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Joan Herrera, siendo director del IDAE no más de tres años veía con preocupación que las renovables provocarían una caída de precios. “El desarrollo del autoconsumo es positivo también para el resto de consumidores”, eran sus palabras, “ya que supone una bajada del precio de la electricidad”. Arremetía contra el “mercado marginalista” que nos venden “sardinas a precio de caviar”.

Mercado marginal

Cuando se diseñó, en 1997, el mercado marginal supuso un incentivo para una “burbuja” de inversiones en ciclos combinados (CTCC). Nos dotó de 29 GW de CTCC muy eficientes. Desde REE se decía que cada GW eólico necesita un GW de respaldo de gas. Recordamos al ministro de Industria, Miguel Sebastián, decir que “se nos fue la olla con las renovables”. Culpaba a estas de la subida de precios, por las primas a las renovables, al consumidor; también señala que en el mercado mayorista (marginal) el precio bajó. ¿Ahora por qué sube?

El discurso de departamento de ingeniería sobre aquellas CTCC trabajando 5.500 horas anuales nos daría un MWh a no más de 36 euros. El precio del gas no es ahora el que era. El precio del CO2 tampoco. Esto generó el discurso de los “windfall profit” (beneficios caídos del cielo). En una cesta de sardinas (hidráulica y nuclear) añadir caviar (CTCC) hace que todo se venda al precio de la más cara.

Los fisiócratas hace siglos se dieron cuenta del problema. El aumento de demanda de tomates hace que se cultiven en campos más lejanos: donde hay que llevar el agua y los costes marginales son más elevados. El tomate cultivado al lado del rio cuando crece la demanda obtiene el precio del tomate más caro generando “rentas diferenciales” sin esfuerzo. La industria del acero una pieza más eficiente, más barata cuando se incrementa la demanda hace trabajar el horno más ineficiente y obtiene un “premio”.

No todo los kWh son iguales

El mercado eléctrico presupone que todos los kWh son iguales. La lógica del departamento de ingeniería que calcula los precios de cada tecnología se vuelve ilógica cuando llega al departamento de regulación del mercado. Hay tomates (renovables) que se han de consumir o se estropean; otros (ciclos combinados) que si se dejan de recogerse la planta se muere (salir del mercado y entrar tiene un coste elevado) y otros tomates (hidráulica) que se conservan muy bien y el coste de entrar y salir del mercado es cero. Lo racional de la planificación tecnológica se convierte en irracionalidad de precios.

Cuando se invita a las energías renovables entrar en el mercado se les tiende una trampa. Las energías renovables no tienen capacidad de negociar precios. Al tener costes variables cero tienen prioridad de entrada. Necesitan ser retribuidas por sus elevados costes fijos con un precio regulado. Las CTCC sus costes fijos son bajos y los costes variables (el gas) ahora es más elevado. Bajar de 5.500 horas a 3.000 horas el coste se duplica. Las centrales de gas en Alemania son las que provocan los precios negativos.

En ningún mercado se retribuye el coste “real” de cada tecnología. El trabajador que hace un abrigo de un modo muy ineficiente obtendría el mismo sueldo que quien lo hace muy eficientes: un abrigo sería prohibitivo y otro muy barato. No estamos de acuerdo en recusar el mercado. Evitar que el mercado discrimine por posiciones de poder dentro del mercado que nada tiene que ver con si una tecnología es mejor o peor.

Las energías renovables, con costes marginales cero y elevados costes I+D+i, sigue la regulación similar al medicamento. Si estos tuvieran precios de mercado su coste sería prohibitivo y tardaría décadas en desarrollar nuevos fármacos (por falta de acceso a la financiación). Alemania sin sol y una regulación óptima, la misma fotovoltaica costaba una cuarta parte que en California. Es algo incomprensible para el ingeniero. Alemania te ofrece la retribución y el coste de inversión no incluye elevados tipos de interés, una prima de riesgos, etc.

La metamorfosis de la regulación pragmática en dogmática

La regulación creada en 1997 tenía una mentalidad pragmática. El marco regulador de 1997 hoy se ha convertido en un dogma de fe. Se critica aquel marco regulador sin entender nada. Ahora se dice que obedecía a otro modelo distinto al actual. Falso. Es un modelo que tenía el objetivo de modificar el mix energético: tenemos tecnologías con altos costes variables y bajos fijos: los ciclos combinados y energías renovables con costes fijos altos y nulos costes variables.

