El gigante nuclear ruso Rosatom ha iniciado las obras para la construcción de un reactor para el Centro de Investigación y Desarrollo de Tecnología Nuclear (CIDTN) de Bolivia, proyecto que se había paralizado en 2019, informó la agencia RIA Novosti.
Se trata de una construcción “única y sin parangón en el mundo”, que se erigirá en la ciudad de El Alto, situada a 4.000 metros sobre el nivel del mar.
Según indicó Rosatom, el lugar de la construcción del reactor es el más alto del mundo entre los que han acogido instalaciones nucleares.
El subdirector general de la corporación rusa, Kiril Komarov, señaló que el CIDTN comenzará su andadura en 2024.
“Ese reactor, que comenzará a funcionar en 2024, es un milagro tecnológico, que incluirá a Bolivia en la lista de países innovadores, que no son muchos”, dijo Komarov.
“No existe un reactor de estas características a esta altura sobre el nivel del mar”, enfatizó en el presidente boliviano, Luis Arce, en un discurso en el acto de “vaciado” del primer hormigón del reactor nuclear de investigación.
Today, we poured the first concrete at the Research Reactor Complex – the heart of the Center for Nuclear Technology Research and Development in Bolivian El Alto. Located 4000m above the sea level, it will improve local healthcare, agriculture, science and much more ????? pic.twitter.com/QjqiBwehEy
— Rosatom Global (@RosatomGlobal) July 26, 2021
El 6 de marzo de 2016, el Gobierno de Bolivia y Rusia firmaron un acuerdo intergubernamental sobre, entre otras cosas, la construcción de un centro de investigación nuclear.
El proyecto, valorado en 300 millones de dólares (266,6 millones de euros) consta, según datos oficiales, de un reactor nuclear de investigación de baja potencia, un centro de ciclotrón-radiofarmacia, una planta multipropósito de irradiación y un laboratorio de investigaciones nucleares y capacitación.
Entre los fines de las instalaciones, que ocuparán 15 hectáreas, figuran la investigación energética, médica y agroalimentaria.
La construcción del centro forma parte del plan civil de energía atómica con fines pacíficos anunciado por el Gobierno boliviano en 2014 y que cuenta con el respaldo del Organismo Internacional de Energía Atómica.
El proyecto, que inicialmente preveía la construcción del reactor para 2022, quedó paralizado en 2019 y se reactivó este año.