Representantes de las candidaturas de Unidos Podemos en los municipios de la Cuenca del Ebro han presentado hoy un escrito en el Ministerio de Industria, Energía y Turismo para manifestar su rechazo por la posible reapertura de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos).
Los portavoces de estas candidaturas han entregado al Ministerio mociones aprobadas en diversos ayuntamientos de la región en contra de la reanudación de la planta burgalesa, que consideran "obsoleta y peligrosa", ha explicado a Efe el coportavoz federal de Equo, Juantxo López de Uralde.
El propietario de la planta, Nuclenor (participada al 50 % por Endesa e Iberdrola), ha pedido una autorización de explotación para funcionar hasta el año 2031.
Uralde, candidato de Unidos Podemos por Álava, ha recordado que la decisión definitiva sobre el futuro de Garoña "sufrió un parón" tras los comicios del 20 de diciembre y ahora "habrá que ver qué pasa con las elecciones del 26 de junio", al tiempo que ha reiterado que seguirá trabajando para evitar la reapertura.
Los representantes de esta formación por Vitoria, Burgos, Miranda de Ebro, Logroño, Tudela, Tortosa, Valle de Sedano y Zaragoza han presentado las mociones aprobadas en sus respectivos municipios.
La concejala de Medio Ambiente de Zaragoza, Teresa Artigas, también ha expresado su rechazo a la planta nuclear, que ha descrito como "una Fukushima ibérica", advirtiendo de los efectos ambientales que provocaría el retorno de la actividad nuclear a la región.
En el caso de la moción del Ayuntamiento de Zaragoza, el texto insiste en que un millar de personas habita a orillas del Ebro con cerca de 100.000 hectáreas de huertas y decenas de ecosistemas de ribera protegidos.
Artigas recuerda que estas poblaciones dependen de la calidad y de la seguridad de las aguas que fluyen por el cauce "desde sus fuentes hasta su desembocadura" en las ciudades de Miranda de Ebro, Logroño, Tudela, Zaragoza y Tortosa.
El portavoz del grupo Imagina Burgos, Marco Antonio Manjón, ha añadido que las concesiones de fracturación hidráulica ("fracking") en estas zonas pueden aumentar el riesgo de movimientos sísmicos en el entorno de Garoña, por lo que ha abogado también por su cierre.
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