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Un aumento del precio del CO2 hasta 36 euros/t no hará bajar las emisiones en la próxima década

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Pese a que se prevé que el mercado de CO2 en Europa seguirá siendo cada vez más caro a lo largo de la próxima década, lo que sorprende es que no servirá para reducir lo suficiente las emisiones contaminantes para mantener la temperatura media ya no solo por debajo de los 1,5ºC sino ni siquiera de los 2ºC.

Esa es la principal conclusión de la encuesta GHG Market Sentiment Survey 2019 realizada entre los miembros de la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones (IETA), formada por entidades financieras de la talla de Merrill Lynch, BNP Paribas, Commerzbank o Guotai Junan Securities, por consultoras internacionales como Vattenfall, Vertis, Zhixin Carbon Asset, analistas como Bloomberg, KPMG, PWC, DNV-GL, e incluso la gran industria energética internacional, BP, Dow, EDF, Chevron, Enel, Eni, Engie, Equinor, Fortum, PetroChina, RWE, Solvay, Total, y española como Naturgy, Repsol e Iberdrola.

Todos estos participantes del mercado de emisiones de CO2 han dicho que no solo esperan que el precio medio del carbono sea de 36,05 euros en la Fase 4 (2021-2030) y 27,33 euros en el resto de la Fase 3 (2019-2020), sino que más del 50% de los encuestados no cree que las reformas para la Fase 4 estén en línea con la meta del Acuerdo de París de limitar el calentamiento a menos de 2°C.

Una conclusión que da al traste con el objetivo primordial de la creación de este tipo de mercado, que acelere el fin de las fuentes de energía. "No se espera que se deje de emitir CO2, al menos al ritmo requerido, pese a que se va a tener que pagar más por ello", explica Verónica Belinchón, Corporate trader del broker Vertis Environmental Finance, "sin embargo no hay que olvidar que estos datos son previsiones y cálculos que se hacen en la actualidad y que pueden ir variando con el paso de los años y de las novedades que vayan surgiendo. Hay que ser relativos con ellos".

La encuesta también señala el precio al que debería llegarse para que el sistema fuera efectivo y que los propietarios de las centrales contaminantes no les fuera ya rentable continuar manteniéndolas en funcionamiento. Se estima que el precio global del carbono necesario para cumplir con los objetivos de París debe llegar hasta los 50 euros/t.

En cualquier caso, la volatilidad será sin duda la principal características de los próximos años, según asegura el analista **Trevor Sikorski, **head of Natural Gas and Carbon Research en Energy Aspects, una compañía especializada en análisis de mercados, mientras continúan aumentando los precios del CO2.

Una de las razones de ese incremento del precio tiene que ver con cómo está diseñado el sistema. En la Fase 4, a partir de 2021, la oferta de asignaciones gratuitas que cada estado miembro de la UE concede a su industria contaminante se va a ir reduciendo cada año, se harán reglas más estrictas en caso de fuga de carbono y se destinará una mayor financiación para innovar en tecnologías bajas en carbono y la modernización del sector energético.

Esto tiene una consecuencia directa, no solo en el clima, sino en el bolsillo de todos los consumidores europeos: la factura de la luz se va a encarecer. Ya lo ha hecho en este último año y medio en el que los precios del carbono se han multiplicado por cinco, de los 5 euros/t de CO2 de principios de 2018 hasta los 25 euros/t actuales.

Tanto es así que dos tercios de los encuestados han dicho que su compañía utiliza un precio de carbono interno o sombra en sus decisiones de inversión que está entre los 20 y los 39 euros. Un 6% adicional actualmente utiliza un precio sombra de carbono de 40-60 euros. Las compañías miembros de IETA están estableciendo cada vez más su propio precio interno de carbono, y el 22% de los encuestados han dicho que esperan implementar un precio interno de carbono en los próximos 12 a 18 meses.

Mercados de CO2 en el resto del mundo

Y mientras esto sucede en Europa, que quiere liderar mundial la lucha contra el cambio climático, otros grandes emisores de CO2 llevan años valorando la posibilidad de organizar su propio mercado de derechos de emisión. Según el informe de IETA, ya hay avances en China.

