palas de Iberdrola y con los productos obtenidos se consiguió que se reutilizaran para otras industrias como la cementera o la construcción.
Por otro lado, el fabricante danés de aerogeneradores Vestas tiene en marcha varias iniciativas diseñadas para la gestión de palas después del desmontaje. Estas acciones incluyen la adopción de nuevas tecnologías de reciclaje óptimas para materiales compuestos, como el reciclado de fibra de vidrio o la recuperación de piezas de plástico. Vestas también implementará un nuevo proceso para el desmontaje de palas, ayudando a sus clientes a reducir los desechos que se envían al vertedero.
Luis Nicanor
10/04/2021