
Todavía queda mucho tiempo hasta que los vehículos eléctricos ocupen al 100% las carreteras de todo el mundo, de forma que mientras tanto no queda otra que buscar fuentes alternativas para nuestros automóviles como puede ser, por ejemplo, el agua.
Y eso es lo que ha hecho la alemana Sunfire, al desarrollar la que han bautizado como tecnología ‘Power-to-Liquid’, capaz de convertir H2O y dióxido de carbono en hidrocarburos líquidos como diésel sintético, queroseno y petróleo. La técnica se basa en el proceso de Fischer-Tropsch, La técnica se combina con una más actual y conocida como SOEC (solid oxide electrolyser cells), utilizada para convertir electricidad -suministrada por fuentes renovables como la eólica y la solar- en vapor para posteriormente eliminar el oxígeno para producir hidrógeno.
En el siguiente paso, se utiliza el hidrógeno para reducir el CO2 a monóxido de carbono. El H2 y CO resultante se sintetizan en combustible de alta pureza mediante el proceso de Fischer-Tropsch. El exceso de calor del proceso se utiliza para crear más vapor y aumentar la eficiencia que en el estado actual de la investigación es del 50 por ciento, aunque se espera aumentarla al 70 por ciento.
Sunfire es capaz de producir un barril de combustible diario mediante este proyecto cuya mitad de costes lo aporta el Ministerio Federal alemán de Investigación. No estará disponible a corto plazo pero el equipo permite demostrar la viabilidad técnica a escala industrial y confirmar que alimentar un coche con agua no es una locura.