El jefe de la agencia nuclear rusa, Alexéi Lijachov, y el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, han descartado una reactivación de la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, la mayor de Europa y bajo control ruso, mientras se mantenga la amenaza militar.
"Este plan (de activación) sólo puede llevarse a cabo si se eliminan las amenazas militares, tanto ataques directos como cualquier otra acción subversiva dirigida a minar la seguridad y estabilidad del trabajo de la planta", dijo Lijachov a la prensa tras reunirse con Grossi en el enclave báltico ruso de Kaliningrado.
A su vez, Grossi subrayó que la planta de Zaporiyia, que se encuentra en territorio ocupado por el ejército ruso, no puede operar si no se garantiza su seguridad, lo que no es posible mientras continúe la guerra.
También resaltó que la reactivación de la planta no puede tener lugar "de un día para otro", más aún cuando lleva parada casi tres años.
"Deben resolverse problemas como el suministro estable de agua y también la reanudación del trabajo eficiente de las fuentes de energía externas, así como otros problemas técnicos", explicó.
La seguridad de Zaporiyia
Grossi tachó de "inaceptable" cualquier ataque contra la planta y sus inmediaciones, algo que el ejército ucraniano volvió a hacer este viernes, según denunció Lijachov.
Aunque subrayó que el OIE es una "organización técnica" que debe denunciar las provocaciones, pero su papel nunca será "señalar" a ninguno de los bandos.
Además, el jefe del OIEA se mostró dispuesto a mediar entre Rusia y EEUU con respecto al combustible nuclear de la corporación estadounidense Westinghouse que se encuentra en cuatro reactores de la planta, mientras los otros dos tienen combustible ruso.









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