Un poco más tarde de lo prometido pero la eólica danesa Vestas está cumpliendo con el objetivo de invertir en su fábrica de palas de Daimiel (Ciudad Real) para producir el nuevo modelo V-150 de 73,7 metros. Según ha podido saber El Periódico de la Energía, se comenzaron a hacer en diciembre pero hasta la semana pasada no se implementó la tercera de las seis líneas de producción esperadas y se están ampliando las dimensiones de la fábrica.
También se ha mantenido la mayoría de los puestos de trabajo eventuales que inicialmente anunciaron que no iban a renovar. "De los alrededor 400 trabajadores de ETT, solo se ha reducido en 60 personas, el resto sigue trabajando", señalan fuentes sindicales, "aunque creemos que se debe ampliar porque no solo se está produciendo el nuevo modelo, también hay dos líneas para la pala antigua".
Las nuevas palas formarán parte del aerogenerador Vestas V150 - 4.2 MW™, una de las turbinas más potentes e innovadoras del mundo. Con sus palas de 73,7 metros de largo y la torre de acero más alta de la industria, la V150 se extiende casi un cuarto de kilómetro en el aire y permite aumentar un 22% en el área de barrido para mejorar la producción de energía en un 21% en comparación con el modelo anterior, el V136-3.45MW.
No se conoce ningún pedido en España, pero fuentes de la compañía señalan que "sí hay proyectos de este año, pero no se pueden hacer públicos por demanda de los clientes". Lo que se conoce son los realizados para otros países europeos y América. Alemania y Canadá fueron los primeros destinos del aerogenerador pero se está abriendo hueco en todos los mercados. En septiembre pasado, recibió una orden para suministrar e instalar 24 aerogeneradores V150-4.2 MW que suman 101 MW para un parque eólico en Serra do Mel, Estado de Rio Grande do Norte de Brasil, y en las mismas fechas recibió otro pedido para EEUU, para un parque eólico de 252 MW.
Los trabajadores confían que esta nueva pala pueda mantener el ritmo de trabajo en los próximos tres o cuatro años.
Lo que no ha mejorado en la fábrica de Daimiel es la alta temporalidad de la plantilla. "Los contratos temporales o la subcontratación por ETT no se hace por razones de picos de producción o para pedidos concretos sino que agotan los plazos legales, que es un máximo de 30 meses, para volverles a contratar", añaden las fuentes, "así hay trabajadores que llevan ya incluso seis años". Según explican, "tras 21 o 24 meses de trabajo, les envían seis meses a casa para finalizar ese plazo y así no incumplir la ley, pero no es ético".
Otro de los problemas que sigue sin resolver es la salud laboral. Según explican, por ejemplo los trabajadores eventuales son los más vulnerables, "porque la ETT deja de contar con ellos en cuanto contraen enfermedades derivadas del trabajo, y si tienen un accidente, muchos ni se dan de baja por no perder el empleo".
"Se mantienen las normas estrictas en cuanto al equipo de protección individual pero la Inspección de Trabajo ya advirtió hace dos años que no se está realizando adecuadamente la evaluación de riesgos y las fichas de seguridad", concluyen, "y si lo que la empresa quiere vender como imagen es que la seguridad está por encima de todo, deberían ponerlo en práctica".
Roberto
05/02/2019