Era el sábado al mediodía cuando las autoridades canarias anunciaron la alerta por fuertes vientos y lluvias en prácticamente todo el archipiélago. Para Gran Canaria se esperaban vientos de 120 km/h. Fue entonces cuando Juan Francisco Roldán, de la empresa Rogalux, trata de ponerse en contacto con la empresa Aerogeneradores Canarios (ACSA).
Esta empresa lleva unos cuatro años en quiebra en proceso concursal. Roldán, experto en mantenimiento de aerogeneradores conocía de la situación de un aerogenerador de ACSA en la localidad de Arinaga en Gran Canaria. Esa situación no es otra que estar abandonado. No es el único en las islas que pertenecen a esta empresa.
Roldán, alarmado por el aviso meteorológico trató de dar el sábado con el administrador concursal de la compañía. No hay acceso al aerogenerador si no es a través de ACSA. Pero no da con el actual representante de la compañía. El sábado noche llegaba el mal tiempo, y en domingo se iba a complicar más.
El aerogenerador abandonado de Arinaga comenzó a girar. Pero no está conectado a la corriente. No suministra energía eléctrica. Rogalux, que trabaja en el mantenimiento de turbinas eólicas, conocía la situación de este aerogenerador de Arinaga y Roldán creía que el aerogenerador podría crear una catástrofe.
Tanto fue así que el viento comenzó a soplar de una dirección que causó un grave problema. Las palas comenzaron a dar vueltas en el sentido contrario de lo que debía. El peligro era evidente. Podían saltar por los aires. Roldán se puso en contacto con el Ayuntamiento de Agüimes, donde pertenece Arinaga. Les alertó de la situación y el Ayuntamiento llamó a Protección Civil para tratar de aislar la zona y proteger a los ciudadanos de un posible accidente del aerogenerador.
"Menos mal que los vientos no alcanzaron los 120 km/h, si no estaríamos hablando ahora de una catástrofe", asegura Roldán a este diario. El propio Cabildo de Gran Canaria lo anuncia vía Twitter para que los vecinos de la zona evitaran pasar por la zona del aerogenerador.
<blockquote class="twitter-video" data-lang="es">Un aerogenerador abandonado por una empresa gira con fuerza con viento lateral, lo que podrá partir las aspasSe cortarán calles y se pondrá un amplio perímetro de seguridadEviten esta zona del faro de Arinaga porque el desenlace es imprevisible#FMACanarias #GranCanaria pic.twitter.com/M5DjZ4Cuye— Cabildo Gran Canaria (@GranCanariaCab) 25 de febrero de 2018
No se podía hacer mucho más. El aerogenerador se embalaba cada vez más y era muy peligroso tratar de entrar en la zona y controlar el aerogenerador. Quedaba la noche. Pero las noticias eran buenas. El tiempo se relajaba y el viento ya no iba a soplar tan fuerte. Era el momento.
Este mismo lunes, sin poder obtener el permiso de Aerogeneradores Canarios, el ayuntamiento, por situación de emergencia, ha abierto la valla de acceso para que técnicos de Rogalux y Elecnor accedieran al interior de la turbina.
El objetivo era poner una especie de freno a las palas del aerogenerador para que dejara de dar vueltas y estuviese en manos de la inclemencia meteorológica. Los técnicos accedieron, y se llevaron una sorpresa. "Habían saboteado el aerogenerador. Faltaban piezas importantísimas para su normal funcionamiento", explica Roldán.
El trabajo se complicaba, pero finalmente Rogalux y Elecnor consiguieron acceder al interior y poder colocar las palas a 90 grados de tal manera que el viento no les afectara además de colocar esa especie de freno. Ahora, gracias al trabajo de las dos empresas, pero sobre todo a Juan Francisco Roldán que se preocupó por todo desde el primer momento, ya no existe peligro de que las palas salgan disparadas con el consecuente destrozo que podía haber provocado.
Hoy, felizmente se puede contar esta historia, pero aerogeneradores abandonados hay unos cuantos de esta empresa en concurso por Canarias. Deberían las autoridades tomar cartas en el asunto y tratar de dar una solución. O volver a conectarlos o desmantelarlos, únicamente por cuestiones de seguridad ciudadana. No es una broma. Podía haber sido una tragedia humana.
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