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Hace décadas que la comunidad científica -ciencias  duras y ciencias sociales- alertan de los riesgos de un modelo de progreso agotado, que genera enormes externalidades negativas y pone en riesgo nuestra salud y la del planeta, la estabilidad económica, la confianza en las instituciones  y la seguridad física de las personas.

No se trata de un asunto que tenga respuestas fáciles; pero sí de un asunto urgente que merece toda nuestra atención y en el que la acción o la omisión no son indiferentes. España se merece encontrar cauces que faciliten este proceso. La canciller alemana, Angela Merkel, cuenta con un consejo asesor para el desarrollo sostenible, sobre el que basa una buena parte de las propuestas de su gobierno de coalición; Francia cuenta con un consejo asesor para la transición energética que evalúa de forma independiente la acción del gobierno; Reino Unido, con un consejo independiente de cambio climático que advierte, comenta, informa y critica las políticas de su gobierno. Y capacidades parecidas hace mucho que existen en los países nórdicos.

Aquí ha habido varios intentos de impulsar una evaluación independiente basada en indicadores y en el análisis de las políticas públicas pero no han sobrevivido a la crisis ni parce que forme parte de las prioridades del gobierno revitalizarlas. Por ello, es muy de agradecer el interés de Pedro Sánchez en impulsar un mejor entendimiento sobre los desafíos que tenemos por delante -existenciales, en palabras de Barack Obama- y un diálogo abierto entre el partido político que lidera y la sociedad.

Una transformación de semejante calado no tiene lugar exclusivamente por imperativos racionales de la ciencia o como consecuencia de la evolución del mercado. Ciencia y tecnología, conocimiento y análisis de conjunto son fundamentales para facilitar la solvencia de las propuestas; pero al final el cambio requiere un apoyo social basado en valores y emociones y, a buen seguro, arbitrajes entre elementos en conflicto y priorización de opciones cuya responsabilidad recae, en nuestro sistema democrático en las instituciones de gobierno y los partidos políticos.

La creación del Consejo Asesor para la Transición Ecológica (CAPTE) pretende facilitar ese espacio de diálogo y propuesta tan necesario. No corresponde a sus integrantes decidir prioridades de acción, pero sí pueden ayudar a identificar y proponer algunas claves que ayuden al cambio.

Nuestra intención es trabajar, escuchar y hacer propuestas, recomendaciones o advertencias en torno a cinco ejes básicos: cómo lograr la descarbonización de la economía; de qué modo conciliar actividades económicas y sistemas ecológicos (agua y océano, biodiversidad, suelo... sometidos a la presión de las actividades humanas y a los impactos de un clima distinto); qué queremos hacer con nuestro territorio (urbano y rural; qué ciudades y pueblos y qué visión estratégica para nuestras costas y montes, para nuestros bosques y los servicios ambientales y económicos que proporcionan); cómo financiamos el cambio (decisiones de ingresos y gasto y sistema financiero que han de ser crecientemente coherentes con los compromisos ambientales y sociales adquiridos por España en Europa y en Naciones Unidas); y, por último,  qué significa la transición ecológica en la agenda exterior de España... comercio y relaciones de vecindad, desarrollo, seguridad... un mundo en común que requiere una visión coherente, compatible con los objetivos de desarrollo sostenible y con el liderazgo político en el que España ha de participar.

Se trata de una agenda ambiciosa que habrá que dimensionar iniciando el debate en torno a algunas de las preguntas clave: energía y clima, fiscalidad, indicadores de progreso más allá del PIB o cómo repensar las ciudades. El CAPTE debe funcionar como una plataforma de encuentro abierta a la sociedad, invitando a mantener un diálogo on line con quien quiera contribuir y escuchando a quienes están particularmente involucrados en cada uno de los procesos de cambio para entender bien oportunidades y desafíos y ofrecer el análisis y las propuestas que puedan ayudar al debate político y la decisión que corresponden al Secretario General del partido y su Comisión Ejecutiva federal.

Teresa Ribera es directora del IDDRI en París y directora del Consejo Asesor para la Transición Ecológica del PSOE.

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