Nuclear sí, nuclear no, esa es la cuestión. Hoy, 20 de enero de 2016 se va a decidir el futuro de la energía nuclear en España. Y dependiendo a quién leas u oigas parece que se va a alargar la vida de las centrales nucleares, o al revés, se pone fecha de caducidad. Eso sí, a los técnicos parece que no se les escucha.
Este miércoles se reúne el Consejo de Seguridad Nuclear, y está previsto que se tomen varias decisiones sobre el futuro de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), tal y como ha denunciado este martes la formación política ecologista Equo.
“El PP está utilizando su mayoría en el CSN, conseguida de forma completamente irregular, para reabrir Garoña al margen del poder político democráticamente elegido el pasado 20D”, asegura López de Uralde, coportavoz de Equo y diputado por Álava en el Congreso de los Diputados con Podemos.
En concreto, el Pleno del CSN va a analizar cinco informes en los que se verá si la empresa propietaria de la central, Nuclenor (Endesa e Iberdrola) ha cumplido con lo que el CSN le requirió hacedos años.
Ahora toca decidir si alargar la vida de la central hasta 2031 o por el contrario, mantenerla cerrada e iniciar su desmantelamiento. Si sale lo primero, ese alargamiento de la vida hasta los 50 ó 60 años se tendrá que hacer con el resto de centrales nucleares que a día de hoy están operativas. Si deciden dar carpetazo final porque no cumple los requisitos de seguridad, estos mismos requisitos habrá que exigirlos al resto de plantas y por tanto su cierre podría fecharse a los 40 años de vida.
Una decisión de todos
El pleno del CSN está formado por cinco miembros, tres hombres y dos mujeres. Tres, cercanos al PP y los otros dos al PSOE. Y ellos son los que van a tomar la decisión de qué hacer con Garoña en primer término, y sobre el futuro de la energía nuclear en España como telón de fondo. Todo basándose en informes técnicos. Pero la mano que mece la cuna es la misma que lo hace con el CGPJ, la CNMV y muchos organismos que son elegidos por los dos grandes partidos políticos. Y esa sospecha de que la decisión que se tome va a ser más política que técnica está ahí.
Lo peor de todo es que decida lo que decida el CSN será criticado. España históricamente siempre ha estado dividida. Los famosos dos bandos, o como diría Albert Rivera, los rojos y los azules. Respecto a la energía nuclear también sucede lo mismo. Los que están a favor de ella y los que la aborrecen y quieren que desaparezca. Da igual si es segura o no. No importa lo que digan los técnicos. Solo se va a tener en cuenta lo que decidan los cinco miembros del Pleno del CSN. Y eso no debería ser así.
Dice la web del CSN: "El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) es el único organismo competente en España en materia de seguridad nuclear y protección radiológica. Es un ente de Derecho Público, independiente de la Administración General del Estado, con personalidad jurídica y patrimonio propio, que se rige por su Estatuto y rinde cuentas al Congreso de los Diputados y al Senado. La misión del CSN es proteger a los trabajadores, la población y el medio ambiente de los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes, consiguiendo que las instalaciones nucleares y radiactivas sean operadas por los titulares de forma segura, y estableciendo las medidas de prevención y corrección frente a emergencias radiológicas, cualquiera que sea su origen".
Vamos a quedarnos en esta frase: "independiente de la Administración General del Estado". Supuestamente el CSN lo es, pero en el momento que los consejeros del CSN son nombrados por el Congreso, y a más inri por los dos grandes partidos políticos (PP y PSOE), la independencia deja de existir. La sombra de la sospecha está y estará siempre ahí, hasta que no se cambie la normativa. ¿No sería mejor que los cinco miembros del Pleno fuesen totalmente independientes, y a poder ser ingenieros con amplios conocimientos en la materia? ¿Sin pasados políticos?
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