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Resolver los cuellos de botella tecnológicos es crucial para lograr la transición energética

El análisis de McKinsey & Company en su informe ‘Perspectiva Energética Mundial 2023’ revela que la energía eólica, la solar y el hidrógeno verde son especialmente vulnerables

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Según un análisis de McKinsey & Company, para alcanzar el objetivo de energía neta cero será crucial resolver los cuellos de botella tecnológicos de la transición energética mediante la sustitución de materiales, la innovación, la construcción de infraestructuras y la regulación.

Su informe Perspectiva Energética Mundial 2023 detectó cuellos de botella relacionados con la disponibilidad de suelo, las infraestructuras energéticas, la capacidad de fabricación y la mano de obra, la asequibilidad de los consumidores, la disposición a invertir y la disponibilidad de materiales.

Según el análisis, estos y otros factores podrían ralentizar la transición energética en un momento en el que el despliegue de tecnologías energéticas limpias debe producirse a un ritmo cinco veces superior al actual para alcanzar los compromisos de energía neta cero.

Hacia la energía neta cero

Las tecnologías con mayor crecimiento previsto son las más vulnerables a los cuellos de botella, en particular la eólica y la solar, los vehículos eléctricos, el hidrógeno verde y las bombas de calor.

De ellas, la energía eólica, los vehículos eléctricos y el hidrógeno verde son las que se verán más afectadas, con un potencial de desabastecimiento de entre el 20 y el 50% en el caso de los electrolizadores, cifra que se eleva a más del 50% en el caso de algunos materiales utilizados en los imanes de la energía eólica, y un aumento previsto del 330% en la demanda de litio para baterías de aquí a 2030.

Sin embargo, cuando se superen los cuellos de botella, la energía limpia podría representar hasta el 85% de la generación mundial de electricidad en 2050 en un escenario de Compromisos Cumplidos.

El informe modela las perspectivas de la oferta y la demanda de productos energéticos en una senda de 1,5 ºC, así como cuatro escenarios de transición energética ascendentes.

Estos escenarios de transición energética examinan resultados que oscilan entre un calentamiento de 1,6 °C y 2,9 °C para 2100.

Estos escenarios de amplio alcance están configurados por más de 400 impulsores entre sectores, tecnologías, políticas, costes y combustibles, que sirven de base factual para informar a los responsables de la toma de decisiones sobre los retos que hay que superar.

En palabras de Bram Smeets, socio de McKinsey: "El análisis de estos escenarios ascendentes muestra que el mundo requiere una importante corrección de rumbo para alcanzar los objetivos alineados con el Acuerdo de París".

"Si bien observamos un fuerte aumento de las tecnologías con bajas emisiones de carbono, como la solar, la eólica y las bombas de calor eléctricas, se necesita un impulso mundial urgente y la colaboración en toda la cadena de valor de la energía para resolver los cuellos de botella y cumplir los requisitos previos críticos para una descarbonización acelerada", añadió.

Además, según el análisis, el consumo mundial de energía dependerá de la velocidad de electrificación de la industria.

En 2050, el consumo mundial de energía podría disminuir hasta un 6% con respecto a 2022 en un escenario de Compromisos Alcanzados, ya que la electrificación de los distintos sectores se traduce en un menor consumo de energía. Por el contrario, en un escenario de Fading Momentum, el consumo de energía crecería un 24% en el mismo periodo si la electrificación se ralentiza.

La electricidad y el hidrógeno son los vectores energéticos de más rápido crecimiento dentro de la matriz energética, aumentando de entre el 21% de la demanda energética en 2022 al 58% en el escenario de 'compromisos alcanzados' y al 33% en el de 'Fading Momentum' en 2050, mientras que los combustibles fósiles, que representaban el 64% de la demanda energética en 2022, caerían al 28% y al 54% en los respectivos escenarios.

Se prevé que la demanda de hidrógeno se multiplique entre dos y cinco veces de aquí a 2050 en todos los escenarios, ya que el crecimiento procede tanto de las industrias tradicionales consumidoras de hidrógeno, como la química y el refino; en los escenarios de transición más rápida, se prevé también un fuerte crecimiento en industrias completamente nuevas, como el transporte pesado, el calor industrial o la siderurgia.

En palabras de Luciano Di Fiori, socio de McKinsey: "Aunque la transición energética ha cobrado ritmo, se verá aún más favorecida por el crecimiento continuado de la inversión en tecnologías verdes y en transmisión y distribución de electricidad. La inversión en una cartera amplia y equilibrada de soluciones con bajas emisiones de carbono es una de las palancas más críticas para desatascar la transición".

El análisis de McKinsey muestra que se prevé que las inversiones anuales totales en el sector energético en general crezcan entre un 2 y un 4% anual -aproximadamente en línea con el crecimiento del PIB mundial- hasta alcanzar entre 2 y 3,2 billones de dólares en 2040.

Las tecnologías de descarbonización registran los mayores niveles de crecimiento de la inversión, con un 6-11% anual, impulsadas principalmente por la fuerte adopción de infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos y de captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS).

El análisis muestra que la inversión en una amplia combinación de energías, incluidos el petróleo y el gas, continuará durante un tiempo para reforzar la seguridad del suministro y satisfacer la demanda en todos los escenarios.

En palabras de Ole Rolser, socio de McKinsey: "La historia nos ha demostrado que las nuevas tecnologías se desarrollan mucho más rápido de lo previsto con los catalizadores e incentivos adecuados. Para cumplir los firmes compromisos climáticos a escala mundial, se necesitan cambios sustanciales en todos los sectores y zonas geográficas. Con unas señales de precios positivas y un panorama de innovación boyante, existen los ingredientes necesarios para corregir el rumbo hacia una senda de 1,5 °C y superar los cuellos de botella".

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