La retribución a las renovables salía una parte del mercado y otra de los peajes. Los consumidores no veían que la bajada de precio de mercado se reflejase en sus facturas y en cambio si el aumento de los peajes. Miguel Sebastián actuó cortando costes del sistema sin tocar un mercado que generaba beneficios “caídos del cielo”. La campaña contra las subvenciones a las renovables se basaba que eran políticas pagadas por los consumidores. Es tan absurdo como decir que las ordenanzas que regula la construcción de edificios son políticas y el gobierno ha de pagarlas de los presupuestos. Se instala una desfachatez contra el mercado.

En Alemania el diseño del mercado, paradójicamente, favorece a las centrales de lignito. Entran y salen con costes más bajos que el gas. En España si miramos la generación no renovable uno se pregunta exactamente donde está esa función de respaldo a la renovable. Construimos relatos de una exagerada necesidad de almacenamiento a través del hidrógeno.

La subida de precios por encima de 100 euros/MWh provienen de ofertas de la hidráulica que incorporan el coste de oportunidad del gas. No es el precio del gas en mercado internacionales, ni el precio de CO2 lo que provoca la subida de precios. Jorge Fabra señala que detrás de cada kWh hay tecnologías muy distintas; no desde el punto de vista de la operación de sistema sino de la operación del mercado. El mercado no desvela los costes en que cada tecnología incurre, desvela la posición de poder que cada tecnología en el mercado.

La regulación es la oportunidad

El mercado no cae del cielo. La regulación obedece a fines. ¿Qué ocurre cuando se solapan fines? Ha sucedido que se evita tomar una decisión. Tenemos dos trenes que van en dirección opuesta: el mercado sabe que el gobierno va de farol. Miguel Sebastián señaló la incongruencia se subvencionar el carbón, apoyar las renovables, incentivar con pagos por capacidad el gas, etc. El mercado marginal que tenía que beneficiar las eficientes CTCC las acaba marginando. Fue un desastre.

Las amortizadas centrales hidráulicas les caía beneficios del cielo. Ahora es la hidráulica por su posición en el mercado la que incorpora el coste de oportunidad y permite que otras tecnologías obtengan “windfall profit”.

Aquella regulación de 1997 no tiene más de 25 años. Nadie, en aquel entonces, preguntó de donde sale el dinero para cambiar el mix energético. Sirvió para orientar las inversiones. ¿Culpamos de la subida de la luz el “coste de oportunidad” que orienta las inversiones? Las renovables fueron impulsadas al observar ventajas comparativas. Se frenaron cuando la finalidad estratégica fue solapada por el precio.

Quizá lo que debemos hacer es mover la zanahoria del “costes de oportunidad”. Willy Brandt no cayó en el “buenismo”, ni en estrategias de inundar la economía con miles de millones para invertir en un cambio de modelo energético. Tenía claro, en el Brandt-Report -para Naciones Unidas, que la transición energética requiere regulación innovadora. La suma de intuición, tecnología y modelo de negocio. Sin un modelo de negocio construimos castillos en el aire.

Hoy esa regulación innovadora la están desarrollando países que evitaron, tras la segunda guerra mundial, tener monopolios estatales y dejaron la estructura de servicios municipales. Hoy muchas propuestas para abordar la subida de la luz nos quieren llevar al marco anterior al 1997 y una fe en la planificación burocrática del estado. La transición no la pueden orientar abogados especialistas en interpretar el BOE sino emprendedores sociales capaces de modificar el BOE. Es la vocación del Consorcio del Hidrogeno Verde (CH2V): romper reglas.  Un ejemplo es la propuesta de “sandboxes” lanzada por el ministerio de Teresa Ribera para impulsar regulación innovadora (excepciones al marco general).

Jordi Ortega es profesor de la UPC y director del Consorcio del Hidrogeno Verdes -Área8.

Un comentario

  • fernando prieto

    28/07/2021

    Brillante!! Aprendamos de los países que lo están haciendo mejor que nosotros.. y salgamos de esta situacion absurda donde nos ha situado las empresa y lossucesivos gobiernos durante los ultimos 30 años..

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