"Los líderes del mundo sellan un acuerdo que marca formalmente el fin de los combustibles fósiles", es el titular que a Teresa Ribera (Madrid, 1969), directora del Instituto para el Desarrollo Sostenible y las Relaciones Internacionales (IDDRI), desea leer a la conclusión de la Cumbre del Clima de París.
La española que, probablemente, mejor conoce los entresijos de las negociaciones internacionales de cambio climático, en las que lleva involucrada 15 años, explica en una entrevista con Efe cuáles son los elementos clave para que de París salga un acuerdo “operativo, justo y razonable” para “luchar juntos y de forma coordinada” contra el calentamiento.
Como funcionaria del cuerpo de administradores civiles del Estado, la jurista se ofreció a ocuparse del sistema de vigilancia de cumplimiento y sanción del Protocolo de Kioto en el año 2000, formando parte de los primeros cinco técnicos que integraron la Oficina Española de Cambio Climático, creada un año después.
Ribera lideró la oficina como directora, entre 2004 y 2008, y como secretaria de Estado de Cambio Climático hasta 2011, triplicó su personal y sitúo a España “en todos los sitios donde se hacen las preguntas” en materia de clima y transición energética.
“Podemos hablar inglés con mal acento pero hay que estar en los sitios donde se deciden las preguntas a las que debemos dar respuesta. Si tu perspectiva no está presente a la hora de hacer las preguntas, se dará respuesta a los problemas que sienten otros, que no necesariamente son los mismos que los tuyos. Es una irresponsabilidad que España haya dejado de estar en esos sitios”.
Poco después de que decidiera liderar la Cumbre del Clima de 2015, Francia recluta a la madrileña para situarla en el corazón de las negociaciones desde la dirección del IDDRI, con el que lleva dos años recorriendo el mundo para convencer a sus líderes de que acudan a París a escribir conjuntamente el manual para salvar el planeta.
Preocupada por la financiación
¿Cuáles son los puntos que llegan sin resolver a París y que más le preocupan? Ribera menciona inmediatamente la articulación de la financiación para paliar el daño que causará el cambio climático a los más vulnerables, “con la injusticia que ello conlleva porque no han contribuido a generar el problema”.
“Incluso en escenarios de bajas emisiones viviremos catástrofes y eventos meteorológicos extremos que generarán desplazamientos masivos de poblaciones enteras, y no hay una reflexión bien armada ni recursos suficientes para hacer frente a estas posibles situaciones”.
Ribera lamenta “lo difícil que resulta avanzar” en materia de adaptación al cambio climático “más allá de una mera declaración formal de solidaridad y apoyo”, y reconoce que aunque este tema no se articule o precise en París de manera completa es necesario que esté sobre la mesa.
En ese contexto considera que los 100.000 millones anuales de dinero público y privado del Fondo Verde para el Clima a partir de 2020, “no es
suficiente, es una gota en el océano”.
Construir mecanismos de apoyo adicionales e integrar el concepto de financiación climática en cualquier decisión de inversión es “imprescindible”, y cita ejemplos significativos en este sentido como los bonos verdes para inversores a medio/largo plazo o los inversores a largo plazo o de planes de pensiones que están desinvirtiendo en fondos asociados a combustibles fósiles.
Transparencia
Otros dos elementos de un buen acuerdo serán el “garantizar una capacidad de revisión -de los compromisos de reducción de emisiones presentados por los países- al alza de manera regular y frecuente” y “asegurar la transparencia en la rendición de cuentas”.
“Hoy podemos ser un poco tolerantes con un nivel de ambición insuficiente en cada uno de estos campos pero sólo si aseguramos la inmediata aplicación de los compromisos y un incremento de los mismos para garantizar que el objetivo de no superar el incremento de la temperatura media en más de 2ºC sigue siendo alcanzable”
“Cabe exigir a los líderes del mundo que muestren su compromiso para gestionar de manera cooperativa esta transición hacia un mundo decarbonizado. Deben verse, rendir cuentas y ajustar sus compromisos al alza cada dos o tres años. Ahora sólo se plantean revisiones para después de 2020. A mi me gustaría que los líderes se comprometieran a volver a verse y rendir cuentas en 2017 o, como muy tarde, en 2018. No podemos esperar más”, concluye.
Una entrevista de Caty Arévalo para la Agencia EFE.
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