De hecho, la confianza de los encuestados en el compromiso de China con el Acuerdo de París y el ETS nacional ha aumentado. La proporción de participantes que cree que el comercio de carbono (que cubre el sector eléctrico) surgiría en el ETS nacional de China para el año 2021 casi se ha duplicado, del 32% en 2018 al 62% este año.

En el caso de EEUU, han tirado la toalla con Donald Trump pero confían seriamente en las políticas de cada uno de los estados. En su opinión, los estados están una vez más a la vanguardia de la acción contra el cambio climático en la gran potencia americana: El 98% de los encuestados considera que la regulación estatal (no federal) será importante o muy importante para impulsar la acción climática del sector privado en EEUU, en comparación con el 64% de la reglamentación federal. Mientras tanto, en su país vecino, Canadá, la situación es bien distinta.

Los desarrollos en Ontario se consideran el problema más importante del mercado de carbono en Canadá. Los participantes de la Iniciativa del Clima Occidental (WCI, por sus siglas en inglés) han incluido protecciones tras el desmantelamiento del programa de comercio y han puesto límites a Ontario por su retiro de WCI.

También evalúan la situación en el mercado de América Latina. El 71% de los encuestados cree que el primer ETS de cumplimiento en América Latina surgirá para el año 2022. Los dos desafíos más comúnmente identificados en la implantación del comercio de emisiones fueron poner en funcionamiento la infraestructura requerida y acordar un enfoque para el establecimiento de límites y la asignación.

Pero también importa lo que se haga título particular, es decir, al margen de las decisiones políticas. Según la encuesta, las iniciativas voluntarias se consideran cada vez más importantes, ya que el 76% de los encuestados considera que son importantes o muy importantes para impulsar la acción del sector privado sobre el cambio climático.

En definitiva, que aunque hay tímidos inicios en el resto de países del mundo para poner freno y hacer suyo el lema de 'quien contamina paga', la realidad es que la mitad de los encuestados no están seguros o no creen que las Partes integrantes en el Acuerdo de París lleguen a un compromiso firme en Chile, la próxima Cumbre del Clima, la COP25, en diciembre próximo.

Más aún, solo el 10% de los encuestados piensa que el Artículo 6 de París excluirá el Mecanismo de Desarrollo Limpio.

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4 comentarios

  • Josep

    Josep

    07/06/2019

    Pues será cuestión de subir un poco más los precios. Y aplicar una tasa de compensación a las importaciones fabricadas con contaminación.
    Si el país exportador ya tiene una tasa de carbono equivalente o superior a la nuestra, entonces se le perdonaría la tasa (para que el fabricante no deba abonarla dos veces). Y, con esta estrategia, conseguiríamos que en poco tiempo todos los países del mundo cobren el carbono al mismo precio que nosotros. Puestos a elegir entre recaudar el impuesto en el propio país, o esperar a que lo recaude la UE, casi todos los países exteriores preferirán recaudar ellos mismos la tasa y quedarse el dinero.
  • Heikki

    Heikki

    07/06/2019

    Sin ánimo de polemizar pero el titular no refleja correctamente el contenido de la noticia. Un precio de 36 €/ton CO2 SI hará bajar las emisiones, pero NO lo suficiente como para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Es un matiz importante. Saludos
  • Turbomotor2000

    Turbomotor2000

    09/06/2019

    Solo podría ser positiva esta medida si el dinero recaudado se empleara en el desarrollo de nuevas fuentes limpias de generación de energía, pero esto podría suponer el acabar con el negocio que supone el mercado del CO2 para el recaudador y esto entra ya en el terreno de los intereses creados.
  • Miguel

    Miguel

    09/06/2019

    La subida del precio de las emisiones en Europa lo que ha conseguido es esquilmar más a los ciudadanos europeos, y desviar el flujo productivo a países asiáticos. A efectos globales no significa bajada de emisiones, como lleva ocurriendo desde hace dos décadas. Después los europeos comprando productos asiáticos porque sus precios son mucho más bajos. China ha estado encantada con la estrategia europea.

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